Lara Ferreiro, psicóloga: «El 70% de las mujeres acaban en relaciones tóxicas debido a sus inseguridades»
El vínculo afectivo no siempre es equilibrado: mientras uno ama con entrega, el otro puede hacerlo con cautela

Parejas descompensadas | Canva Pro
En el universo de las relaciones afectivas, no todos caminan al mismo paso ni sienten con la misma intensidad. Es lo que la psicóloga y escritora Lara Ferreiro define como parejas descompasadas emocionalmente, una realidad más frecuente de lo que parece y que, según sus datos, afecta especialmente a las mujeres. Desde THE OBJECTIVE nos hemos puesto en contacto con Ferreiro, quien advierte: «El 70% de las mujeres acaban en relaciones tóxicas debido a sus inseguridades». ¿El motivo? Muchas inician vínculos desde el hambre emocional, desde la necesidad de ser rescatadas, y no desde el amor propio.
La pregunta es inevitable: ¿es posible conectar con alguien sin perderse a una misma? La respuesta es sí, pero, como advierte la psicóloga, solo si el puzle emocional propio está mínimamente ordenado. Cuando una persona entra en una relación sin haberse trabajado emocionalmente, lo más probable es que proyecte, idealice o acabe entregándose al otro hasta desaparecer.
El autocuidado, ese escudo afectivo
Para evitar caer en dinámicas de dependencia o en relaciones desequilibradas, Ferreiro propone una hoja de ruta clara:
- Conócete antes de entregarte. Es imprescindible tener claro qué se quiere en una relación y, sobre todo, qué no se está dispuesto a tolerar. El autoconocimiento afectivo es la base para poner límites y evitar conformarse con vínculos que no nutren.
- Pon límites desde el inicio. Lejos de ser una muestra de frialdad, establecer límites emocionales claros es una declaración de amor propio. «Quien no respeta tus límites, no te respeta a ti», subraya Ferreiro.
- No abandones tu mundo. El enamoramiento puede ser adictivo, pero mantener hobbies, amistades y espacios personales es esencial. Una relación sana no debería desplazar tu identidad, sino ampliarla.
- Construye, no consumas. Amar con prisa suele tener fecha de caducidad. Las relaciones auténticas se cocinan a fuego lento y requieren presencia, no urgencia.
- Observa cómo te sientes. Más allá de lo que hace el otro, escucha tu cuerpo y emociones. El amor auténtico se nota porque te da paz, no ansiedad.
- Que sume, no que reste. Si una relación te resta autoestima, libertad o energía, no está bien construida, por muy intensa que sea.
La frustración del desajuste emocional
Uno de los grandes desafíos al comenzar una relación es enfrentarse a los diferentes ritmos emocionales. Cuando una parte se involucra rápidamente y la otra va más despacio, surgen las dudas, la ansiedad y el temido desequilibrio. Pero, como explica Ferreiro, esta frustración no siempre tiene que ver con la otra persona, sino con nuestras propias expectativas y heridas emocionales. Muchas veces, lo que se vive como rechazo es simplemente una diferencia de estilo afectivo. Y ahí entra en juego la teoría del apego. Según John Bowlby, nuestras experiencias tempranas con los cuidadores marcan cómo nos vinculamos de adultos. Existen cuatro estilos principales:
- Apego seguro: gestionan la intimidad con naturalidad y toleran la incertidumbre sin dramatizar.
- Apego ansioso: buscan validación constante y se angustian ante cualquier señal de desapego.
- Apego evitativo: temen la intimidad, huyen de la intensidad emocional y racionalizan en exceso.
- Apego desorganizado: oscilan entre la necesidad y el rechazo por miedo a ser dañados.
Identificar desde qué tipo de apego se reacciona es clave para dejar de proyectar en el otro lo que en realidad se necesita resolver dentro de uno mismo.

¿Estoy idealizando?
Ferreiro advierte sobre cinco señales frecuentes que indican que estamos proyectando más de la cuenta:
- Fantasear con una vida juntos sin apenas conocerse.
- Dolerse más por lo que el otro no hace que por lo que realmente ocurre.
- Atribuir cualidades que aún no ha demostrado.
- Justificar su desinterés con excusas.
- Sentir ansiedad constante por su ritmo o su disponibilidad.
La recomendación es clara: volver al presente, dejar de alimentar castillos en el aire y conectar con la realidad emocional, no con la fantasía.
¿Y si no vamos al mismo ritmo?
Que una persona no se implique tan rápido no implica desinterés. Puede ser su estilo de apego, su momento vital o su forma de vincularse. Lo importante, según Ferreiro, es no forzar. «Asume que no todo el mundo siente igual ni al mismo tiempo. No lo tomes como rechazo, sino como diferencia», aconseja. Además, es fundamental comunicar desde la calma: «Yo ahora estoy más ilusionada, ¿tú cómo lo estás viviendo?», y, si el desfase se mantiene, valorar si ese vínculo es saludable para ti. Al final, amar bien, y ser amada, pasa por poner el foco en una misma. En palabras de Ferreiro: «El autocuidado emocional no es egoísmo, es supervivencia afectiva». Y desde ahí, todo lo que venga, que sume.