Tanorexia, la adicción a estar bronceado existe: qué es, por qué se produce y cómo se identifica
Lo que puede parecer una sana costumbre podría ocultar problemas mucho más complejos y peligrosos
Históricamente, la concepción de ‘estar bronceado’ ha tenido una connotación negativa en diversas culturas. En la antigua China y Japón, la piel blanca era símbolo de belleza y estatus. Principalmente porque representaba a aquellos que no necesitaban trabajar bajo el sol. Las mujeres utilizaban sombrillas y parasoles para proteger su piel de los rayos solares, preservando así su tez pálida. En Europa, durante la Edad Media y el Renacimiento, la piel blanca también fue objeto de idealización. En este sentido, se asociaba con la aristocracia y la nobleza. Por el contrario, la piel bronceada se relacionaba con las clases trabajadoras y los campesinos que trabajaban al aire libre. Hasta hoy, cuando la tanorexia aparece en nuestras vidas.
En el siglo XX, este paradigma comenzó a cambiar. La tendencia de estar bronceado se popularizó cuando Coco Chanel, la influyente diseñadora de moda, apareció con un bronceado tras unas vacaciones en la Riviera Francesa. Este cambio simbolizó el lujo y el tiempo libre, asociándose el bronceado con una vida de comodidad y alto estatus. Desde entonces, la piel bronceada es percibida como un signo de salud. También de vitalidad y bienestar económico. Todo ello ha llevado a muchas personas a buscar activamente un bronceado dorado, tanto mediante la exposición al sol como en cabinas de bronceado artificial.
Qué es la tanorexia: en qué consiste y cómo se identifica
La tanorexia, también conocida como adicción al bronceado, es un trastorno que se caracteriza por una obsesión compulsiva con estar bronceado. Las personas con tanorexia sienten una necesidad constante de broncearse, ya sea mediante la exposición al sol o en cabinas de bronceado. Este comportamiento puede ser comparado con otros tipos de adicciones. En este sentido, los individuos experimentan una satisfacción inmediata al broncearse, seguida de un deseo continuo de mantener o intensificar su bronceado.
Identificar la tanorexia puede ser complicado, como explica este artículo, donde también mencionan los signos que la definen. En ellos se incluyen la negación del riesgo asociado con la exposición excesiva al sol. Incluyendo el uso frecuente de cabinas de bronceado, y la persistente insatisfacción con el tono de su piel, a pesar de estar ya bronceados. Las personas con tanorexia pueden experimentar ansiedad o depresión cuando no pueden broncearse, y a menudo ignoran los consejos médicos sobre los peligros del exceso de exposición a los rayos UV.
En este sentido, se puede parecer a otros trastornos como la anorexia, donde la persona que lo sufre no se ve lo suficientemente delgada. O la vigorexia, donde el que lo padece no se aprecia tan musculado como está. No obstante, hay que recordar también que existen beneficios al tomar el sol. De hecho, es un mecanismo regulador de nuestros ritmos circadianos, favoreciendo el buen descanso o la síntesis de la vitamina D. No obstante, también cabe mencionar que ha de hacerse con protección, conociendo el factor de protección solar, y con exposiciones limitadas.
Riesgos para la salud de la exposición excesiva a la radiación UV
La exposición excesiva a la radiación UV, tanto natural como artificial, conlleva serios riesgos para la salud. De hecho, en THE OBJECTIVE ya te contamos cuáles qué es el índice ultravioleta y qué significan sus nomenclaturas. El sol y las cabinas de bronceado emiten rayos ultravioleta (UV), que son la principal causa de cáncer de piel. Según un estudio publicado en el International Journal of Molecular Sciences, la radiación UV es un agente carcinogénico completo, lo que significa que puede causar mutaciones en el ADN y promover el desarrollo de tumores.
El cáncer de piel no es el único riesgo. La exposición a la radiación UV puede causar envejecimiento prematuro de la piel, conocido como fotoenvejecimiento, que se manifiesta en forma de arrugas, manchas y pérdida de elasticidad. Además, los rayos UV pueden dañar los ojos, aumentando el riesgo de cataratas y otras enfermedades oculares.
Un estudio realizado en niños que practican deportes al aire libre resaltó que la exposición excesiva a la radiación UV puede provocar lesiones cutáneas, lo que subraya la importancia de las campañas de protección solar dirigidas a este grupo vulnerable.
Además, la radiación UV puede tener efectos negativos sobre el sistema inmunológico. La investigación muestra que la exposición excesiva a los rayos UV puede reducir la capacidad del cuerpo para combatir ciertas enfermedades, lo que se traduce en un mayor riesgo de infecciones y una menor eficacia de las vacunas. Todo lo cual, si se combina con hábitos nocivos, como el consumo de alcohol, puede aumentar el deterioro.