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La persona más anciana del mundo revela qué dos alimentos le ayudaron a llegar a los 123 años

Vivir más de un siglo es un logro asombroso, y quienes lo consiguen suelen tener secretos para una vida larga y saludable

La persona más anciana del mundo revela qué dos alimentos le ayudaron a llegar a los 123 años

Una mujer anciana | Canva

La mujer considerada extraoficialmente como la persona más longeva del mundo quiso compartir con el mundo los dos alimentos que cree que la ayudaron a alcanzar los 123 años. María Antonia Cuero, de Colombia, es reconocida informalmente como «la persona más anciana del mundo», ya que, aunque su documento de identidad indica que nació en octubre de 1901 – aproximadamente 13 años antes del inicio de la Primera Guerra Mundial –, su fecha de nacimiento aún no ha sido oficialmente verificada. Si su edad se confirmara, rompería el Récord Guinness, ya que superaría a la francesa Jeanne Louise Calment, quien falleció a los 122 años y ostenta el título de la persona más longeva del mundo según los Récords Guinness.

Los secretos de su longevidad

Su edad ha generado un gran interés, y ella habló en el programa de televisión Los Informantes, que tiene un formato similar a un documental, sobre cómo logró alcanzar este récord de edad. Si bien la naturaleza de su vida cotidiana, el ejercicio y su filosofía de vida pudieron haber influido, ella misma asegura que la clave de su longevidad reside en dos alimentos específicos que nunca faltaron en su dieta diaria: el pescado y las bananas.

El pescado: un alimento esencial para la longevidad

Hablando sobre su infancia y su crecimiento en una familia de 10 hermanos en Mayorquín, Buenaventura, Maria Antonia explicó cómo ella misma conseguía su comida utilizando los recursos que la naturaleza le proporcionaba. «Freía el pescado y luego lo mezclaba con coco y arroz», contó al periodista del programa. La conclusión de Maria Antonia sobre los beneficios del pescado no es casualidad, ya que está científicamente comprobado que este alimento tiene numerosos beneficios para la salud y es una fuente rica en ácidos grasos omega-3.

El pescado que no debes comprar por posible riesgos para tu salud
Pescado

Un estudio de 16 años realizado por la Escuela de Salud Pública de Harvard y la Universidad de Washington, en el que participaron 2.692 personas mayores, determinó que una dieta rica en pescado contribuye a la longevidad. La investigación reveló que las personas con niveles elevados de omega-3 vivían, en promedio, dos años y medio más que aquellas que no consumían estos ácidos grasos. También concluyó que un tipo específico de omega-3, conocido como DHA (presente principalmente en pescados grasos, pero también en pescados blancos y mariscos), se asocia con una reducción del 40% en el riesgo de muerte por enfermedad coronaria, según el British Heart Foundation. Además, los omega-3 tienen beneficios para la salud mental. El Dr. Jacob Teitelbaum explicó: «Consumir suficientes omega-3 es crucial para tratar la depresión y otros trastornos emocionales».

Las bananas: otro pilar de su dieta

Después de hablar sobre su preferencia por el pescado, a Maria Antonia le preguntaron si era cierto que comía muchas bananas. A lo que ella respondió: «Sí, las bananas pequeñas». Estas pequeñas bananas a las que se refirió la mujer más longeva del mundo son conocidas como «sugar bananas» o «bananas higo» y son comunes en Venezuela. Tienen un sabor dulce y una textura especialmente agradable.

A lo largo de los años, se ha demostrado que el consumo regular de bananas puede aumentar la esperanza de vida. Esto es lo que sostienen la dietista Juliette Kellow y la nutricionista Sarah Brewer, quienes explican que el potasio presente en las bananas protege contra la hipertensión. Además, afirman que este mineral equilibra los efectos hipertensivos del sodio en el cuerpo y reduce el riesgo de cáncer de riñón.

Otros factores que contribuyen a la longevidad

Si bien la dieta juega un papel crucial, hay otros factores que han demostrado influir en la longevidad:

  1. Actividad física regular: estudios han demostrado que el ejercicio moderado y constante, como caminar o realizar tareas diarias activas, contribuye a la salud cardiovascular y la longevidad.
  2. Conexiones sociales fuertes: mantener relaciones sociales saludables y participar en la comunidad ha sido relacionado con una mayor esperanza de vida.
  3. Estrés controlado: la gestión del estrés a través de la meditación, el yoga o actividades recreativas ayuda a mantener un equilibrio físico y mental.
  4. Un propósito de vida: estudios sobre longevidad han demostrado que las personas que tienen un sentido de propósito viven más años y con mejor calidad de vida.
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