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Carlos Pérez, profesor y militar: «Hablar bien no es cuestión de estilo, sino de actitud y valores»

Sus palabras nos recuerdan que comunicar con verdad, pasión y valores es la forma más auténtica de llegar al corazón de los demás

Carlos Pérez, profesor y militar: «Hablar bien no es cuestión de estilo, sino de actitud y valores»

Carlos Pérez | Cedida

En una época donde las redes y los medios están llenos de mensajes que se olvidan rápido, Carlos Pérez Salguero apuesta por una forma de comunicar más profunda y duradera. Nacido en La Unión (Murcia) en 1962 y criado en Cartagena, su vida ha estado marcada por el servicio, la enseñanza y la vocación. Ingresó en la Academia General del Aire en 1980 y, desde entonces, su carrera como militar y formador lo ha llevado por bases aéreas, misiones internacionales y, sobre todo, por muchas aulas. Con más de tres décadas de experiencia y tras formar a más de dos mil profesionales en comunicación oral y escrita, Pérez Salguero ha decidido reunir en un libro todo lo que ha aprendido: no solo técnicas, sino también vivencias, errores y reflexiones que invitan a ver la comunicación como una herramienta para conectar, influir y servir. Su propuesta es clara: hablar mejor no es solo cuestión de estilo, sino de actitud y valores.

Desde Afganistán hasta Bruselas, pasando por sus años como profesor en el Centro de Guerra Aérea o al frente de la Base Aérea de Pollensa, su trayectoria combina liderazgo, formación y compromiso. Y ahora, con este libro, da un paso más: ayudar a que cualquier persona, tenga o no formación previa, aprenda a expresarse mejor, con autenticidad y propósito. Porque, como él mismo afirma, comunicar bien no es lucirse, sino contribuir. Y eso, en los tiempos que corren, vale mucho.

PREGUNTA.- ¿Qué te llevó a escribir este libro en concreto?


RESPUESTA.- Como habrás visto en mi trayectoria, he tenido la suerte de dar clases de comunicación oral y escrita durante más de trece años a más de dos mil profesionales. Gracias a ellos, y a todo lo que me enseñaron, creo que he aprendido bastante sobre este tema. Por eso decidí escribir este libro: para compartir esos conocimientos y que puedan servirle a mucha más gente. No quería que todo eso se perdiera, como se suele decir… y en mi caso, con tanto viento, aún más.

Con el tiempo, y gracias a las muchas experiencias que viví al frente de equipos formados por grandes profesionales, me di cuenta de que lo más importante al comunicar no son solo las técnicas, sino los valores. Si a eso le sumas mucha lectura, estudio, trabajo y aprendizaje constante, el resultado es que he ido mejorando. Y sigo haciéndolo. Mi intención con este libro es compartir todo lo que he aprendido sobre la comunicación, tanto en lo profesional como en lo personal. Lo que he vivido y aprendido de tantas charlas, clases y conversaciones. Porque creo que si aprendemos a comunicarnos mejor, nuestras relaciones con los demás serán mucho más cercanas, eficaces y satisfactorias.

Eso es lo que quiero ofrecerte con este libro. Cuesta lo mismo que un cóctel, pero el sabor que deja es mucho más duradero, agradable y útil… y sin resaca. En él encontrarás herramientas prácticas para conectar mejor con las personas que te rodean y mejorar tus relaciones. Porque cuando hablamos desde el corazón, todo funciona mejor. Ya sea en una reunión, una comida familiar o una simple conversación.

«Quien quiera conectar de verdad con su audiencia debe trabajar en sus virtudes personales»

P.- ¿Qué aporta tu libro al mundo de la comunicación?

