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Los estragos que hacen en tus dientes algunas comidas de Navidad

Turrón, marisco, alcohol, café… Los enemigos de tu salud dental están a la vuelta de la esquina en cada mesa navideña

Los estragos que hacen en tus dientes algunas comidas de Navidad

Un plato de langostinos cocidos. | @Unsplash.

El despliegue de la Navidad no solo deja tiritando tarjetas de créditos, también puede pasar factura a nuestra salud dental. Desapercibidos, muchos de los elementos principales de nuestros grandes festines navideños están repletos de azúcar, de ácidos, de elementos que tiñen los dientes o, en el peor de los casos, de productos duros que no le hacen ningún bien a nuestra boca.

A eso hay que sumar que nuestras comidas navideñas se alargan con frecuencia. Una Navidad sin sobremesa o una Nochevieja sin cotillón, aunque sea doméstico, no son lo mismo. No dejamos de comer y de beber, empalmando la comida con la cena, o el aperitivo con las copas. Un maratón que, más allá de añadir calorías a nuestra guerra con la báscula, tampoco agrada a nuestra salud bucodental.

El momento del café, el picoteo de un par de piezas de turrón a media tarde o sacar el destilado de turno del mueble bar son elementos que, de una forma u otra, dañan nuestros dientes. De hecho, ni elementos tan aparentemente amables como pudieran ser los mariscos o los ibéricos están exentos de sus riesgos.

Lógicamente, cuánto más azúcar tenga un producto, más cariogénico va a ser, pero los riesgos no están solo en el azúcar. Por este motivo, desde Sanitas alertan que «la ingesta en exceso y sin cuidado de alimentos como los turrones o el marisco suele ocasionar la aparición de caries o incluso fracturas».

Los peores enemigos de tu salud dental en Navidad

«El aumento de las visitas al odontólogo después de las fiestas es común», explica Manuela Escorial, odontóloga del departamento de Innovación y Calidad Asistencial de Sanitas Dental. Como en todo caso siempre es mejor prevenir que curar, nos da ciertos consejos previos a luego no tener estas urgencias.

«Es imprescindible vigilar aquellos alimentos que pueden causar problemas como caries, pérdida de piezas dentales o daños en el esmalte», aconseja, y también «saber que hay otra serie de alimentos que pueden contribuir a proteger nuestros dientes». Entre los primeros, una lista de sospechosos habituales como son los dulces, en especial algunos navideños, pero también productos aparentemente inocuos como el marisco.

Los dulces

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Sean galletas o sean turrones y mazapanes, los dulces de Navidad son ricos en azúcar y muy pegajosos, ideales para complicar la salud dental. ©Unsplash.

De todos esos pequeños demonios, la odontóloga de Sanitas remarca uno: el turrón duro. Sabroso y, además de lleno de azúcar, muy sólido. Tanto que «si no se come con cuidado, pueden producirse pequeñas fracturas en el esmalte o el diente». Por ello, su recomendación también pasa para «personas mayores con implantes o dentaduras postizas deben tener especial cuidado pues puede dar lugar incluso a la pérdida de alguna pieza dental».

Podríamos pensar que el turrón de Alicante tiene todas las de perder, pero el blando —estilo Jijona— no se queda atrás. Tampoco lo hacen otros productos como los mazapanes, la fruta confitada, el marrón glacé o los propios polvorones. El motivo, sencillo: «Su alto nivel de azúcar aumenta el riesgo de caries».

Además de eso, no es solo una cuestión de azúcar, también de consistencia. La textura blanda y relativamente espesa y densa de estos dulces los hace más difíciles de quitar, ya que son pegajosos —en parte por el azúcar y en parte por su formulación—. De esta manera se convierten en la merienda ideal de las bacterias que pueblan nuestra boca y que aprovechan este exceso de azúcar para alimentarse.

Las bebidas

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El vino tinto, además de manchar los dientes, también es ácido y reduce la producción de saliva. ©Unsplash.

La batalla del azúcar se extrapola además a la presencia de las bebidas carbonatadas. En Navidad levantamos más el pie con el ofrecimiento de estas bebidas a los menores, bien por ser días especiales o por estar de vacaciones. La realidad es que no solo son cromatogénicos —pueden manchar los dientes— y tienen azúcar, sino que las propias burbujas y la acidez de estos refrescos pueden erosionar el esmalte. Un problema tanto para niños como para adultos.

En el mismo sentido, alargar las comidas navideñas significa a menudo más vino o más destilados, además de café. Huelga decir que tanto vino tinto como café son elementos que tiñen el esmalte dental y además tienen una elevada acidez. Esto provoca una deshidratación de las mucosas de la boca por una reducción del flujo salival. Al reducirse la saliva, las bacterias también proliferan a sus anchas.

Los salados

Las carnes pueden tener fibras que se alojen con facilidad en los espacios interdentales. ©Unsplash.

En estas menciones, huelga decir que estos enemigos habituales no pueden sorprendernos. Lo curioso es que hay debutantes que sí pueden complicar nuestra salud dental. Es el caso de los mariscos, donde no debemos utilizar nuestra dentadura para partir o abrir determinadas piezas como patas de cangrejo, de nécoras o de bueyes de mar. El consejo de la odontóloga es claro: «En ningún caso debe utilizarse la dentadura para partir la cáscara por el riesgo a romperse alguna pieza, dañar los empastes o prótesis dentales e incluso partir la ortodoncia».

También puede pasarnos con elementos blandos, lo cual no deja de parecer un contrasentido, pero si no nos lavamos los dientes en profundidad después de la comida, puede pasar factura. Es el caso de los ibéricos, los embutidos y también de las carnes, que por su textura fibrosa tienen una mayor facilidad para permanecer en los espacios interdentales. Además de ser molestos, también suponen un festín bacteriano en una zona de difícil acceso.

Por esta razón, tanto la seda dental como los cepillos interdentales o los irrigadores bucales son buenos y necesarios aliados de la salud bucodental. Complementarios del cepillo de dientes y nunca sustitutivos, estas pequeñas herramientas nos facilitarán una boca despejada y sana sin apenas esfuerzo.

Dos aliados imprescindibles de tu salud dental

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Consumir leche, además de ofrecer calcio, también equilibrará el pH de la boca. ©Unsplash.

Huelga decir que deberíamos ir a lavarnos los dientes según terminemos de comer. Como mucho, darnos un pequeño margen en caso de que hayamos consumido productos demasiado ácidos. Apenas un cuarto de hora bastará, procurando además no repetir incursiones a la nevera o al plato de dulces navideños tras hacerlo.

Si aún así no podemos mantener una higiene dental completa porque estamos fuera de casa o porque seguimos en la mesa, no dejemos de beber agua. Más allá de ser un hidratante y ayudarnos a las digestiones y también a que el alcohol no nos siente tan mal, también evita la sequedad bucal y estimula la producción de saliva. De esta manera, prevenimos complicaciones como placas, aftas, llagas o caries dentales.

Amén del agua, hay otro elemento que no debemos dejar fuera de juego en Navidad, seamos adultos o niños. Hablamos de la leche, un producto más que necesario en estas épocas. Sus ventajas nos las cuentas la doctora Manuela Escorial . En este caso, por «fortalecer los dientes y disminuir el nivel de acidez gracias a su gran aporte de calcio, al igual que el queso o los yogures».

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