Por qué nunca deberías frotarte los ojos (puede tener cinco efectos secundarios graves)
Frotarse los ojos es uno de los actos reflejos más comunes, pero implica ciertos riesgos para la salud visual que debemos conocer
Frotarse los ojos es uno de los actos reflejos que adquieren muchas personas y que repiten de manera inconsciente numerosas veces a lo largo de la vida. Se trata de una costumbre que, a priori, puede no parecer grave, pero implica ciertos riesgos para la salud visual.
Por norma general, frotarse los ojos proporciona alivio ante ciertas molestias. Una de las más comunes puede ser la falta de lubricación natural, lo que da lugar a una sensación de ojo seco y que, en algunos casos, puede resultar muy incómoda. También, las molestias que surgen por el uso excesivo de pantallas o la sensación de picor que aparece con las alergias.
Sin embargo, y aunque es un acto reflejo y parece que tiene sentido hacerlo, los expertos en salud ocular recomiendan no hacerlo. Así lo asegura el Dr. Fernando Llovet.
Por qué no debes frotarte los ojos: puede ser peligroso y tener efectos secundarios graves
El principal problema es que, cuando nos frotamos los ojos, lo hacemos con las manos, los dedos o incluso los nudillos, y estas partes del cuerpo pueden ser una vía de transmisión de posibles agentes infecciosos además de poder dañar la córnea y dar lugar a la aparición de lesiones en la superficie de esta. Según explica el Dr. Llovet, oftalmólogo y cofundador de Clínica Baviera, nuestros ojos pueden sufrir distintos problemas a los que hay que prestar especial atención:
- Infecciones como la conjuntivitis y la queratitis. Uno de los principales problemas que aparecen al frotarse los ojos son las infecciones. Sin darnos cuenta, llevamos a la superficie del ojo, párpado y a la piel de alrededor, los gérmenes que tenemos en las manos. Estos, al tener una protección inferior a otras zonas del cuerpo, pueden infectarse fácilmente y derivar en problemas tan comunes como la conjuntivitis.
- Derrames oculares. Romper alguno de los capilares que riegan el tejido es una de las consecuencias más comunes cuando nos llevamos las manos a los ojos y frotamos. Esto provoca un enrojecimiento de la esclera (la parte blanca del ojo) y, además, puede llegar a producir un derrame ocular que aparecerá como una mancha roja en el ojo.
- Problemas estéticos: Otro de los problemas es lo que puede llegar a sufrir la piel de los párpados y de las zonas cercanas al ojo. Esta es muy fina y sensible a este tipo de presiones y puede favorecer la aparición de arrugas alrededor de los ojos (arrugas perioculares).
- Queratocono. En los casos más graves, cuando se produce un frotamiento excesivo, la presión que se ejerce sobre ellos también puede derivar en lo que se conoce como queratonono, una deformación de la superficie ocular y, en concreto, de la córnea. Es importante poner remedio cuanto antes, ya que esta enfermedad puede derivar en otros problemas de visión importantes.
Cómo evitar frotarse los ojos
Como vemos, es importante evitar frotarse los ojos en la medida de lo posible para evitar el riesgo de infecciones y patologías como las descritas. Para evitar hacerlo, los oftalmólogos de Sánchez Visión recomiendan lo siguiente:
- Parpadea varias veces seguidas. Cuando forzamos el parpadeo, conseguimos extender mejor la película lagrimal sobre el ojo. Suele ser una medida eficaz para aliviar el malestar y el picor de ojos.
- Usa lágrimas artificiales. «El uso de lágrimas artificiales sin conservantes ayuda a lubricar el ojo y suaviza la superficie ocular. De esta forma, disminuye la sensación de malestar y evitamos frotarnos los ojos», aseguran los expertos, que las recomiendan especialmente a aquellos que pasan varias horas al día frente al ordenador.
- Haz pausas si trabajas con ordenadores o pantallas.
- Lavarlos con suero fisiológico frío.
- Evita siempre tocártelos y, si lo haces, que sea siempre con las manos recién lavadas.
- Parpadea abundantemente, con el fin de que el ojo no se quede seco.
Los peligros del invierno para nuestros ojos
Estas recomendaciones son ahora más importantes que nunca, ya que, como te contamos en THE OBJECTIVE, en invierno nuestros ojos están más débiles y expuestos, debido a:
- La calefacción, que seca nuestros ojos y genera sensaciones de escozor, ardor y también las de algún cuerpo extraño en los ojos. Esa sensación además puede implicar irritaciones o pequeñas conjuntivitis si estamos expuestos a estas corrientes cuando proceden de focos no especialmente limpios. Pasa con los aires acondiciones o las bombas de calor y con la calefacción de los automóviles.
- Más vida en casa, donde la ventilación de los espacios es menor, por lo que el ambiente puede ser más seco, lo que puede deshidratar los ojos.
- Menor luminosidad. Al haber menos luz natural, abusamos de la luz artificial, lo cual también supone una ligera alteración ocular. En ese mismo sentido, se debe remarcar el esfuerzo que los ojos deben hacer para adecuarse a ella, lo cual puede generar también el llamado estrés visual, enemigo de la salud ocular.