Cómo guardar y conservar tus cosméticos para que se mantengan siempre como nuevos
Los productos de cosmética deben de mantenerse y utilizarse de una manera correcta para que sus principios activos no se alteren y se mantengan efectivos
¿Dónde guardas tus cosméticos? Si la respuesta se reduce a un único lugar… lo estás haciendo muy mal. Conservar correctamente los cosméticos es esencial para que no pierdan eficacia y evitar el riesgo de irritaciones en la piel. Algunos activos son especialmente sensibles y, si no se conservan en el lugar indicado, pueden degradarse y perder todos sus beneficios.
No solo es importante el dónde debes conservar tus cremas, sérums o maquillajes, también es fundamental el saber cómo deben de estar guardados. Tu rutina beauty puede perder puntos si no sigues bien estos pasos. Da igual la calidad o el precio del producto, en tus manos cae la responsabilidad de saber protegerlos de los agentes externos.
Ahora que ya sabemos la importancia de cómo guardar y conservar nuestros cosméticos, es hora de aprender toda la teoría para ponerla enseguida en práctica. Para ello, desde THE OBJECTIVE hemos contactado con expertos en la materia para que nos den todas las indicaciones necesarias. El objetivo está claro: que todos los productos se conserven como nuevos durante el máximo tiempo posible.
¿Dónde debemos guardar los cosméticos?
Una duda habitual es saber dónde se deben conservar los cosméticos. Es una preocupación que aumenta en verano cuando las temperaturas son muy elevadas. Una práctica muy habitual es tenerlos en el cuarto de baño pero hay que tener en cuenta que es un lugar que está sometido a diario a cambios de temperatura y, sobre todo, a mucha humedad ambiental.
Lo mejor, por tanto, es guardarlos en otra habitación de la casa. Si los mantienes en el baño, ten presente siempre cerrar perfectamente los envases y mantenlos siempre guardados en las cajas donde los compraste. Además, el armario o cesta donde los tengas ubicados debe de estar lo más alejado posible de la ducha.
La humedad puede ser un gran enemigo para tus cosméticos favoritos. Iván Lorenzo, farmacéutico y directos científico de Olyan Farma, advierte que la humedad puede desarrollar microorganismos en los productos que produzcan en tu piel acné, irritaciones o reacciones alérgicas.
«Los fabricantes de estos productos siempre señalamos que la conservación se haga en un lugar fresco, seco y alejado de la luz del sol, ya que los cambios de temperatura y la luz solar pueden modificar la fórmula y desestabilizarla, produciendo reacciones que creen compuestos que hagan que el producto pierda su función o acorten su vida útil», señala el director científico de Olyan Farma.
Candy García Arias, facialista de AC Dermastudio, propone mantener los cosméticos en un lugar oscuro o fuera de la exposición directa a los rayos solares, ya que algunos ingredientes son fotosensibles a la luz. Además, recomienda conservar los productos en su envase original «porque ciertos materiales pueden no proteger igual el contenido», advierte.
El frío como aliado
Otra cuestión a tener cuenta es el tipo de ingredientes que contienen nuestras cremas ya que la vida del producto varía mucho si es química o natural. Las cremas químicas tienen una duración más corta ya que la descomposición de sus ingredientes es más rápida. Por su parte, las naturales o biológicas tiene más resistencia en el tiempo. Aunque, estas últimas son más sensibles a los cambios de temperaturas.
Algunos cosméticos se pueden guardar en la nevera. De hecho, en ocasiones es lo más recomendable. El caso más conocido es el de los contornos de ojos. Si se mantienen refrigerados sus ventajas aumentan ya que estaremos potenciando sus propiedades descongestivas. Así, se vuelven más eficaces para reducir la hinchazón de las bolsas y las ojeras.
Pero hay muchos más productos que puedes guardar en tu frigorífico. Las cremas corporales, si se mantienen frías, tendrán como efecto secundario una mejora de la circulación. También los productos aftersun se verán beneficiados ya que al tenerlos fríos aumentan el frescor y la sensación de alivio en nuestra piel después de su exposición a los rayos solares.
