Cómo el gesto de comer un plátano puede afectar tu imagen profesional en reuniones
Siguiendo estas pautas se transmite atención y dominio del entorno, cualidades muy valoradas en contextos profesionales

Platano | Canva pro
En el terreno de las reuniones de trabajo solemos preparar cada detalle: la agenda, el discurso, incluso la elección de la ropa. Sin embargo, lo que a menudo pasa desapercibido es la mesa, ese escenario silencioso donde los gestos hablan tanto como las palabras. Allí, un simple plátano puede convertirse en protagonista inesperado. Puede parecer inofensivo, pero la forma de pelarlo y comerlo es capaz de arruinar la imagen de profesionalidad que tanto cuesta construir.
El protocolo del plátano según los expertos
La especialista en protocolo María José Gómez ha abordado este tema en uno de sus vídeos más comentados. «El plátano, cuando estamos en la mesa, no se come con las manos, sino utilizando los cubiertos. Además, es una de las frutas más fáciles de pelar», explica.
- Retirar la parte superior: lo primero es cortar la parte superior del plátano, conocida en protocolo como la “cabeza”. Este pequeño trozo se coloca en la zona de descartes del plato, nunca en la mesa ni en la servilleta. Es un gesto simple, pero marca el inicio de un proceso cuidado.
- Eliminar la parte inferior: el extremo opuesto también debe retirarse y situarse junto a la cabeza en los descartes. Con ello se consigue una presentación más limpia y se evita llevar a la boca una parte que, aunque comestible, no resulta elegante en un entorno formal.
- Realizar un corte longitudinal: con cuchillo y tenedor, se hace un corte fino de extremo a extremo en la piel del plátano. La idea es abrir la fruta con precisión, sin necesidad de manipularla con las manos, lo que aporta un plus de higiene y refinamiento.
- Retirar la corteza: una vez abierto, la piel se va desprendiendo suavemente, como si se desvelara un secreto, en palabras de los expertos en protocolo. Este paso, además de práctico, evita la torpeza de forcejear con la fruta en un momento donde la naturalidad es clave.
- Cortar en pequeños trozos: por último, se procede a trocear el plátano en porciones del tamaño de un bocado. Se come con tenedor, con calma y sin prisas, mostrando autocontrol y respeto hacia el ritmo de la mesa.
Más allá de la fruta: lo que el gesto comunica
Puede parecer un detalle insignificante, pero comer un plátano con las manos en una reunión formal puede interpretarse como un descuido. No se trata de exagerar ni de convertir la mesa en un examen de etiqueta, sino de entender que la forma en que comemos refleja, en gran medida, la consideración que mostramos hacia los demás. La experta en protocolo Mar Casas lo resume en una idea clave: la cortesía en la mesa evita gestos que, aunque cotidianos, resultan inapropiados en ciertos contextos. «Jamás se llama al camarero con un gesto, hacerlo revela falta de cortesía y desconocimiento», señala en otro de sus análisis. La premisa es sencilla: cada acción comunica algo. De este modo, un plátano no es solo una fruta, es también una oportunidad para demostrar educación, discreción y respeto.

En un almuerzo de trabajo, donde además de la comida se negocian proyectos, acuerdos o incluso se decide la contratación de un candidato, la forma de comportarse puede inclinar la balanza. Los estudios sobre protocolo empresarial coinciden en que el comportamiento en la mesa tiene un peso relevante en la impresión general que se genera. Si alguien mastica con la boca abierta, interrumpe constantemente o come de forma apresurada, transmite ansiedad y falta de autocontrol. Del mismo modo, comer un plátano con las manos en un entorno formal puede interpretarse como una señal de improvisación o de ausencia de códigos sociales compartidos.
Al final, la reflexión no es tanto sobre la fruta en sí, sino sobre lo que representa. El protocolo, lejos de ser un manual rígido y anticuado, funciona como una herramienta para facilitar la convivencia. Respetar ciertos gestos en la mesa es una manera de hacer sentir cómodos a los demás, de demostrar que nos importa el entorno y de proyectar una imagen de profesionalidad.