R.- Hay muchos libros buenos sobre comunicación, eso es verdad, pero casi ninguno que destaque la importancia de que quien quiera conectar de verdad con su audiencia debe trabajar en sus virtudes personales: esas cualidades que todos tenemos dentro, pero que pocas veces desarrollamos. Por eso, un buen comunicador que cultiva sus virtudes no solo transmite información, sino que puede transformar la realidad. Estas virtudes, que forman su carácter, tienen un efecto multiplicador que le permite:

  1. Ser más confiable, porque transmite confianza inmediata a quienes le escuchan.
  2. Conectar mejor con su público, ya que se preocupa por adaptar sus mensajes a lo que ellos necesitan.
  3. Ser un motor de cambio, porque su ejemplo inspira a los demás.
  4. Elevar la calidad de sus mensajes, porque comunicar con valores es más que una técnica, es una forma de vivir.

«Comunicar no es repetir lo que suena bonito, sino compartir lo que realmente crees»

Además, mientras leas este libro, verás que comunicar es un compromiso moral. Cuando hablamos, deberíamos expresar lo que realmente sentimos, sin rodeos ni doble sentido, porque si no, no seríamos fieles a lo que creemos. Comunicar no es decir lo que pensamos que a los demás les gustaría oír, sino compartir nuestro punto de vista con honestidad y verdad. Por eso, todo buen comunicador debe tener como base, entre muchas otras virtudes que descubrirás en este libro, la sinceridad (decir lo que crees y creer en lo que dices), la pasión (poner vida y entusiasmo en tus palabras para contagiar a los demás) y el compromiso (con la verdad, con el respeto hacia los demás y con la idea de que comunicar es también servir).

Hace años me invitaron a dar una charla en una empresa tecnológica del sector de la aviación. Preparé una presentación perfecta, llena de datos, gráficos y frases que sonaban muy bien… pero que, siendo sincero, no sentía del todo mías. Pensé: «Voy a decir lo que creen que quieren oír, así que seguro que les gustará». Comencé la charla y todo parecía ir bien, veía gente asintiendo y sonriendo, hasta que, en medio de una frase sobre la importancia de la innovación disruptiva en entornos colaborativos, una persona levantó la mano y me preguntó: “Perdone, ¿cree usted realmente en todo eso que está diciendo?”

Me quedé paralizado unos segundos, pero entonces entendí que estaba haciendo justo lo contrario de lo que siempre había defendido: comunicar no es repetir lo que suena bonito, sino compartir lo que realmente crees. Así que respiré hondo, apagué la presentación y empecé a hablar desde el corazón. Conté mis experiencias reales, mis errores, lo que había aprendido… y, para mi sorpresa, fue entonces cuando realmente conecté con el público. Al final, varias personas se acercaron a decirme: “Gracias por hablar con tanta sinceridad. Eso sí que fue inspirador”. Desde entonces, sigo tres reglas de oro para comunicar:

  • Sinceridad: di lo que crees, no lo que piensas que quieren oír.
  • Pasión: si no te entusiasma a ti, no entusiasmará a nadie.
  • Compromiso: entender que comunicar bien es también una forma de servir a los demás.

P.- ¿A quién va dirigido el libro?


R.-Este libro está especialmente dirigido a madres, que siempre son nuestras primeras maestras, gracias a Dios, así como a padres, abuelos, abuelas, educadores, líderes, y a cualquier persona que quiera mejorar la forma en que se comunica con los demás, siempre que esté dispuesta, espero, a cultivar sus muchas virtudes. ¿Es útil para quienes no tienen formación previa en comunicación? Mi respuesta es un rotundo sí. Como verás, desde el momento en que lo compres y leas, es un libro ameno, sencillo, directo, nada complicado, con consejos y anécdotas personales que, sin duda, te ayudarán mucho a comunicarte mejor con los demás.

Cómo mejorar tu forma de comunicar
Cómo mejorar tu forma de comunicar

«Por eso es tan importante apoyarnos en las virtudes para ser, primero, mejores personas, y así ser buenos comunicadores»

P.- ¿Por qué consideras que comunicar es más que simplemente hablar?


