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Falsa ciática: qué es y cómo identificar el llamado síndrome piramidal

Irónicamente, esta molestia puede producirse en personas muy sedentarias y en personas muy deportistas

Falsa ciática: qué es y cómo identificar el llamado síndrome piramidal

Dolor de espalda.

No falla: echarse la mano a la parte baja de la espalda y sentir un cosquilleo en la pierna, con una sensación de hormigueo o entumecimiento y pensar en ciática. Sin embargo, hay otra realidad menos conocida, que se llama falsa ciática y sus síntomas nos pueden jugar más de una mala pasada.

Como podemos interpretar, debe su sencillo nombre a que la confusión con la ciática es más que frecuente. Sin embargo, ni su etiología ni su desarrollo son los mismos. Tampoco su tratamiento o sus posibilidades de mejora. No obstante, sí es posible que haya ciertos factores concomitantes entre la falsa ciática y la ciática. No es una cuestión baladí. Ni su confusión ni tratar la ciática como una dolencia con la que es necesario convivir.

Se estima que más de un 14% de los españoles sufre alguna vez ataques de ciática. Por fortuna, la ratio de personas en España que sufren episodios de ciática aguda e incapacitante ‘sólo’ es del 3%. No hay datos de lo que supone la falsa ciática, pero sí es evidente que se trata de una patología mucho menos recurrente. También, por fortuna, mucho más fácil de identificar y de atajar.

Sin embargo, eso no supone que no sea molesta o que sus primeros compases favorezcan la confusión. Especialmente cuando vemos que su etiología tiene mucho que ver con el sedentarismo o con cierta debilidad de tono físico. Una misma realidad que puede suceder en el caso de la ciática y por lo cual merece la pena comprobar las diferencias.

En qué se diferencia la ciática de la falsa ciática

Un hombre adulto con ciática
Aunque algunos síntomas se parezcan, ciática y síndrome piramidal no son lo mismo. ©Freepik.

Insistimos en que ambos conceptos no son lo mismo, aunque sus orígenes pueden ser similares y su sintomatología también pareja. En el caso de la primera se debe resumir, como explican en MSD Manuals, como «dolor en el trayecto del nervio ciático». Este, indican, puede deberse a causas muy dispares, pero en general obedece a la «compresión de las raíces nerviosas lumbares».

Una realidad que, como ya te explicamos en THE OBJECTIVE, está detrás de buena parte de los dolores de espalda y lumbalgias que sufrimos. Hernia de disco, osteofitos o estenosis espinal estarían detrás de esta compresión cuyo dolor se irradia desde las nalgas a la pierna.

Por su parte, la falsa ciática es algo distinta. También se conoce como síndrome piramidal o síndrome piriforme, debido a que parte del protagonismo recae sobre el músculo piriforme. Fundamental en la musculatura profunda del glúteo, este poderoso músculo parte de una inserción en el hueso sacro y tiene la crucial tarea de los movimientos de rotación, extensión y abducción de cadera. Razón por la que llega hasta la parte superior del fémur, insertándose en el trocánter.

El problema con el músculo piriforme está en que se superpone horizontalmente sobre el nervio ciático. Por este motivo, cuando caminamos o incluso en posición sedeste, puede comprimir el nervio ciático —situado debajo— y generar este dolor. Aunque no tiene una prevalencia tan elevada como la ciática, la realidad del síndrome piramidal o falsa ciática conviene descartar complicaciones.

Cómo identificar la falsa ciática

Del mismo modo que sucede con la ciática, la diagnosis de la falsa ciática supone cierta confusión. Sin embargo, conviene saber que es un dolor persistente y crónico que suele ir acompañado de un hormigueo o entumecimiento. Esta sensación acontece en el glúteo, pudiendo extenderse por muslo y pantorrilla. Por este motivo, el apodo de falsa ciática es tan acertado. También, por eso, la confusión es relevante. Conviene además mencionar que el dolor empeora o se agudiza con determinados movimientos que presionan el piramidal contra el nervio ciático.

Un hombre con dolor de espalda
El síndrome piriforme o falsa ciática puede afectar por igual a personas muy activas como a personas muy sedentarias. ©Freepik.

Algunos son ejemplos domésticos de lo más elementales como estar sentado. Puede ser en una silla, en el coche, en el trabajo o en inodoro, generando ese malestar antes definido. Sin embargo, se da una cierta ironía que complica parte de la diagnosis de la falsa ciática: puede afectar a personas muy sedentarias y a personas muy deportistas.

En el caso del sedentarismo la explicación es lógica, fruto de las largas horas de mantenimiento postural y del poco trabajo realizado por los músculos. Por contra, en el caso de los deportistas la situación es distinta. Relativamente habitual en corredores (sobre todo de largas distancias), la falsa ciática o el síndrome piramidal suelen producirse por mantener zancadas muy largas. También por correr en terrenos irregulares, que aumentan la tensión de la musculatura lumbar. De esta manera, esa tensión añadida produce esa sensación de latigazo que tan bien conocen los que sufren de ciática.

De esta manera, es fácil comprobar la diferencia entre ambas patologías pues la ciatalgia o ciática va generalmente asociada a la compresión de la raíz del nervio ciático. Normalmente por una compresión y produciendo un déficit sensitivo, motor o de los reflejos. Algo que no sucede en el caso de la falsa ciática, donde la sintomatología suele asociarse más al propio dolor.

Cómo combatir la falsa ciática

Una mujer con falsa ciática acude al fisioterapeuta
Generalmente remite con reposo y rehabilitación, al contrario que la ciática. ©Freepik.

Al contrario que los casos extremos de ciática, que suelen requerir intervenciones quirúrgicas, la falsa ciática tiene un pronóstico más halagüeño. Normalmente bastará con hacer reposo y rehabilitación, pudiendo ir aparejado de la toma pautada de antiinflamatorios si fuera necesario.

Parte del trabajo de fisioterapia también va enfocado a evitar que el dolor recidive. Por este motivo, en una primera fase inicial se suele tratar la zona contracturada. Estiramientos, masajes de descarga y presión en puntos gatillo puede ser especialmente eficaz, pero conviene no dejar de lado el futuro. Por fortuna, insistimos, es una dolencia que suele mejorar mucho con tratamientos conservadores, como demuestra este estudio.

Tras la recuperación, siempre conviene mantener un nivel de actividad que permita fortalecer este músculo piriforme y realizar diversos ejercicios de movilidad de cadera. Un buen ejemplo es lo que se conoce como ‘hacer la concha’, que no es otra que realizar movimientos de apertura de piernas, mientras estamos tumbados lateralmente.

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