La mano de Buda: la fruta que es conocida por ser baja en grasas
Este fruto exótico cautiva tanto por su aspecto peculiar como por sus sorprendentes propiedades medicinales
Originaria del noreste de India y China, esta cidra pertenece a la familia Rutaceae, que incluye limoneros, naranjos y mandarinos.
Aunque poco conocida en Europa, su presencia y valor van mucho más allá de la estética, posicionándola como un alimento lleno de propiedades y beneficios.
Un fruto único en su clase
La mano de Buda se distingue por su forma alargada y segmentada, que recuerda a los dedos de una mano en oración, de ahí su nombre.
Aunque carece de pulpa y semillas, su cáscara aromática y su interior blanco amargo son los protagonistas en diversas aplicaciones culinarias.
La ralladura de la cáscara aporta un toque floral y fresco a ensaladas, horneados, mermeladas y bebidas, mientras que su interior crujiente y amargo se utiliza en preparaciones específicas para aprovechar su textura.
¿Para qué se utiliza?
En los países asiáticos, además de su consumo, la mano de Buda tiene un significado espiritual. Se emplea como ofrenda en templos budistas, especialmente aquellas frutas cuyos «dedos» están cerrados, pues simbolizan reverencia y oración.
Este cítrico no solo es un símbolo religioso, sino que también es un elemento decorativo que impregna los espacios con su potente fragancia.
Beneficios para la salud
La mano de Buda destaca en la industria farmacéutica, cosmética y medicinal debido a su rica composición en calcio, vitamina C, fibra y compuestos aromáticos. Su consumo y uso medicinal ofrecen una serie de beneficios para la salud:
- Mejoras gastrointestinales: su fibra ayuda a prevenir el estreñimiento, regula la diarrea y refuerza la salud del colon, mientras que sus componentes reducen la inflamación en las paredes del estómago.
- Propiedades antiinflamatorias y analgésicas: gracias a compuestos como la limonina y el bergapteno, es eficaz para aliviar el dolor muscular, tratar hematomas y reducir inflamaciones tras cirugías o heridas.
- Beneficios cardiovasculares: este cítrico ayuda a regular la presión arterial, mejora el flujo sanguíneo y reduce el riesgo de enfermedades cardíacas.
- Fortalece el sistema inmunológico: el polisacárido presente en la fruta combate microbios, fortalece las defensas y protege contra resfriados y gripes. Además, su contenido en vitamina C favorece la reparación de tejidos y combate el envejecimiento prematuro.
- Alivio respiratorio: su componente alcohólico facilita la respiración, elimina mucosidad y alivia síntomas de asma.
- Propiedades anticancerígenas: la limonina ha mostrado potencial en la prevención del cáncer de mama y colorrectal, además de su capacidad antioxidante para proteger las células.
Usos en la cocina y otros sectores
Aunque no se consume como otros cítricos debido a la ausencia de pulpa, su cáscara rallada es altamente valorada por chefs y mixólogos.
En la cocina, se utiliza para dar un toque especial a postres y platos salados. Además, en la cosmética, su aroma único y sus propiedades antioxidantes se incorporan a productos para la piel y fragancias.
Condiciones de cultivo y producción
La mano de Buda requiere climas cálidos para prosperar, similar a otros cítricos. Su cosecha se inicia a finales del invierno, logrando madurar a principios de la primavera.
Aunque su producción principal se concentra en China, Brasil y Estados Unidos, su cultivo se está expandiendo gradualmente a otras regiones debido a su creciente popularidad.
Un tesoro natural por descubrir
La mano de Buda no solo es una joya culinaria, sino también un recurso invaluable para la salud y la cultura, capaz de trascender sus raíces ancestrales para encontrar aplicaciones en un mundo moderno que valora tanto la tradición como la innovación.
Su singularidad radica en su versatilidad: es un ingrediente que despierta la creatividad en la gastronomía, un aliado natural en la prevención y el tratamiento de enfermedades, y un símbolo cargado de significados espirituales que conecta a las personas con prácticas milenarias.
Este cítrico no es simplemente un fruto, sino una experiencia multifacética que despierta los sentidos, cuida el cuerpo y enriquece el espíritu.
En un mundo donde la autenticidad y la diversidad son más apreciadas que nunca, la mano de Buda ocupa un lugar especial, invitando a quienes la descubren a explorar nuevas posibilidades y a apreciar la riqueza que puede ofrecer la naturaleza en sus formas más excepcionales.