Tener sexo en lugares públicos (como un avión), una fantasía sexual no tan común en España
Una pareja ha sido pillada haciéndolo en un avión, lo que ha reabierto el debate sobre las fantasías
Los fetiches y las fantasías sexuales siempre han sido más comunes de lo que en principio pudiera parecer, pero eso no implica que no nos sorprendamos cuando somos conscientes o testigos de ellas. Hace años era un tema tabú y no se hablaba abiertamente, pero toda la vida ha habido un porcentaje elevado de personas que utiliza objetos físicos, disfraces o situaciones fuera de lo común —como tener sexo en lugares públicos— como una vía para excitarse sexualmente.
En la actualidad, sin embargo, se habla más, ya que cada vez más personas se declaran abiertamente amantes de los fetiches y las fantasías sexuales. En España, en concreto, ocurre eso. Así lo ha detallado una encuesta de Gleeden, en la que han participado 16.450 personas de nuestro país y que ha puesto de manifiesto que la mayoría de los españoles (60%) tiene fantasías o algún fetiche, y que el 86% está abierto a ello, frente a un 14% que prefiere el sexo tradicional.
A pesar de esto, únicamente un 9% ha visto cumplidas todas sus fantasías sexuales, frente a un 67% que ha realizado alguna. Curiosamente, un 21% afirma que el motivo de no haber cumplido todas sus fantasías es por no haber encontrado a la pareja idónea para ello.
Asimismo, los resultados de la encuesta muestran que los españoles tenemos más inclinación hacia la dominación (38%) y el voyeurismo (31%), por delante de otros tipos de fetiches clásicos, como el exhibicionismo (8%), la podolatría, el sadomasoquismo o el cuckolding (infidelidad consentida).
Tener sexo lugares públicos, una fantasía sexual no tan común
Hoy nos vamos a centrar en el cruising, una fantasía sexual o práctica que consiste en tener sexo en lugares públicos como parques, bosques, playas, baños públicos, estaciones…, pues una pareja ha sido pillada manteniendo relaciones sexuales en el baño de un avión, en un vuelo procedente de Luton con destino a Ibiza, el pasado 8 de septiembre.
Estas dos personas habían bloqueado el baño y como hacían ruidos extraños, un miembro de la tripulación fue a abrir la puerta. Tras ello, y después de desbloquear el pestillo, se vio que dos personas estaban manteniendo relaciones, algo que, por cierto, es ilegal. De hecho, la pareja fue arrestada al aterrizar.
El vídeo, como te puedes imaginar, se ha hecho viral en todo el mundo, reabriendo el debate de hasta qué punto el cruising puede ser un grave problema más que una fantasía sexual.
Exhibicionismo o cruising
Aunque a muchos les haga gracia el vídeo de la pareja teniendo sexo en el avión o no lo vean con malos ojos, lo cierto es que el exhibicionismo —que consiste en la exposición de los genitales para excitarse sexualmente o en el fuerte deseo de ser observado por otras personas durante la actividad sexual— o el cruising pueden ser un problema. Y ya no solo por las multas, sino por lo que denota su práctica.
Mariona Gabarra, especialista en trastornos sexuales y terapeuta de pareja, asegura en Onda Madrid que «el exhibicionismo es mucho más frecuente de lo que nos imaginamos». Sin embargo, y aunque tener deseo o una fantasía sexual intensa hacia una práctica sexual atípica no tiene que constituir un problema, sí que puede originar un trastorno es la comprobación de que la parafilia suponga una disfunción o un conflicto emocional.
«Que esa persona no pueda llegar a la excitación sexual de otra manera y tenga que ser recurriendo a esta temática. Hablamos de casos en los que el individuo no puede mantener relaciones sexuales si no es únicamente con esa práctica o comportamiento». Y en el caso del exhibicionista, que le gusta tener sexo en lugares públicos, en su mente «ha tenido que haber alguna construcción errónea a nivel de desarrollo emocional o algún origen o trauma que suelen venir de la niñez o de la adolescencia. Normalmente han tenido algún tipo de carencia afectiva y su manera de gestionarla en este caso es esta, derivándolo hacia el exhibicionismo».
Y, como hemos dicho antes, a todo esto se suma que es ilegal tener sexo en lugares públicos. En España, en concreto, podemos enfrentarnos a una multa de 750 a 1500 euros. Al final, es mejor divertirse en casa, que para eso la tenemos, ¿o no?