El aviso que dan tus oídos: estas son las señales tempranas de la pérdida auditiva
Dar por hecho de que debemos oír peor con el paso de los años es hacerle un flaco favor a nuestro yo del futuro

Un hombre con pérdida de audición. | Freepik
Un día te sorprendes subiendo el volumen de la televisión más de lo habitual. En una conversación grupal, te cuesta seguir el hilo si varias personas hablan a la vez. En la calle, el tráfico parece menos ensordecedor, pero también menos claro. Son pequeños detalles que, al principio, pasas por alto. Sin darte cuenta, tu oído empieza a perder agudeza y te adaptas sin ser consciente de ello.
Damos por hecho que oír bien es algo natural, y que si se deteriora es solo cuestión de la edad. Asociamos la pérdida auditiva con la vejez, como si fuera un proceso inevitable y sin solución. Sin embargo, no siempre es así. En muchas ocasiones, la disminución de la capacidad auditiva ocurre antes de lo esperado y por factores que podríamos controlar.
El problema es que no solemos prestar atención a las señales tempranas. Esperamos a que la pérdida sea evidente, a que nos resulte imposible entender una frase sin pedir que nos la repitan. Y para entonces, muchas veces ya hemos normalizado un deterioro que afecta nuestra calidad de vida. Escuchar bien no solo nos conecta con los demás, sino que también nos protege. Saber detectar los primeros indicios es clave para actuar a tiempo.
Pérdida auditiva, una realidad para no perder el sentido
La audición no es solo un sentido que nos permite disfrutar de la música o entender las palabras de una conversación. Es un sistema de alerta permanente. Desde el claxon de un coche hasta el timbre de la puerta, el oído nos mantiene atentos al entorno y nos permite reaccionar con rapidez ante cualquier peligro. Por eso, cuando la audición se deteriora, perdemos más que sonidos: perdemos seguridad y calidad de vida.
Los efectos de la pérdida auditiva se hacen notar en todos los aspectos del día a día. En el trabajo, puede dificultar la comunicación con compañeros y clientes, generando malentendidos y reduciendo el rendimiento. En la vida social, obliga a esforzarse más para entender conversaciones, lo que puede llevar a la fatiga y al aislamiento. En el ámbito personal, el simple hecho de no escuchar bien puede generar frustración y afectar la relación con quienes nos rodean. Además, conviene tener claro que también puede ser un factor que agrave o posibilite otras condiciones como la demencia.
Si bien es cierto que el envejecimiento influye en la pérdida auditiva, no significa que todas las personas deban experimentarla de la misma manera ni a la misma edad. Hay señales que indican cuándo esta disminución se está produciendo antes de lo esperado. Ignorarlas puede hacer que el problema avance más rápido, reduciendo nuestras opciones de mantener una buena audición el mayor tiempo posible. Razón por la que el diagnóstico precoz es importantísimo.
La pérdida auditiva y el entorno que nos rodea
El ruido se ha convertido en un acompañante constante en nuestras vidas. Vivir en ciudades nos expone a sonidos de alta intensidad de manera continua: tráfico, obras, transporte público o incluso el bullicio de las calles. Esta sobreexposición no solo genera estrés, sino que también desgasta nuestra capacidad auditiva. A diferencia de otros sentidos, el oído no descansa, y el daño que sufre con el tiempo es acumulativo, como avalan desde la OMS.
Los hábitos personales también juegan un papel clave. El uso excesivo de auriculares a un volumen elevado es una de las principales causas de pérdida auditiva en personas jóvenes. Además, ciertos entornos laborales, como la industria, la construcción o la hostelería, someten a los trabajadores a niveles de ruido que pueden acelerar el deterioro del oído si no se toman medidas de protección adecuadas.
A qué signos prestar atención

Reconocer las primeras señales de la pérdida auditiva puede marcar la diferencia. Un síntoma habitual es la dificultad para seguir conversaciones en entornos ruidosos. Si notas que en restaurantes o reuniones tienes que esforzarte más para entender lo que dicen los demás, puede ser una señal temprana. También es común sentir que las voces suenan menos claras, como si las palabras llegaran distorsionadas o apagadas. Algo de lo que advierten desde la Sociedad Española de Otorrinolaringología y. Cirugía de Cabeza y Cuello y de lo que hemos hablado en otras ocasiones en THE OBJECTIVE.
Otro indicio es la necesidad de subir el volumen de dispositivos electrónicos más de lo normal. Si los demás comentan que tienes la televisión demasiado alta o si te cuesta escuchar llamadas sin activar el altavoz, tu audición podría estar disminuyendo. Además, los acúfenos o zumbidos en los oídos pueden ser una señal de que algo no va bien. Aunque a veces se deben a otras causas, su persistencia suele estar relacionada con la pérdida auditiva.