R.-Cuando hablo de comunicar, no me refiero solo a hablar, porque todos hablamos y muchos lo hacen bien. Comunicar es algo más, es construir puentes que nos conecten con los demás para poder informar, entretener (si se puede), convencer y, siempre que sea posible, persuadir. Estos son los cuatro objetivos básicos de toda comunicación. Para lograr esos objetivos, esos puentes que queremos crear deben apoyarse en pilares sólidos: las virtudes que forman nuestro carácter. Si un comunicador no ama a quienes se dirige (caridad), no cree en lo que dice (fe) y no confía en que sus palabras ayudarán (esperanza), su mensaje no llegará bien a su audiencia.

Por eso es tan importante apoyarnos en las virtudes para ser, primero, mejores personas, y así ser buenos comunicadores. Además, las virtudes no cuestan nada y, cuanto más tengas, mejor. No te preocupes, porque no le quitas virtudes a nadie, hay para todos. Y eso, además, anima a otros a seguir tu ejemplo. Es todo beneficio, así que debemos esforzarnos por cultivarlas. Y aquí tienes una buena noticia: hay una fórmula para comunicar que siempre funciona. El impacto de cualquier mensaje es igual a la información que contiene, más la forma en que la transmites, multiplicado por las virtudes de quien comunica. Es decir, los datos suman, la manera de transmitirlos suma, pero los valores multiplican.

«Un líder comunica con la palabra, pero también con el ejemplo»

P.- Desde tu experiencia, ¿cuál es la clave para conectar de verdad con los demás al comunicar?


R.- Comunicar, ya sea en el ámbito profesional, familiar o social, sigue las mismas reglas. Siempre es clave saber de qué vamos a hablar, por eso la preparación previa es imprescindible. Sin ella, difícilmente lograremos que nuestras charlas o mensajes tengan el efecto que deseamos. Cuando se trata de liderar, una de las formas más nobles de servir, la preparación es todavía más necesaria. Un líder necesita saber qué motiva a su equipo y qué necesita para cumplir la misión que se le ha encomendado. Al fin y al cabo, quienes llevan a cabo las acciones para alcanzar los objetivos son sus seguidores. Y para que lo hagan con compromiso, debemos saber cómo informarles con claridad y cómo motivarles para que hagan suyos esos objetivos.

«Una comunicación auténtica nace de una vida coherente con nuestras creencias»

Por eso, liderar bien es una de las formas más exigentes de comunicar. Y no lo olvidemos: un líder comunica con la palabra, pero también con el ejemplo. Aquí van algunos consejos prácticos para conectar de verdad con quienes te escuchan: Y, sobre todo, cuida tu vida interior. Una comunicación auténtica nace de una vida coherente con nuestras creencias. Cuanto más firmes y humanas sean tus convicciones, más profunda y efectiva será tu forma de comunicar.

  • Habla con sinceridad y afecto, procurando no herir.
  • Escucha con paciencia, eso genera confianza y te ayuda a comprender mejor a los demás.
  • Sé ejemplo de lo que dices y mantén coherencia entre lo que piensas, dices y haces. Eso inspira.
  • Anima más de lo que corriges. Educar también es alentar. Valora el esfuerzo, no solo los resultados. La esperanza es una virtud fundamental en la comunicación, en la educación… y en el liderazgo.
  • Adapta tu lenguaje a quienes te escuchan. Sé claro y prudente.
  • Fomenta el diálogo, no el monólogo.
  • Sé constante, pero flexible. Eso demuestra fortaleza sin rigidez, otra virtud clave para comunicar.

P.- ¿Qué estrategias recomiendas para influir de manera positiva en quien nos escucha?


