Infidelidad: las únicas tres razones por las que la gente engaña a su pareja, según los psicólogos
Aunque cada ser humano es un mundo, hay tres poderosas razones que llevan a uno a poner los cuerpos, y son bastante curiosas
La infidelidad es un tema complejo. Si le preguntamos a una persona que cuál es la razón que tiene para engañar a su pareja, no sabrá a ciencia cierta qué contestar. ¿Falta de sexo? ¿Rutina? ¿Se presentó la oportunidad y simplemente la aprovechó? ¿Ya no está enamorado? ¿O es que la monogamia en realidad no existe entre los humanos y casi toda la gente es infiel aunque no lo diga?
Esto es lo que sostienen numerosos psicólogos, como Kelly Campbell, de la Universidad Estatal de California, en Psychology Today: «No sabemos si los humanos están destinados a ser monógamos. Lo único que conocemos a ciencia cierta es que hay personas que están naturalmente más en línea con la monogamia y otras que no».
Es decir, que a algunos no les cuesta ser monógamos –bien por falta de oportunidades, bien por lealtad hacia su pareja– y a otros se les hace un mundo ser fieles.
Entonces, si la monogamia como tal no existe… ¿existe la infidelidad? Pues depende. «Es importante saber cómo la define cada pareja. Los hombres tienden a molestarse más por la infidelidad física, mientras que las mujeres valoran la relación emocional».
Una vez aclarado esto, y si tú tienes claro lo que sí es infidelidad y quieres saber qué ha llevado a tu pareja –o a ti mismo– a meterte en cama ajena, sigue leyendo.
¿Por qué la gente es infiel? Hay tres razones básicas
Aunque cada ser humano es un mundo, las infidelidades se pueden dividir en tres grupos, y con ello tenemos las tres razones que les han llevado a ser infieles a su pareja.
1) La propia personalidad del humano en sí
Es lo que da sentido al dicho si te los ha puesto una vez, te los pondrá más veces, y se refiere a las razones individuales de la persona en sí para ser infiel, es decir, sus cualidades individuales que le hacen más propensa a cometer infidelidad, detalla Campbell.
Los investigadores han identificado una variedad de factores de riesgo hacia la infidelidad, como:
- Género. Los hombres tienen más probabilidades que las mujeres de cometer una infidelidad, en gran parte porque ellos tienen más testosterona, que es responsable del deseo sexual.
- Personalidad. Aquellos que tienen una personalidad menos amable tienen más probabilidades de ser infieles.
- Religiosidad y orientación política. Las personas muy religiosas y aquellas con una orientación política conservadora tienen menos probabilidades que otros de cometer una infidelidad porque cuentan con valores más rígidos.
Es decir, nada de este punto tiene que ver con la pareja en sí o con la salud de la relación. El infiel lo es por su propio carácter y circunstancias.
2) Insatisfacción con la pareja (tanto sexual como general)
«Se ha descubierto que aquellos que tienen relaciones sexuales insatisfactorias y conflictos sin resolver con la pareja tienen un mayor riesgo de infidelidad. Además, cuanto más diferentes sean las parejas, en términos de personalidad, nivel de educación y otros factores, más probabilidades hay de que sean infieles», detalla la psicóloga.
3) Se presentó la oportunidad
Sin más y sin menos. Hay razones que explican una infidelidad atendiendo únicamente a que esa persona estaba en el lugar indicado en el momento indicado. Estas infidelidades las cometen las personas que no tienen una personalidad propensa a engañar, pero que, de pronto, «su entorno los pone en riesgo de infidelidad». Podría ser algo tan simple como cambiar de trabajo, ir a una fiesta, de vacaciones con amigos o mudarse de ciudad.
Otra visión de la infidelidad de otro psicólogo: podría haber más razones
Ya hemos visto que para Campbell hay únicamente tres razones que explican una infidelidad, pero, como es un tema tan complejo, conviene dar voz a otros psicólogos, como al Dr. Ramani Durvasula, psicólogo y profesor de la Universidad Estatal de California en Los Ángeles.
Según Durvasula y su compañera, la psicóloga Eve Kilmer, las razones por las que las personas engañan a su pareja son las siguientes:
- Baja autoestima (un deseo de asegurarse de que uno es deseable).
- Dificultades con la intimidad emocional (no saber reconocer ni expresar lo que uno siente).
- Razones de situación o de oportunidad (lo que decía Campbell).
- Impulsividad.
- Búsqueda de emociones.
- Falta de empatía.
- Búsqueda de la novedad.
- Miedo en torno al envejecimiento.
- Búsqueda de estatus.
