Recomendaciones para hablar de sexualidad con los niños
Los padres suelen mostrarse reticentes a la hora de hablar de sexualidad con sus hijos, aunque es recomendable que respondan a sus cuestiones claramente
Según el niño crece, florecen dudas en él y deseos por conocer más sobre su cuerpo y el de otras personas cercanas a él. Los padres no tienen que evitar ciertas preguntas ni reunir al hijo, sino dar la importancia necesaria si quiere saber cómo se llama un órgano sexual u observa atentamente el cuerpo desnudo de sus padres al cambiarse o ducharse. Expertos en psicología y sexología recomiendan que se enuncien los conceptos con su nombre, de un modo franco y cercano y no se infantilicen partes del cuerpo de índole sexual y reproductiva.
Aurora López, psicóloga sanitaria, perfila que educación sexual significa: «Acompañar a los hijos en su desarrollo sexual, enseñarles normas y valores sobre sexualidad y guiarles a vivir una sexualidad segura y sana».
López revela que no hace falta esperar a que los niños hablen para iniciarse en la educación sexual. No obstante, con la información que los padres le den, dentro de la edad en la que se encuentren, los niños asimilarán lo que puedan; algunas cosas no tendrán interés para ellos.
La psicóloga especifica que los niños retomarán el tema en una edad más tardía y ahí se les puede explicar todo de nuevo. ‘Estudios demuestran que a los adolescentes les gusta aprender experimentando cuando se sienten ignorantes, cuando no han tenido oportunidades de hablar francamente sobre sexualidad. Por otra parte, los niños bien informados que se sienten cómodos de hablar sobre sexualidad tendrán su primera relación sexual a la edad más tarde cuando son adolescentes’ (guía Salud de altura).
Según Ángela Aznárez Gámez, psicóloga y sexóloga, alrededor de los tres-cuatro años los niños comienzan a tener conciencia de su cuerpo, también de sus genitales. La especialista añade que:
–A los cinco-seis años pueden descubrir el placer que les provoca la estimulación de esas zonas.
–En torno a los siete-diez años sitúan más lo que es su intimidad y lo que implica a nivel social.
–Aproximadamente a los ocho años algunos comienzan a ver contenido pornográfico. La edad cada vez se reduce más por la presencia y la normalización de la tecnología a ciertas edades (no siempre acompañada de un buen filtro de control parental ni de unas buenas pautas y normas de uso).
La experta menciona que todos estos hechos hacen preciso hablar con los hijos en todo momento explicándoles qué hacer y que no de una forma cuidadosa, con un lenguaje apropiado a su edad y evitando utilizar ideas que distorsionen el mensaje.
Aznárez Gámez declara que «es importante hablar de cuándo estimularse, del mismo modo que de la educación sexual en el término más amplio, tratar la pornografía, los métodos anticonceptivos, la anatomía o cómo puede quedarse una mujer embarazada». Sin embargo, recomienda a las familias valerse de recursos, como pueden ser libros o talleres de profesionales que se dediquen al tema.
La sexóloga refiere, además, que es crucial que los niños vean en sus padres un lugar seguro para expresarse y exponer sus dudas e inquietudes. Afirma que padres e hijos pueden sentir vergüenza, pero es una emoción normal que no debe frenarles. Aznárez Gámez remata argumentando que con la información se previene y se logran herramientas para actuar frente a abusos sexuales, por ejemplo. Por lo tanto, tanto el niño como la niña han de estar alerta y saber a qué se enfrentan en muchos momentos nuevos y desconocidos para ellos.
Los niños evidencian cuestiones e inquietudes que necesitan resolver
Stephanie Velazquez, psicóloga infantil, asegura que los padres pueden sentirse contrariados respecto al tiempo idóneo para hablar con sus hijos de sexualidad, pero en su progreso emocional y biológico, preguntarán porque la curiosidad es algo natural. Y suma que sus cuestiones pueden darse a cualquier edad. Ante esto, como padres, hay que estar preparados. Para Velazquez, existen muchos modos de conversar con ellos y va a depender, además, de la etapa madurativa en la que se encuentren. No obstante, conviene no abrumarles con demasiados detalles.
La psicóloga infantil certifica que los niños, para investigar cuestiones, probablemente ya hayan recurrido a redes sociales e internet. Ante esto, refiere, que «resulta importante indagar qué es lo que saben y piensan para aclarar puntos», siendo siempre los progenitores los más competentes para abordar el tema de la sexualidad con sus hijos.
Para la experta, el que se hable de este tema con los niños no va a favorecer una sexualidad prematura. En el día a día surgirán momentos para hablar de situaciones, como el ver a alguien que está embarazada o ver en televisión una imagen que tenga que ver con el sexo. Velazquez afirma que si los padres se alteran o incomodan, lograrán en el hijo una impresión equivocada haciéndole ver que el tema es negativo. De igual modo, conseguirán que se sientan incómodos e inseguros para acudir a ellos cuando perciban incertidumbre.
Eirene García, licenciada en Psicología y especializada en salud mental perinatal, da importancia a lo que suponen las manifestaciones saludables en cuanto a la sexualidad infantil y subraya que se castiga mucho por este tema. Recoge las consideraciones de Corina A. García-Piña, pediatra, en el documento ‘Sexualidad infantil: información para orientar la práctica clínica’ (Acta Pediatr Mex). Estas manifestaciones saludables son las siguientes:
–Relacionadas con el género: en cuanto a curiosidades y preguntas frecuentes de los niños; exploración de genitales…
–Vínculos afectivos: interés por tener novio/a (con amigos, personajes favoritos…); curiosidad por el matrimonio (las personas cercanas o queridas son elegidas como novio/a o marido/mujer) …
–Erotismo: estimular sus genitales con la mano o frotarse con objetos, juguetes…; abrazarse y besarse con otras personas de edades próximas; jugar al doctor…
–Reproducción: jugar o imitar a ser papá o mamá; juegan a las casitas; realizar funciones de padre o madre…
‘Hay sexualidad cuando una niña se expresa, disfruta y siente todo su cuerpo mientras baila. Hay sexualidad también cuando un niño se abraza suavemente a su madre mientras ésta le canta en voz baja. Y, por supuesto, hay sexualidad cuando un niño y una niña sienten como su corazón se acelera mientras se besan a escondidas detrás de un árbol, o cuando una niña siente un temblor especial al rozarse con la piel de otra niña. Cada una de estas expresiones de la sexualidad tiene significados diferentes por formar parte de contextos y vínculos diversos. Cada relación implica un camino distinto de complicidad, disfrute, seducción y placer’ (La educación sexual de niñas y niños de 6-12 años. Guía para madres, padres y profesorado de Educación Primaria. Ministerio de Educación y Ciencia).