R.- Si quieres comunicar mejor, y lograr que tu mensaje llegue, convenza y motive… tienes que creer en lo que dices y vivirlo de verdad. Te pongo un ejemplo: si yo tuviera que dar una charla a los seguidores del Fuente Álamo Club de Fútbol, con todo el respeto del mundo hacia esa bonita localidad de mi querida Murcia, me costaría mucho más que si hablara del Atlético de Madrid, un equipo al que sigo de cerca. ¿Por qué? Porque comunicar algo que sentimos como propio es mucho más fácil y natural.

Seguro que tú también lo has notado. Cuando hablamos de algo que nos apasiona, las palabras fluyen. Pero si el tema no nos interesa o no lo dominamos, todo cuesta mucho más. Por eso, un buen comunicador debe poner vida en cada palabra. Y eso no se consigue solo con técnica, sino con entusiasmo real. Para lograrlo, es importante usar todos los recursos que tenemos a mano: el lenguaje no verbal, la voz bien modulada, la sonrisa, el contacto visual… pero sin olvidar que quien manda en cualquier discurso debe ser siempre la razón. El entusiasmo auténtico nace del sentimiento, no del espectáculo. Y para que no suene forzado o exagerado, estas son algunas claves:

  • Conecta lo que cuentas con un propósito valioso. Recuerda que estás ahí para informar, ayudar y mejorar la vida de quienes te escuchan. Desde ahí, el entusiasmo surge solo.
  • Ilusiónate con lo que haces y mantén siempre un tono positivo y esperanzador.
  • Sé natural. No sobreactúes, ni imites a nadie.
  • Y acompaña tu entusiasmo con virtudes esenciales:
    • Caridad, para que tu entusiasmo se enfoque en hacer el bien a los demás.
    • Prudencia, para no dejarte llevar por impulsos.
    • Fortaleza, para mantenerte firme incluso cuando las cosas no salgan como esperabas.
    • Humildad, para no buscar protagonismo, sino aportar.

El entusiasmo verdadero no necesita gritar. No busca impresionar, sino inspirar. Y nace de sentir de verdad lo que estás comunicando, no de montar un show.

«Esa coherencia interior se nota, se siente y marca la diferencia»

P.- ¿Aplicar todas tus recomendaciones garantiza convertirse en un gran orador?

R.- Aprender es, como bien sabemos, un camino que dura toda la vida. Nunca dejamos de aprender, y eso es una gran noticia. Y como comunicar es, en el fondo, una forma elevada de servir a los demás, siempre va a requerir preparación, estudio y práctica constante. Así que no te prometo que, tras leer este libro, te conviertas en un nuevo Demóstenes. Pero sí puedo asegurarte que, si aplicas sus consejos con perseverancia, entrega y constancia, vas a mejorar. Verás cómo tus mensajes empiezan a llegar mejor, conectarás más con tu audiencia y sentirás la satisfacción de saber que lo que dices importa y se entiende.

Recuerda también esta frase de Albert Einstein: «Lo importante no es llegar a ser una persona de éxito, sino convertirte en una persona de valores». Esa es la clave. Si te esfuerzas, si trabajas en desarrollar tus virtudes, si te formas y practicas, siempre crecerás como comunicador. Y lo más valioso de todo es que también crecerás como persona. Porque quien comunica con valores vive más en paz consigo mismo, transmite autenticidad y genera confianza. Esa coherencia interior se nota, se siente y marca la diferencia. Al final, tu carácter será como un faro: atraerá, inspirará y hará que otros quieran escucharte. ¿Y no es eso, acaso, lo que buscamos cuando hablamos?

P.- ¿Cuál sería el consejo más importante a la hora de preparar cualquier tipo de intervención comunicativa?


R.- Si tuviera que darte un solo consejo, sería este: no olvides que el verdadero objetivo de la comunicación no es brillar ni destacar, sino crecer como personas. Porque cuanto mejores seamos por dentro, mejores comunicadores seremos por fuera. Queda mucho camino por recorrer, sí, pero si lo haces con cariño, perseverancia, paciencia y humildad, no tengas duda: lo lograrás.

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