- Uso de drogas y alcohol.
- Ciertos rasgos de la personalidad como el narcisismo y la psicopatía (también coincide con Campbell en cierta medida).
- Dificultades en la relación principal (no satisfacen sus necesidades emocionales en la relación y, por lo tanto, son más vulnerables al interés por los demás).
- Alejarse o volverse en contra de su pareja.
- Entrar en un estado negativo y evitar el conflicto.
- Invertir menos en la relación y compararla más con los demás.
- Sentirse menos dependiente y hacer menos sacrificios.
- Sentir resentimiento y soledad.
- Idealización de relaciones alternativas.
- Guardar secretos y cruzar fronteras.
La infidelidad, en cifras
Como vemos, es un tema muy complejo, pues depende de cada persona y además está evolucionando al ritmo que lo hace la sociedad (cada vez hay más relaciones éticas no monógamas). A pesar de esto, la infidelidad sigue a la orden del día, sobre todo en nuestro país.
De hecho, los españoles somos los que más cuernos ponemos en Europa, y los quintos del mundo. Por ciudades, Madrid (con el 12,9% de usuarios del portal) y Barcelona (8,5%) aglutinan la mayoría cornamenta patria, según un estudio de Ashley Madison.
Al respecto, otra reciente encuesta determinó que en torno al 80% de hombres y más del 50% de mujeres reconoce haber cometido «al menos» una infidelidad. De todos los encuestados, aproximadamente la mitad cree que nunca les han sido infieles, una opinión mayoritaria en ellos.
Todo esto lleva a pensar que a las personas nos cuesta no dormir en camas ajenas cuando no debemos hacerlo. Una opinión que comparte Giulia Cunningham, psicóloga y sexóloga, en THE OBJECTIVE: «El ser humano no es una persona monógama. No hemos sido creados para ello, lo somos por un tema de negocio y por un bagaje cultural que viene de muy atrás. El matrimonio se creó más como una empresa para compartir bienes entre dos personas, bienes que el hombre proveía».
Cómo saber si tu pareja te está poniendo los cuernos: ocho señales clave
Si tras todo ello quieres saber las señales más comunes que cumplen la mayoría de los infieles, son estas:
- Mejora su apariencia. Si tu pareja comienza a hacer ejercicio, come más sano, quiere adelgazar (cuando nunca le ha importado su peso), se compra cremas, se hace tratamientos, va más a la peluquería, se fija más en la ropa que lleva… tenlo claro: no es más amor propio, es una infidelidad como una casa.
- Más ocupado, menos disponible. Si de pronto está muy ocupado, no responde a tus llamadas, tarda muchísimo en contestarte al WhatsApp… sospecha.
- Ha cambiado el código de desbloqueo del móvil. Puedes preguntarle a ver qué dice, pero lo más seguro que te responda con una excusa, tipo «es que el otro era más complicado», «me olvidé del otro y lo cambié» o algo similar.
- Tenéis un sexo diferente. Esto suele diferir mucho de una pareja a otra. Hay infieles que, para ocultar su relación extramarital o porque tenerla les pone a mil, buscan sexualmente más a su pareja. También hay personas a las que les pasa justamente lo contrario: el sentimiento de culpabilidad o la comida que toman fuera de casa les deja con la libido por los suelos. Y por último están los que, de pronto, innovan en la cama: te viene con una postura nueva, un nuevo juego, una nueva forma de tocarte… Sí, está aprendiendo, pero no contigo.
- Está más susceptible. De repente, odia que aprietes la pasta de dientes por la mitad, detesta que le pidas explicaciones, le saca de quicio tener que hacer la cena… y un sinfín de detalles tontos que, de pronto, le sacan de sus casillas.
- Comienza a ver fallos en la relación. Además de molestarle detalles que antes le parecían una maravilla, ha comenzado a ver fallos a la relación. Que si tenemos amigos distintos, que si no compartimos aficiones, que si los fines de semana no hacemos nada, que si no hay pasión… Vamos, te está diciendo a gritos que tiene una aventura.
- Tiene un horario nuevo. Tu pareja, de repente, ha cambiado su día a día. Ahora llega a casa casi siempre tarde, tiene cenas de compromiso muy a menudo y todo ello mientras planea sobre él la duda de la infidelidad.
- Se ducha al llegar a casa. La mayoría de nosotros nos duchamos al acabar la jornada, pero si él o ella no lo hacía y de repente lo primero que hace al llegar a casa es despojarse de toda ropa y todo olor, sospecha.
En fin, ¡ánimo con lo que sea que te esté pasando por la cabeza, lector!