Este es uno de los primeros síntomas de demencia y se detecta por la noche
Detectar esta enfermedad en sus primeras etapas es fundamental para frenar el avance y mejorar la calidad de vida

Un señor mayor con demencia | Cnava
Según los expertos, como el neurólogo Ganesh Babulal y la profesora Angelina Sutin, los signos tempranos van más allá de los lapsos de memoria ampliamente reconocidos, y prestar atención a estas señales puede marcar la diferencia para un diagnóstico temprano.
1. Alteraciones del sueño
Los trastornos del sueño son comunes con la edad, pero los cambios drásticos pueden ser indicativos de demencia. Esto incluye despertarse en horarios inusuales, somnolencia excesiva durante el día o comportamientos extraños durante el sueño REM, como moverse o gritar mientras se sueña.
El neurólogo Ronald Postuma señala que este trastorno del sueño REM no es simplemente sonambulismo, ya que los movimientos suelen ser bruscos y violentos, y a menudo quienes lo padecen buscan ayuda después de que sus parejas detecten el comportamiento inusual.
2. Cambios de personalidad
La profesora Angelina Sutin, de la Universidad Estatal de Florida, lideró un estudio que demostró que los cambios de personalidad pueden preceder al deterioro cognitivo.
Estas alteraciones incluyen una disminución de la extroversión, la amabilidad y la responsabilidad, y tienden a acelerarse conforme avanza la enfermedad.
Por ejemplo, el aislamiento social o la pérdida de interés en mantener relaciones personales son manifestaciones comunes que pueden ser más fáciles de identificar en comparación con los problemas de memoria.
3. Problemas financieros
La gestión financiera implica un procesamiento complejo de múltiples regiones cerebrales. Según el neurólogo Winston Chiong, los problemas para manejar dinero, como olvidar pagar facturas, realizar compras impulsivas o confiar en estafas, pueden ser un signo temprano de deterioro cognitivo, especialmente en casos como la demencia frontotemporal.
Estos problemas son señales de que el juicio y la capacidad de toma de decisiones se están viendo afectados, por lo que es crucial considerarlos en el contexto de otros síntomas.

4. Pérdida del olfato
La pérdida del sentido del olfato es una manifestación temprana de neurodegeneración en enfermedades como el alzhéimer, la demencia con cuerpos de Lewy y el párkinson.
Según investigaciones, el sistema olfativo puede mostrar daño años o incluso décadas antes de que otros síntomas sean evidentes.
En el caso del alzhéimer, las personas pueden percibir olores, pero confundirlos, mientras que en el párkinson y la demencia con cuerpos de Lewy la capacidad de detectar olores desaparece por completo.
5. Dificultad para conducir
La conducción es una actividad que requiere la interacción de múltiples sistemas cognitivos. Según el profesor Ganesh Babulal, la dificultad para conducir puede ser uno de los primeros signos de deterioro cognitivo, incluso años antes de que se manifiesten otros síntomas.
Esto incluye problemas como perderse en rutas conocidas, tener dificultad para tomar decisiones en la carretera o un aumento en el riesgo de accidentes.
Es importante diferenciar estos cambios de los problemas físicos relacionados con la edad, como la disminución de la visión, que también pueden influir.
La clave: escuchar las señales y buscar ayuda médica
Es fundamental no ignorar estos síntomas, especialmente si son persistentes o aparecen de manera simultánea. Aunque algunos de ellos pueden estar relacionados con otras condiciones o con el envejecimiento normal, un diagnóstico temprano permite a las familias y a los profesionales sanitarios tomar medidas para frenar el avance de la enfermedad y garantizar una mejor calidad de vida.
Además, la detección precoz puede facilitar el acceso a tratamientos, terapia cognitiva y programas de apoyo, que ayudan tanto al paciente como a su entorno familiar a adaptarse a los cambios y gestionar la enfermedad de manera más efectiva.
El enfoque preventivo y el papel de la investigación
Las investigaciones actuales están ayudando a identificar factores de riesgo, como la dieta y el estilo de vida, que pueden influir en el desarrollo de la demencia.
Por ejemplo, un estudio de Harvard sugiere que una dieta rica en alimentos ultraprocesados puede aumentar el riesgo de neurodegeneración, mientras que patrones de alimentación más saludables pueden tener un efecto protector.
Asimismo, los avances en tecnologías médicas, como las pruebas olfativas o los análisis de sueño, están abriendo nuevas vías para detectar la enfermedad antes de que cause un impacto significativo en la vida del paciente.