The Objective
Lifestyle

¿Es bueno beber alcohol antes de tener sexo? Esto es lo que ha concluido la ciencia

¿Beber antes del sexo mejora la experiencia o la sabotea? La ciencia tiene respuestas claras

¿Es bueno beber alcohol antes de tener sexo? Esto es lo que ha concluido la ciencia

Una pareja toma vino.

Beber alcohol antes del sexo es una práctica habitual en la actualidad, en especial en lo que se refiere a las primeras citas. Muchas personas asocian una copa de vino o de algo ‘más fuerte’ con la desinhibición, el aumento del deseo o una supuesta mejora en el rendimiento. Pero ¿qué dice la ciencia sobre esto? Diversos estudios han analizado los efectos físicos, psicológicos y conductuales del alcohol en la actividad sexual, y los resultados son más complejos de lo que la intuición popular sugiere.

El alcohol y la desinhibición sexual

En cierto sentido, beber alcohol antes de tener sexo tiene su eficacia, pues el consumo de bebidas espirituosas puede reducir la ansiedad social y aumentar la autoconfianza, lo que facilita el inicio de interacciones sexuales. Esto se explica desde la teoría de la «miopía alcohólica», desarrollada por Claude Steele y Robert Josephs en la década de los 90. Según esta teoría, el alcohol reduce la capacidad de considerar consecuencias a largo plazo, haciendo que la persona se enfoque en los estímulos inmediatos, como el deseo o la atracción.

George y Stoner revisaron numerosos estudios y concluyeron que el alcohol disminuye la percepción de riesgo, lo cual puede llevar a un comportamiento sexual más impulsivo. Esto puede parecer positivo para algunas personas en busca de aventura, pero también puede traducirse en sexo sin protección o en relaciones con parejas que en sobriedad no se habrían elegido.

Más atracción pero… ¿aumenta o disminuye el rendimiento sexual?

En contraste con la idea popular de que el alcohol ‘ayuda’ en la cama, varios estudios científicos han demostrado que afecta negativamente el rendimiento sexual, especialmente en dosis moderadas o altas.

Un estudio publicado en The Journal of Sexual Medicine demuestra que los hombres que han bebido experimentan una disminución en la excitación física, dificultades para mantener una erección y menor calidad del orgasmo. En el caso de las mujeres, también se observó una reducción en la lubricación vaginal y en la capacidad para llegar al clímax, a pesar de que muchas afirmaron sentirse más deseosas y ‘abiertas’ a la experimentación sexual.

beber alcohol sexo

Asimismo, metaanálisis publicado en The American Journal of Medicine demostró que aunque el consumo leve o moderado de alcohol podría tener una relación inversa con la disfunción eréctil (es decir, que pequeñas cantidades no afectan gravemente), el abuso crónico de alcohol se asocia fuertemente con disfunción sexual persistente en hombres.

La parte más negativa: una percepción alterada y comportamientos sexuales de riesgo

El alcohol también altera la forma en que percibimos nuestro propio deseo. Leigh halló que las mujeres que consumían alcohol antes del sexo reportaban un mayor deseo sexual, pero su excitación fisiológica no aumentaba en proporción. Esto muestra una desconexión entre el deseo psicológico y la respuesta física, algo que puede llevar a frustración o incomodidad durante el acto sexual.

Por otra parte, una de las consecuencias más ampliamente estudiadas del alcohol antes del sexo es el aumento del comportamiento sexual de riesgo. En un importante estudio que revisó más de 500.000 casos, halló que el alcohol está fuertemente vinculado al sexo sin protección, así como al sexo con múltiples parejas. Al respecto, numerosas investigaciones han señalado que el alcohol reduce la capacidad para negociar el uso de preservativos, especialmente entre mujeres jóvenes que buscan complacer a la pareja o temen ser rechazadas.

¿Y si se bebe solo un poco?

Algunos estudios, como el publicado en The Journal of Sexual Medicine, descubrieron que el consumo leve de vino tinto podría estar asociado a una mejor función sexual femenina, particularmente en deseo y satisfacción general. Sin embargo, estos efectos positivos desaparecen con cantidades mayores o en el contexto de consumo habitual.

La clave parece estar en la dosis y la intención. Una copa de vino en una cena íntima puede relajar, pero utilizar el alcohol como vía para iniciar o mantener encuentros sexuales puede convertirse fácilmente en una dependencia emocional o en una excusa para evadir la responsabilidad afectiva.

Aunque el alcohol puede tener efectos subjetivos agradables antes del sexo —como disminuir la timidez o aumentar el deseo percibido—, los estudios científicos muestran que sus efectos fisiológicos tienden a ser negativos. Por ello, si optamos por beber antes del sexo, hemos de hacerlo con moderación y, sobre todo, teniendo en cuenta tanto lo bueno como lo malo.

Publicidad