Así es como tienes que colocar los alimentos en tu nevera para una conservación correcta
Algunos productos deben mantenerse en frío para garantizar su seguridad, como la carne, el pescado o el jamón
Para garantizar que tus comidas se conserven en óptimas condiciones y se mantengan frescas por más tiempo, es fundamental organizar tu nevera de manera adecuada.
Algunos alimentos deben mantenerse en frío para garantizar su seguridad, como la carne, el pescado, los huevos, el jamón, el queso, así como platos cocinados y alimentos listos para consumir, como ensaladas y postres.
Para ello es crucial evitar que permanezcan a temperatura ambiente y reducir al mínimo el tiempo que transcurre desde que los compras o preparas hasta que los colocas en el frigorífico.
Los alimentos pueden albergar bacterias, y si se almacenan durante demasiado tiempo o a temperaturas inapropiadas, pueden causar intoxicaciones alimentarias.
El frigorífico debe estar entre 1 y 4 ºC, ya que el frío ayuda a conservar los alimentos al evitar el crecimiento de la mayoría de los microorganismos, sin alterar sus características.
Este es el orden para colocar los alimentos en la nevera
Para mantener los alimentos en buenas condiciones es necesario que se almacenen de forma correcta en la nevera. Según Cristina Hector, experta en salud y belleza, aconseja este orden:
- Preparaciones ya cocidas: deben colocarse en el estante superior del frigorífico. Esta ubicación es ideal porque es la más constante en términos de temperatura, ya que se encuentra más cerca del enfriador del frigorífico. Al ubicar aquí los alimentos cocidos, reduces el riesgo de que se contaminen con otros alimentos.
- Lácteos: se deben guardar en los estantes del medio. Estos estantes mantienen una temperatura más estable que los estantes de la puerta, que pueden experimentar fluctuaciones. Los productos lácteos, como leche, yogur y queso, son sensibles a las variaciones de temperatura, por lo que es crucial mantenerlos a una temperatura constante.
- Carnes: coloca las carnes crudas en el último estante, que es el más frío del frigorífico. Esto ayuda a mantenerlas a una temperatura baja y segura, minimizando el riesgo de proliferación bacteriana y evitando la contaminación de otros alimentos.
- Verduras y frutas: guárdalas en los cajones especialmente diseñados para ellas. Estos cajones suelen tener una humedad controlada que ayuda a mantener la frescura de frutas y verduras y a prolongar su vida útil.
- Productos no preparados: como aderezos, bebidas y mermeladas, deben colocarse en la puerta del frigorífico. Aunque la puerta es la zona más expuesta a variaciones de temperatura, estos productos son menos sensibles a pequeños cambios en la temperatura comparada con los alimentos más perecederos.
Recuerda también que es importante no sobrecargar el frigorífico para permitir una circulación de aire adecuada. Además, verifica periódicamente las temperaturas y limpia la nevera con regularidad para asegurar un almacenamiento óptimo y mantener la calidad de los alimentos.
Otros consejos
- Mantén la temperatura del frigorífico a 4 ºC o menos, ya que a esta temperatura la proliferación de microorganismos se ralentiza considerablemente.
- Es importante limpiar el frigorífico con regularidad para evitar la acumulación de bacterias y mantener un entorno higiénico.
- Cuando organices la compra en el frigorífico, coloca los productos con fechas de caducidad más próximas en la parte delantera para usarlos antes de que se venzan. Además, asegúrate de proteger tanto los alimentos crudos como los cocinados con envoltorios o en recipientes cerrados para prevenir la contaminación cruzada.
- Si no vas a consumir ciertos alimentos pronto, congélalos para prolongar su vida útil.
- Es fundamental no sobrecargar el frigorífico; deja espacio entre los recipientes para que el aire frío circule de manera eficiente y enfríe los alimentos de manera uniforme.
¿Y el congelador?
Debemos mantener el congelador a una temperatura de −18 ºC para asegurar una correcta conservación de los alimentos.
También es importante envolver los alimentos adecuadamente, etiquetarlos y registrar la fecha en que fueron congelados.
Nunca vuelvas a congelar alimentos que ya han sido descongelados. Recuerda que el frío no elimina los microorganismos, solo detiene su crecimiento.
Si no puedes consumir un alimento después de descongelarlo, es mejor cocinarlo antes de volver a congelarlo, si así lo deseas. Esto ayudará a preservar su seguridad y calidad.
Además, asegúrate de no sobrecargar el congelador para permitir una circulación adecuada del aire frío, lo que facilita un enfriamiento uniforme.