Gloria Estefan: «Sentir y expresar las emociones es clave para superar un duelo»
Acompañar a alguien durante el proceso de una pérdida cercana no consiste en intentar borrar la tristeza, sino en sostenerla

Gloria Estefan en su nuevo álbum Raíces. | Redes sociales (Instagram).
Ya no parece haber marcha atrás. Cada vez son más los rostros conocidos que deciden compartir, sin miedo al estigma, sus problemas de salud mental. Se rompen los tabúes y hemos visto cómo Ana Padilla, Marta Pombo o Tomás Páramo han narrado episodios de vulnerabilidad con el objetivo de darles visibilidad. La última en sumarse ha sido Gloria Estefan, que en su reciente participación en la 2023 Simmons Leadership Conference reconoció que la terapia fue crucial para superar el duelo tras la muerte de su madre, Gloria Fajardo, en 2017. Aunque la artista había atravesado experiencias difíciles, nunca antes sintió la necesidad de acudir a un profesional. No fue hasta la pérdida de su madre cuando entendió el verdadero valor de la terapia. «La necesité después de perder a mi madre», confesó. Años después, valora positivamente esa decisión y admite que tanto la terapia como la meditación han sido herramientas fundamentales en su proceso de sanación.
En un contexto social en el que la ansiedad y el estrés aumentan, especialmente entre los más jóvenes, la cantante considera urgente normalizar la atención a la salud mental. «Tenemos que aprender a desconectar», señaló, subrayando la importancia de cultivar espacios de cuidado personal frente a la avalancha de información y negatividad que caracteriza al presente.
Una buena forma de acompañar en el duelo
Tal y como cuenta Gloria Estefan en el artículo para Hola, el proceso de perder a un ser querido va más allá que pasar etapas, de ahí a la importancia del acompañamiento durante el duelo. Aunque el dolor profundamente personal, rara vez se transita en soledad. Familiares, amistades y entornos cercanos desempeñan un papel decisivo a la hora de ofrecer sostén emocional. Pero acompañar no significa imponer un ritmo ni dar soluciones rápidas. La psicóloga clínica y coach ejecutivo Pilar Guerra Escudero explica que lo más valioso en estos casos es brindar presencia, escucha y validación. «No hay un proceso de duelo ‘correcto’ o ‘normal’. Cada persona lo vive de manera diferente», recuerda la especialista. Ese matiz resulta esencial. El acompañamiento no debe girar en torno a frases hechas ni a la presión por recuperarse. Forzar la superación de la pérdida o minimizar el dolor puede generar más aislamiento en quien atraviesa el duelo. En cambio, lo recomendable es crear un entorno seguro en el que la persona se sienta libre de llorar, recordar, hablar o incluso guardar silencio. «Permitir que esas emociones se expresen sin juicio ni censura es la mejor manera de ayudar», apunta Guerra.

El apoyo práctico también forma parte del proceso. Desde preparar una comida hasta hacerse cargo de gestiones cotidianas, los gestos concretos alivian la carga y muestran cuidado sin necesidad de palabras. Pero quizá lo más importante sea la constancia. Muchas personas reciben compañía y mensajes de afecto en las primeras semanas, pero la soledad suele aparecer con más fuerza meses después, cuando la vida cotidiana vuelve a la normalidad para los demás. Mantener el contacto en ese tiempo es clave.
El papel del silencio y la escucha activa
Una de las recomendaciones más repetidas por psicólogos es la de respetar los tiempos de quien atraviesa la pérdida. No siempre hay palabras adecuadas, y en muchas ocasiones el silencio compartido se convierte en la mejor muestra de apoyo. Escuchar de manera activa, sin interrumpir ni juzgar, permite a la persona en duelo ordenar sus pensamientos y liberar parte de la carga emocional. «Escuchar es ofrecer un espacio en el que el dolor pueda expresarse sin que se intente ‘arreglar’. No se trata de dar respuestas, sino de validar lo que el otro siente», explica Guerra. La escucha activa, junto al respeto por los espacios de intimidad, favorece la construcción de vínculos de confianza y reduce la sensación de soledad.
La importancia de los rituales de despedida
Otro aspecto a menudo subestimado en el acompañamiento del duelo es la relevancia de los rituales. Estos actos, ya sean religiosos, simbólicos o personales, facilitan la aceptación de la pérdida y aportan una estructura emocional. Escribir una carta de despedida, plantar un árbol en memoria de la persona fallecida o reunirse periódicamente para recordarla son ejemplos de cómo mantener vivo el vínculo de manera saludable. Los expertos señalan que los rituales ayudan a dar un sentido de continuidad y permiten transformar la ausencia en memoria compartida. En ese sentido, familiares y amigos pueden ofrecer apoyo sugiriendo o participando en estas prácticas, siempre desde el respeto y la sensibilidad.