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Cómo acabar con el tinnitus (o acúfenos), el enemigo 'silencioso' de tus oídos

Un pequeño zumbido en los oídos puede ser señal de la presencia de acúfenos, un incómodo e irreversible trastorno que cada vez está más presente en nuestra sociedad

Cómo acabar con el tinnitus (o acúfenos), el enemigo ‘silencioso’ de tus oídos

Una mujer con dolor de oído. | ©Gtres.

Si alguna vez has sentido una sensación de zumbido en los oídos sin saber a qué se debe, seguramente estés ante un episodio de tinnitus. También llamados acúfenos, los cuales pueden ser objetivos o subjetivos, esta patología otorrinolaringológica afecta a entre un 10% y un 15% de las personas. La principal diferencia en estos molestos ruidos, además de poder aparecer en cualquier momento, es que se originan en el oído y no en el ambiente.

Hablamos de un trastorno auditivo que puede tener diferentes intensidades y formas de producirse. Tintineo, silbido, zumbido o una pequeña sibilancia que, generalmente, está asociada a una pérdida auditiva. Solemos apreciarlos más en entornos tranquilos y cuando no estamos especialmente concentrados, razón por la que suelen ser molestos de noche. El momento de irse a la cama puede complicarse así en un suplicio. Todo por culpa de esa sensación permanente de ruido en sus oídos.

Las causas por las que aparece son variadas, pero se aprecia cada vez con más frecuencia en personas jóvenes. Generalmente como consecuencia de un uso prolongado de auriculares, como prueban varios estudios, pero normalmente tiene que ver con el propio envejecimiento.

Dos categorías de acúfenos

Por este motivo también se establecen dos categorías para esta sintomatología —que no enfermedad, pero sí trastorno— que no tiene cura. Por un lado, explican desde MSD Manuals, están los acúfenos subjetivos que vienen asociados de manera sintómatica a ciertas enfermedades o traumatismos como la presbiacusia, la exposición a ruidos fuertes (traumatismo acústico) o a la enfermedad de Ménière. La realidad es que, según esta fuente, más del 75% de los trastornos auditivos los incluyen como síntoma, por lo que es normal que los percibamos.

Aunque el tinnitus está generalmente más presente en personas adultas, los menores y adolescentes también pueden sufrirlo. ©Gtres.

Además, también es conveniente saber explicar el tipo de zumbido que sentimos. Si son chasquidos, puede tener que ver con las contracciones de los músculos en el oído, pero si parecen pulsaciones tendrán que ver con causas vasculares (como la tensión arterial alta), por lo que se aprecian también fácilmente de noche. Además, el tipo de timbre también puede explicar las causas. Si es bajo, puede indicar rigidez de los huesos del oído u obstrucciones del conducto auditivo. Por otro lado, los de tono alto están más relacionados a sonidos fuertes o pérdidas auditivas.

Además de esas causas, otros motivos por los que puede aparecer es por infecciones del oído, incluidas las otitis, y otros trastornos que tienen relación con el hueso temporal o la mandíbula. Distinto es el caso de los acúfenos objetivos, que se produce por el ruido que los vasos sanguíneos generan en torno al oído, manifestados como pulsaciones.

Un trastorno con gran prevalencia

Muy molestos para algunas personas y soportable para otras, los acúfenos han superado así la barrera de la edad debido a los cambios de hábitos. En Estados Unidos se estima que el porcentaje de jóvenes con pérdidas auditivas ronda el 20% de la población, cifra triplicada en los últimos 20 años. Detrás de ello, según diversas fuentes, podría estar el uso de auriculares y de teléfonos móviles.

Una cantidad que en Estados Unidos en términos totales llega a cerca de 50 millones de personas aquejadas de tinnitus, trastorno difícil de diagnosticar. Es frecuente que los pacientes con hiperacusia (gran sensibilidad a los ruidos externos) lo toleren peor y pueda llegar a ser incapacitante. Principalmente porque puede asociarse al insomnio y trastornos del sueño debido a este continuo zumbido nocturno.

El tinnitus también puede estar asociado a traumatismos acústicos como ruidos fuertes o explosiones. ©Gtres.

Más allá de la hiperacusia, si se presenta este síntoma, es necesario explorar tanto el oído como la vía auditiva, explican desde Clínica Universitaria de Navarra, para descartar que exista un problema mayor. Como comentábamos, se trata de un trastorno sin cura, pero también puede ser sin justificación aparente. Aunque eso no significa que no haya diferentes tratamientos para suavizar su presencia.

Dos opciones para minimizarlo

Por un lado, la terapia de reentrenamiento o de habituación. En este caso, como el acúfeno molesto se produce por una alteración del procesamiento a nivel central de la vía auditiva, habría que ‘desplazarle’ de ese nivel central. Esto se consigue debido a la existencia de la plasticidad neural, que revierte la situación a través de este entrenamiento. De esta forma, manda al acúfeno a un nivel subcortical (subconsciente) y minimizando la molestia.

La otra alternativa es una terapia sonora que también condena al acúfeno a ese nivel subcortical y permite que deje de molestar. En este caso se recomienda prescindir de los silencios mediante el enriquecimiento sonoro ambiental. Puede ser con música, con radio, con la tele de fondo o con audiolibros, pero sin que el volumen sea dañino para los oídos. Además, otra de las pautas que dan desde Clínica Universitaria de Navarra es recurrir a generadores de sonido.

La generación de ruido blanco o las terapias de reentrentamiento son la mejor manera para minimizar el impacto de los acúfenos. ©Gtres.

Estos aparatos pueden ser de dos tipos. Por un lado, máquinas de ruido blanco —pequeños dispositivos que generan un sonido tenue, casi como un rumor— y que se suelen utilizar de noche para mejorar el sueño. Más individualizados son los dispositivos de enmascaramiento, explican desde Mayo Clinic, parecidos a los audífonos y emiten un sonido de bajo volumen que disfraza los síntomas.

Por fortuna, la mayoría de acúfenos son un derivado de causas que no son peligrosas pero sí incómodas. Lo cual no quiere decir que no pueda ser señal de ciertos síntomas neurológicos o si el acúfeno solo se localiza en un oído, acompañado además de mareos, vértigos o pérdida de equilibrio. En tal caso, sí es necesario un diagnóstico médico en más profundidad que permita discernir de qué se trata.

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