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¿Son los más ricos los más inteligentes? Este estudio comprueba que no del todo

No todo lo que ganamos tiene que ver con lo inteligentes que seamos… O que dejemos de ser

¿Son los más ricos los más inteligentes? Este estudio comprueba que no del todo

Un maletín con dinero. | Freepik

Sabemos que el dinero no da la felicidad, pero al menos ayuda a pagar facturas. Lo que también podíamos barruntar es que la inteligencia nos haría ganar más dinero y tener mejores ingresos. Sin embargo, un estudio ha comprobado que no necesariamente ser más inteligente te hace ser más rico. O no lo que se podría bautizar como asquerosamente rico.

No hablamos ya de dinero heredado o de golpes de suerte. Tampoco de pensar que las personas más ricas lo son por trabajar más o por ser más listas. De hecho, es posible que esta paradoja sea todo lo contrario y las personas que más dinero no tengan más allá que una inteligencia promedio. Hablamos de términos generales, evidentemente, pues entre las personas ricas y las personas pobres también hay ejemplos de superdotados que, sin embargo, presentan muy diferentes guarismos en la cuenta bancaria.

Tampoco entramos a valorar el concepto de meritocracia o el temido techo de cristal, los cuales pueden influir. Sin embargo, si tenemos en cuenta la simple y llana inteligencia, parece que no es un factor determinante para hacerse rico. O eso es lo que considera un estudio de la Universidad de Linköping, en Suecia, que comprobó que la diferencia entre ganar dinero y ganar mucho dinero no obedece a cuestiones de intelecto.

Publicado en la revista científica European Sociological Review, el estudio sí comprobó que hay una relación entre ser inteligente y facturar. Pero no entre ser inteligente y facturar muchísimo. Aunque la cohorte del estudio era amplia, el estudio sí tenía ciertas limitaciones como no tener en cuenta patrones de género. No obstante, Marc Keuschnigg, director de la investigación como profesor asociado del Instituto de Sociología Analítica de la Universidad de Linköping y catedrático de Sociología de la Universidad de Leipzig, extraía ciertas conclusiones.

La correlación entre inteligencia y riqueza en un estudio

Un hombre tira billetes con las manos
Según el estudio, el nivel de renta se estanca a pesar de una inteligencia superior. | Freepik

«Esta investigación permite comprobar, por primera vez, si unos salarios extremadamente altos son indicadores de una inteligencia igualmente extrema», explicaba en el sitio web de la Universidad de Linköping. Como veremos a continuación, el trabajo de Keuschnigg y su equipo ha comprobado que ganar mucho dinero no tiene que ver con ser increíblemente inteligente.

De hecho, como indican, hay un hallazgo igualmente curioso. El 1% de las personas más ricas ganan más del doble de lo que lo hacen las personas que están en el 2% o 3% de mejor remunerado. Sin embargo, sus resultados cognitivos eran peores. Tal y como comprueban, a partir de los 60.000 euros anuales, la capacidad cognitiva no sigue aumentando de la misma manera que lo hacen los ingresos.

Convertida en caballo de batalla desde hace algo más de una década, la meritocracia (de la que recogimos las palabras de Michael Sandel en THE OBJECTIVE) y la cultura del esfuerzo avalan que cuanto más listo eres y más trabajas, más dinero ganas. No hace falta realizar ningún estudio comparativo para comprobar que no es así. O no necesariamente.

Un macroestudio teniendo en cuenta a casi 60.000 suecos

El estudio, bastante complejo de entender, establece una comparativa de microdatos. Entre ellos de capacidad cognitiva, antecedentes socioeconómicos, educación, salario o prestigio profesional que recopilaron de la Oficina Central de Estadísticas de Suecia. Lo que en términos españoles podríamos catalogar como el Instituto Nacional de Estadística. Para extrapolarlos, recurrieron a unos test de capacidad cognitiva general. Lo más práctico era recurrir a los test del reclutamiento del servicio militar —obligatorio hasta 2010 en Suecia, aunque empezó a ser menos exhaustiva la llamada a filas de 1999 en adelante—.

Comparando los microdatos con varios conjuntos de hombres que se alistaron entre 1971 y 1977 y entre 1980 y 1999, el estudio ofrece una muestra de 59.387 varones suecos. Después tomaron como medida 11 años de participación en el mercado laboral entre los 35 y los 45 años. Es decir, se ha podido medir el éxito profesional de un par de generaciones de suecos a los que, en resumidas cuentas, no les fueron mal las cosas a nivel laboral.

Sin embargo, el estudio lo tenía claro. No es lo mismo que te vayan bien las cosas a que te vayan muy bien y ahí es donde estaba el salto del estudio. Comparando ambos perfiles, se podía extrapolar que las personas que estaban en el 1% de más ricos tenían peores puntuaciones cognitivas que las que estaban en niveles de ingresos inferiores.

El estancamiento de la inteligencia, pero no de la riqueza

Una persona inteligente estudiando
El nivel de inteligencia, según el estudio, redunda en los ingresos, pero no para ingresos especialmente altos. | Freepik

Es cierto que el estudio asume que tiene ciertas carencias evidentes. Entre las que apuntan a otros factores que también pueden determinar el éxito laboral. Citan la motivación, las habilidades sociales, la creatividad, la propia habilidad física o la estabilidad mental. Todos ellos vinculados también a ese estatus profesional de alta remuneración. No obstante, que concurrieran estos factores —o no— tampoco tiene por qué asociarse con unos mayores ingresos.

También evidencian lagunas de su investigación, como el hecho de asociarse a un único país. Lo cual impediría la extrapolación del resultado, aunque podría ser válido para otros países occidentales o a un único género. Algo que asumen dentro de su propia investigación al marginar de ellas tanto a mujeres como a inmigrantes. No obstante, en ambos casos resultaba imposible encontrar una validación cognitiva que se pudiera estandarizar. El motivo, evidente, era que ni mujeres ni inmigrantes podían realizar el servicio militar.

De esta forma, el estudio no apunta al hecho plausible de que las personas ganan más dinero en función de su inteligencia. Van más allá: en rentas más altas la inteligencia no es un factor diferencial que justifique la riqueza. Algo que también apuntan en torno a lo que consideran dentro del estudio como empleos con prestigio profesional.

Lo cual indican que también serviría para medir de manera alternativa el éxito laboral. En ello citan a médicos, abogados, académicos, legisladores o parlamentarios y también el resultado es que esas diferencias no están basadas en capacidades cognitivas o inteligencia.

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