Cómo cuidar tus manos en verano para mantenerlas siempre con un aspecto joven
La piel de las manos es de las más sensibles y delatan como ninguna el paso de los años por lo que es necesario incluirla en nuestra rutina diaria de belleza
Con la llegada del verano empezamos a disfrutar (por fin) de las vacaciones. Días de descanso en los que volvemos a reencontrarnos con los planes de asueto que tanto anhelábamos después de años de restricciones. Esta libertad también conlleva cambiar nuestra forma de cuidarnos porque durante estos días nos enfrentaremos a circunstancias externas diferentes a las de nuestro día a día. La piel es el principal foco de atención durante las semanas de verano, pero no todo está en usar protección solar, también debemos de vigilar zonas a las que normalmente no prestamos ningún cuidado como las manos.
Según la doctora especialista en dermatología, María Agustina Segurado: «En las rutinas de belleza solemos olvidarnos de las manos y, por lo general, solo nos fijamos en ellas cuando nuestra piel está irritada, tirante y nos pide a gritos un poco de cuidados». Sin embargo, las circunstancias externas a las que están expuestas estos días, como el calor, el viento, la sequedad ambiental o los cambios bruscos de temperatura, hacen que se deteriore la protección natural que poseen.
Ante todos estos factores propios del verano, estamos en un momento perfecto para que desde THE OBJECTIVE te ofrezcamos los cuidados y rutinas que debemos aplicar a las manos. Da igual donde residas o te escapes de vacaciones, analizamos las mejores formas de cuidarnos en cualquiera de los destinos. Estos consejos serán perfectos tanto si te encuentras en ambientes secos y de calor intenso, como para aquellas personas que viven o van pasar unos días en zonas frías y con temperaturas extremas.
Así es la piel de las manos
No nos podemos olvidar que la piel de nuestras manos es una de las más sensibles del cuerpo, casi tanto como la del rostro. Además, se encuentra constantemente expuestas a todo tipo de elementos que pueden dañarlas ya que en verano no las protegemos como hacemos en invierno al usar guantes contra el frío.
Además, hay que tener en cuenta que en las manos existen una menor cantidad de glándulas sebáceas y de panículo adiposo que en otras partes del cuerpo. Así, cuando nos enfrentamos a las temperaturas extremas, la piel de las manos ve reducida su función de barrera protectora contra los agentes externos quedando mucho más desprotegida.
A todos estos factores debemos sumar también los nuevos hábitos de cuidados adoptados con la pandemia. En los últimos meses hemos aprendido a aumentar la higiene de las manos usando geles hidroalcohólicos o incrementando los lavados sin darnos cuenta que el uso de algunos jabones y geles pueden causar muchos problemas en la piel. En ese sentido, la farmacéutica Ana Victoria Ugidos, CEO de BTSA, confirmaba a la agencia Efe que la piel tiene un humectante natural «que se va eliminando, cuando nos lavamos con frecuencia las manos o usamos en exceso gel desinfectante».
Los dos tipos de piel que tienen nuestras manos
Cuando hablamos de la piel de las manos debemos de pensar que nos encontramos con diferentes tipos porque la del dorso no es igual que la de las palmas. Cada zona tiene sus propias características por lo que también requieren cuidados distintos.
No solo hablamos de estética, sino también de salud. María Agustina Segurado, asesora de la firma Nivea, hace mención a que «usamos las manos cada día y la manera en que las tratamos se termina reflejando en su salud». La especialista indica que las palmas de nuestras manos contienen mayor cantidad de tejido adiposo y tienen una piel más gruesa y resistente. Eso significa que en esta zona cuesta más trabajo absorber la hidratación de las cremas, ya que no existen en ella glándulas sebáceas ni vello.
Por su parte la piel del dorso de las manos es muy fina y muy sensible. La experta de Nivea indica que tiene menos tejido adiposo, es decir, menos grasa, y esto genera que se reseque de forma más rápida. Así, esta zona es la que envejece con mayor rapidez y facilidad, por lo que su cuidado debe ser prioritario en cualquier tratamiento ya que es la parte que realmente puede llegar a delatar nuestra edad.
El cuidado de las manos
La piel de las manos es similar a las de otras partes del cuerpo que también son muy sensibles, como son el cuello o el escote. Como también ocurre en estas zonas de nuestra anatomía, es el lugar donde más se deja notar el paso del tiempo. Nuestros cuidados antiaging se suelen centrar en el rostro para combatir o disimular la aparición de arrugas y, en muchas ocasiones, dejamos abandonadas estas zonas críticas que también son muy visibles, sobre todo en verano.
En verano, debido al calor, se produce una gran sequedad que puede provocar en nuestras manos descamación y aspereza. Por este motivo es muy recomendable incluir en nuestros cuidados una exfoliación periódica, seguida por una cura intensiva de aceites o cremas nutritivas. Entre las más recomendables nos encontramos con aquellas que en su composición contienen urea.
Un truco de experto para maximizar los resultados de este tipo de cremas o aceites es utilizar, después de su uso, unos guantes de plástico o de algodón humedecidos durante 15-20 minutos. Otro de los consejos de los profesionales es recurrir durante la época estival a cremas que tengas protección solar para cuidarnos de los rayos del sol y que contengan principios activos antimanchas. No hay que olvidar que la piel de las manos es de las más sensibles ante la aparición de manchas producidas por el sol o como signos de la edad.
Consejos de expertos
Desde la firma Nivea nos ofrecen una serie de consejos para cuidar esta zona tan delicada del cuerpo. Lo primero a lo que hacen mención es usar buenos productos hidratantes. Estas cremas son imprescindibles después de lavarnos las manos porque reponen la hidratación perdida y recuperan esa barrera cutánea protectora.
Lo ideal es que esa crema hidratante no sea pegajosa y se absorba fácilmente. Las cremas de manos nutritivas con Dexpantenol y aceite de caléndula son un remedio rápido y eficaz porque suavizan de inmediato la piel estropeada, la protegen y estimulan el proceso de regeneración.
Tienes que evitar el uso de jabones que sean muy astringentes porque potencian la deshidratación, sobre todo en aquellos casos en los que nos lavamos más de lo habitual. Lo mejor es elegir jabones que contengan nutrientes como el aceite de coco o el aloe vera.
A la hora de lavarte las manos, intenta hacerlo siempre con agua fría. Es recomendable no abusar del agua caliente porque las altas temperaturas hacen que la piel se reseque y puede propiciar la aparición de rojeces, picor o incluso otro tipo de irritaciones y eccemas.
Al igual que en el rostro, en la rutina diaria de nuestras manos nunca debe faltar, ni en verano ni en invierno, la protección solar, especialmente si no se usan guantes. Hay que proteger nuestras manos de la radiación ultravioleta antes de salir de casa y reaplicar el producto cada dos horas.
Es muy conveniente tener un protocolo habitual de exfoliación de las manos. Existen en el mercado muchos productos cosméticos para llevarlo a cabo pero, si buscas un remedio casero, puedes mezclar tres cucharadas de aceite de oliva y dos de azúcar y aplicarlo dando un masaje suave. El aceite nos hidrata y el azúcar efectúa un efecto peeling que eliminará las células muertas mientras que favorece la circulación. Por último, para mantener la hidratación, es igual de importante hacerlo por fuera como por dentro. Así que hay que beber el suficiente líquido cada día.
No caigas en el error de olvidarte de tus manos e inclúyelas en tu rutina de belleza diaria para que el paso de los años no tenga cabida en ninguna zona de tu cuerpo.