The Objective
Lifestyle

El sorprendente uso medicinal del polvo de momia en la Edad Media

Aunque hoy nos resulte sorprendente, durante siglos el polvo de momia se consideró un tratamiento legítimo

El sorprendente uso medicinal del polvo de momia en la Edad Media

Momia. | (Canva)

A lo largo de la historia, la medicina ha experimentado prácticas que hoy nos resultan sorprendentes y, en ocasiones, macabras. Una de las más llamativas fue el uso del polvo de momia como remedio universal durante la Edad Media y el Renacimiento. Este peculiar tratamiento, conocido como mumia, se empleaba para tratar una amplia variedad de dolencias, desde dolores de cabeza hasta fracturas óseas. Sin embargo, su origen y eficacia estaban basados en malentendidos y creencias infundadas.​

La popularidad de la mumia en Europa se debió, en gran medida, a un error de traducción e interpretación. Los médicos persas utilizaban una sustancia llamada mumiya, un tipo de betún empleado como cicatrizante en heridas y fracturas. Al traducir textos médicos árabes al latín, se confundió mumiya con mumia, término que en latín significa momia. Esta confusión llevó a la creencia de que las propiedades curativas se encontraban en los cuerpos embalsamados de los antiguos egipcios, lo que impulsó el uso de restos de momias en la medicina europea.

Para qué se utilizaba la mumia

La mumia se consideraba una panacea capaz de curar múltiples enfermedades y dolencias. Se administraba para aliviar dolores de cabeza, indigestiones, epilepsia, vértigos y desmayos. También se utilizaba en el tratamiento de fracturas, contusiones y heridas, aplicándola directamente sobre las lesiones. Incluso se le atribuían propiedades para combatir la peste bubónica y como antídoto contra venenos. La versatilidad que se le atribuía convirtió a la mumia en un remedio muy demandado en las boticas europeas.

Propiedades curativas del polvo de momia

Las supuestas propiedades curativas de la mumia se basaban en la creencia de que el cuerpo embalsamado conservaba una esencia vital capaz de transferirse al paciente. Se pensaba que, al consumir polvo de momia, se absorbían las cualidades conservantes y regenerativas del cuerpo momificado, lo que ayudaría a preservar la salud y prolongar la vida. Esta idea estaba influenciada por la noción de que lo semejante cura lo semejante, es decir, que una sustancia capaz de conservar un cuerpo podría también conservar y sanar a una persona viva. ​

Usos en el Renacimiento

Durante el Renacimiento, el uso de la mumia continuó siendo popular, aunque comenzó a enfrentar críticas por parte de algunos médicos y científicos. El cirujano francés Ambroise Paré cuestionó su eficacia y señaló la falta de evidencia que respaldara sus supuestas propiedades curativas. A pesar de ello, figuras influyentes como Paracelso defendieron su uso, considerándola un remedio regio capaz de conservar y regenerar el cuerpo. La alta demanda de mumia llevó a la proliferación de falsificaciones, donde se utilizaban cadáveres recientes embalsamados para suplir la escasez de auténticas momias egipcias. ​

Siglo XVIII: el polvo de momia cae en deshuso

Con el avance de la ciencia y una mejor comprensión de la anatomía y la medicina, el uso de la mumia como remedio comenzó a declinar. Hacia el siglo XVIII, su empleo se había reducido significativamente y, eventualmente, desapareció de las prácticas médicas. Sin embargo, las momias encontraron un nuevo propósito en el arte: mezcladas con disolventes y resinas, se transformaban en un pigmento de color marrón conocido como marrón de momia, apreciado por los pintores de la época. Este uso artístico perduró hasta el siglo XIX, cuando se abandonó debido a consideraciones éticas y a la disponibilidad de alternativas sintéticas.

La historia del polvo de momia como remedio medicinal es un claro ejemplo de cómo los malentendidos y las creencias infundadas pueden influir en las prácticas médicas. Durante siglos se consideró un tratamiento respaldado por médicos y pacientes. Este episodio nos recuerda la importancia de la evidencia científica y el pensamiento crítico en la medicina, así como la necesidad de cuestionar y reevaluar constantemente nuestras prácticas y creencias para avanzar en el conocimiento y mejorar la atención sanitaria.

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D