Siempre hay que tener en cuenta que, una vez empezamos a guardarlos en frio, debemos conservarlos allí siempre «para no romper la cadena de frio, ya que esto podría alterar la fórmula del cosmético»», advierten desde Olyan Farma.
Y es que la cadena de frío es el mejor conservante para cualquier producto ya que detiene la oxidación. La temperatura ideal sería entre 18 y 25 grados. Un ambiente seco y limpio ayuda a que cada vez que se abre un producto no le entre humedad y se altere el pH. Si ocurriera lo contrario, se oxida más rápido.
El envase perfecto
Otro gran consejo que debemos de seguir a raja tabla, y que resulta de lo más fácil, es mantener la higiene de las manos cada vez que vayamos a usar un cosmético para conservarlo intacto. Se debe evitar introducir los dedos en el producto para evitar contaminarlo y, si no hay más remedio que aplicarlo con las manos, cerciórate de que estén perfectamente limpias.
Para evitar esto, a la hora de comprar un producto fíjate en qué tipo de envase utiliza. «Los fabricantes utilizamos envases airless para evitar el uso de conservantes a la vez que protegemos al preparado del oxígeno evitando su oxidación», nos cuentan desde Olyan Farma.
Sin embargo, este tipo de envases no se pueden utilizar con todas las fórmulas. El sistema ideal son las monodosis, como por ejemplo las ampollas. Mantienen el producto perfecto hasta el mismo momento en el que lo vayas a utilizar ya que cada día estarás inaugurando un nuevo envase. La parte negativa es que este tipo de envasados encarecen el producto final, por eso suelen ser utilizados en cosméticos con fines muy específicos.
La fecha de caducidad
¿Sabías que los cosméticos caducan? Pues sí, al igual que los alimentos, los productos de belleza también tienen una fecha a partir de la cual no es recomendable su utilización. En el caso de la cosmética, no se señala con un día o mes concreto, sino que los números que encontramos en los envases se refieren a los meses que podemos tener abiertos los cosméticos y que estos mantengan todas sus propiedades.
Este número recibe el nombre de PAO (siglas de Period After Opening) y deben de estar visible en todos los envases que compres. Es fundamental para saber la vida útil de ese producto desde el momento en el que se abre. Seguro que lo has visto mil veces en tus cosméticos y nunca habías reparado en qué era exactamente. Este dato viene reflejado con un número seguido de la letra M dentro de un tarro abierto.
Este dato no sirve para nada si no recuerdas el momento en el que inauguraste el envase. Por ello, Belén Acero, titular de la farmacia Avenida de América, nos aconseja que cada vez que abras un cosmético hay que apuntar la fecha para así puedas saber en todo momento hasta que mes puedes utilizarlo. «Usar una crema que ya está caducada, no solo significa que haya perdido eficacia, sino que puede tener consecuencias negativas para la piel en forma de irritaciones o alergias», alerta la farmacéutica.
Este elemento es fundamental en productos estacionales, como las cremas fotoprotectoras o los aftersun que usamos solo en verano. Normalmente no tienen un periodo efectivo superior a los doce meses, así que es un error utilizar los que nos hayan sobrado del verano pasado.
Los activos más inestables
También es importante saber que algunos activos, por sus características, son inestables y se estropean fácilmente. Cuando les ocurre esto, pierden toda su eficacia. Entre los activos que más pueden alterarse nos encontramos con la vitamina C que, además, es un ingrediente bastante habitual en las rutinas beauty. En su caso, es bastante sencillo que llegue a oxidarse. Para evitarlo, basta con guardar los cosméticos con vitamina C en un lugar seco y oscuro. «También tienes que asegúrate de cerrar siempre bien el envase después de cada uso», advierte la farmacéutica Belén Acero.
En resumen, un cosmético debe conservarse a temperatura ambiente, sin que supere los 28 grados, salvo indicación expresa del fabricante. Además, los mejores lugares serán los que estén secos, protegidos de la luz del sol y con un grado de humedad adecuado. Además, recuerda siempre asegurarte de cerrar bien cada envase una vez hayas terminado de usarlo.