Cabello graso: cómo elegir el champú ideal para un cuero cabelludo saludable
De la genética a los hábitos diarios: las verdaderas causas detrás del exceso de sobreproducción de sebo en el pelo

Cabello graso | Canva
En la lucha diaria contra el exceso de grasa en el cabello, el champú se convierte en el primer aliado, o en el primer enemigo. La sobreproducción de sebo en el cuero cabelludo no solo puede generar una apariencia apelmazada y falta de frescura, sino también favorecer la aparición de irritaciones, picor o incluso caída capilar. Para profundizar en cómo cuidar correctamente el cuero cabelludo graso, THE OBJECTIVE se ha puesto en contacto con la dermatóloga tricóloga y Hair Expert de OGX Claudia Bernárdez, quien advierte: “La elección de una fórmula adecuada no es una cuestión menor: requiere conocer los ingredientes clave que ayudan a equilibrar la producción sebácea sin comprometer la salud del cuero cabelludo”.
Ingredientes que regulan sin resecar
Un champú formulado para controlar la grasa debe lograr un equilibrio complejo: limpiar en profundidad, sin agredir. Entre los ingredientes más eficaces, la Dra. Bernárdez recomienda el ácido salicílico, que exfolia suavemente y ayuda a mantener los poros libres de residuos; y activos como la piroctona olamina o el zinc PCA, que actúan contra microorganismos que desequilibran el cuero cabelludo, además de tener un efecto seborregulador.
Los extractos botánicos (como la ortiga, el romero o el té verde) ofrecen propiedades astringentes y calmantes, mientras que la niacinamida, conocida por sus beneficios en el cuidado facial, también resulta efectiva en el cuero cabelludo: regula la secreción de sebo y refuerza la barrera cutánea. Es igualmente importante que la base limpiadora del champú no sea demasiado agresiva. La experta subraya la necesidad de evitar sulfatos fuertes como el Sodium Lauryl Sulfate (SLS) o el Sodium Laureth Sulfate (SLES), que pueden eliminar los aceites naturales del cuero cabelludo y provocar un efecto rebote. En su lugar, se deben preferir tensioactivos suaves, como el cocoil isetionato de sodio.

¿Qué evitar?
Además de los sulfatos agresivos, hay otros ingredientes que conviene mantener a raya en este tipo de fórmulas. Las siliconas pesadas (como la dimeticona) o los aceites minerales pueden provocar una sensación de cabello apelmazado, especialmente en personas con tendencia grasa. Aunque no son dañinos por sí mismos, un uso excesivo o inadecuado puede obstruir los folículos y dificultar la oxigenación del cuero cabelludo.
Frecuencia de lavado: ¿cuándo es demasiado?
Contrario al mito popular, lavar el cabello con frecuencia no estimula una mayor producción de sebo. De hecho, espaciar demasiado los lavados puede favorecer la acumulación de grasa, la proliferación microbiana y la aparición de irritaciones. La Dra. Bernárdez aclara que “para cueros cabelludos grasos, lo ideal es lavarlo entre tres y cinco veces por semana, o incluso a diario si las condiciones lo requieren (como en climas cálidos o con actividad física frecuente), siempre con champús suaves”. La clave está en escuchar las necesidades del cuero cabelludo, sin miedo al lavado frecuente.

La importancia del pH
El pH del cuero cabelludo sano se sitúa entre 4.5 y 5.5, un rango ligeramente ácido. Usar un champú con un pH similar preserva la función barrera de la piel, mantiene equilibrada la microbiota cutánea —clave para prevenir desequilibrios como la dermatitis seborreica— y reduce la inflamación y el picor.
Tratamientos complementarios: exfoliación y tónicos
Más allá del champú, existen tratamientos que potencian el control del sebo:
- Exfoliantes capilares: usados una vez por semana, eliminan células muertas y restos de productos. Pueden ser físicos (microgránulos suaves) o químicos, como los que contienen ácido salicílico o AHA.
- Tónicos o lociones seborreguladoras: aplicados dos o tres veces por semana, equilibran la flora del cuero cabelludo y controlan la oleosidad.
- Mascarillas purificantes: a base de arcilla o carbón activado, son ideales cada 10–15 días para absorber el exceso de grasa sin resecar.
Eso sí, advierte Bernárdez, “la clave es no saturar la rutina: menos es más cuando se trata del cuero cabelludo. Siempre hay que observar cómo responde y adaptar los cuidados en consecuencia”.
¿Grasa por fuera o por dentro?
Aunque el exceso de grasa puede sugerir un desequilibrio dermatológico, muchas veces su origen es multifactorial. Factores internos como la genética, las hormonas o una disbiosis del microbioma capilar influyen, pero también lo hacen los factores externos: estrés, alimentación rica en azúcares y grasas saturadas, cambios climáticos o el uso de productos inadecuados. En definitiva, el cabello graso no siempre indica un problema médico, pero sí representa una señal de alerta: el cuero cabelludo necesita equilibrio. Cuidarlo no es solo una cuestión estética, sino una forma de preservar la salud capilar a largo plazo. Porque, como recuerda Claudia Bernárdez, “un cuero cabelludo sano es la base de un cabello sano, bonito y resistente”.