Masaje erótico con final feliz en Japón: una mujer cuenta su propia experiencia (al detalle)
La mayoría tenemos una idea de lo que es un masaje erótico, pero apenas ninguno hemos conocido una historia real… hasta ahora
Todos nosotros, o la mayoría, hemos oído hablar, en alguna ocasión, del masaje erótico con final feliz, pero pocos lo hemos experimentado en primera persona. La americana Courtney Kocak, escritora y presentadora de podcasts, además de ganadora de un Emmy, pertenecía a este grupo… hasta que viajó a Japón con su mejor amiga.
La comunicadora ha decidido narrar su propia experiencia en la edición británica de la revista Cosmopolitan, donde cuenta que ambas viajaron a Tokio en febrero de 2020 con motivo del podcast sobre sexualidad que tiene Kocak. Un día, mientras estaban entrevistando a una mujer japonesa, esta les recomendó que probaran los masajes eróticos, algo que en principio les hizo gracia pero que, con el paso de los minutos, empezó a tornarse en una idea atractiva.
Nunca había probado los masajes eróticos con final feliz
Tanto fue así que al final decidieron llevarla a cabo. «En ese momento vivía con mi novio, así que necesitaba permiso. ¡Estaba en Tokio para investigar para mi podcast de sexo! No quería pagar un dineral para hacer una llamada de larga distancia, además quería darle tiempo para que lo pensara, así que le envié un mensaje de texto: ‘Oye, cariño, alguien a quien entrevistamos nos recomendó un masaje erótico (¡obviamente sin sexo!), y antes de tomar una deicisón quería preguntarte si te parece bien‘».
Cuatro minutos después, el novio le dijo: «Jajaja, sí, no hay problema». Así que esto alegró a nuestra protagonista por partida doble, pues no solo tenía el beneplácito de su pareja (estaba en una relación monógama), sino que además se enamoró más de él por ser tan abierto: «Extrañamente, eso hizo que me quisiera casar con él. Siempre me había parecido que él sería un buen marido, pero este fue un momento decisivo que reforzó seriamente su potencial como compañero de vida».
Tras ello, ambas se pusieron manos a la obra y concertaron el masaje erótico vía web.
Llegó la cita con el masajista erótico japonés: así fue
Una vez que tenía la cita confirmada, quedaron en la habitación de hotel de la comunicadora. «Nunca había hecho esto antes, así que intenté preguntarle cómo funcionaba todo. Pero no nos entendíamos, por el idioma. Se produjeron risitas incómodas cuando saqué mi teléfono y abrí el traductor de Google para decirle: ‘Nunca he hecho esto antes. Dime qué debo hace».
A partir de ahí, el profesional se hizo cargo y la condujo hacia la ducha, ya que en Japón es costumbre que todas las partes implicadas en una relación íntima se laven antes de ponerse manos a la obra. Una vez lavada y secada, Kocak regresó a la cama y vio que había «un arsenal de juguetes sexuales colocados en la cama junto con un aceite para masajes y un bote de lubricante».
Así, se tumbó boca abajo y comenzó el masaje erótico. «Me dio un masaje muy corto con aceite y luego pasó a la parte erótica. (…) Pasó a los vibradores y juguetes sexuales. Mi masajista tuvo una erección, lo que tomé como un cumplido. (…) Fue emocionante tener las manos de un extraño sobre mi cuerpo. Sentí que estaba viviendo una fantasía», cuenta.
Koyak no llegó al orgasmo durante el masaje erótico, ya que estaba «demasiado emocionada». «En cambio, sentí una especie de euforia sexual que comenzó con el primer roce de mi masajista y duró mucho después de que aterrizara de vuelta en Los Ángeles y reanudara mi vida normal»
«Por lo general, mi mejor amiga y yo siempre solíamos pelearnos al final de nuestros viajes juntas, pero aquel a Japón fue diferente. ¡No hay lugar para la negatividad después de un final feliz! Al día siguiente, estábamos brincando de felicidad, literalmente, por Tokio de camino al aeropuerto. Estábamos fuera de sí, apenas capaces de creer nuestra buena fortuna, pues no podíamos creer lo que habíamos sentido, un placer tan grande».
Ella lo recomienda
Obviamente, tanto ella como su amiga salieron encantadas. De hecho, Koyak reconoce que el masaje erótico la cambió a varios niveles, pues hizo que se tomara más en serio su propia satisfacción sexual e hizo que se sintiera más fortalecida como mujer.
«Fue un tipo de liberación diferente a la que obtengo de una relación íntima romántica normal, y amplió mi mente a aspectos de las relaciones abiertas que no había considerado antes. Me impresionó lo genial que fue mi novio al permitirme tener esta experiencia dentro de nuestra relación monógama. Me ayudó a darme cuenta de que coqueteos como el masaje erótico pueden darle más chispa a la vida sin tener que volverse poliamoroso».
«Estaba tan cachonda en el avión de regreso a casa que traté de ver pornografía en mi móvil. (…) Tan pronto como mi novio me recogió en el aeropuerto de Los Ángeles, lo fusilé a besos. No podía dejar de tocarle en el coche, y cuando llegamos a casa apenas pude esperar para arrancarle la ropa y follar. Antes del viaje, los dos estábamos tan ocupados que habíamos caído en la rutina de no priorizar el sexo, pero mi masaje erótico cambió eso, para los dos».
Una historia, sin duda, curiosa, y que nos puede a animar a probar cosas nuevas para explorar aún más nuestra sexualidad, pues la vida es una y hay que aprovecharla, ¿o no?