Mario Alonso Puig: «Esta es la forma de revertir un pensamiento negativo»
Cada reflexión, cada emoción que alimentamos, moldea nuestra energía y, por lo tanto, nuestra vida a largo plazo

Bienestar | Canva pro
Un pensamiento tiene el poder de sanar o de destruir tu energía. Esta afirmación, atribuida al reconocido conferencista, escritor y Dr. Mario Alonso Puig, invita a reflexionar sobre el impacto real de nuestra mente en la vida cotidiana. En un mundo donde la velocidad y la sobreinformación dominan, Puig sugiere que no basta con vivir el presente, sino que es esencial observar cómo los pensamientos, especialmente los negativos, moldean nuestra vibración interna y, por extensión, nuestra experiencia de la realidad.
El concepto, aunque pueda parecer abstracto, tiene raíces en estudios de neurociencia y psicología energética. Cuando sentimos emociones intensas como ira, culpa, vergüenza, impotencia o desesperanza, estos estados no deben ser normalizados ni asumidos como parte de nuestra identidad. Puig lo explica con claridad: esos pensamientos “no son tú”, sino energías que influyen directamente en cómo nos sentimos y actuamos. La clave está en diferenciar entre la persona que somos y la energía que estamos proyectando a través de la mente.
Cómo transformar este pensamiento
Esta distinción tiene implicaciones prácticas. Según Puig, no se trata de negar el arrepentimiento, que es un indicador de conciencia y autocrítica constructiva. Sin embargo, cuando la culpa se convierte en un mecanismo de autoagresión, o la vergüenza en autoanulación, nuestro bienestar se ve comprometido. En otras palabras, prolongar la permanencia en emociones negativas genera un ciclo que disminuye nuestra vitalidad y limita nuestra capacidad de actuar con claridad y libertad. La propuesta de Puig es sencilla pero poderosa: hacer una pausa consciente. Cuando detectamos un pensamiento dañino, podemos detenernos y pronunciar en voz baja una afirmación que reoriente nuestra energía: “Este pensamiento está creando una energía que no quiero vivir.” Este acto, aparentemente pequeño, funciona como un interruptor que permite reemplazar un patrón mental negativo por uno más saludable, y con ello transformar la energía que proyectamos al mundo.
Ciencia y mente: el respaldo de la neuroplasticidad
El enfoque no es una moda pasajera del desarrollo personal, sino un principio respaldado por investigaciones en psicología positiva y neuroplasticidad. Según el experto, el cerebro puede reorganizarse mediante prácticas conscientes, reescribiendo patrones de pensamiento que antes parecían automáticos. En este contexto, cambiar un solo pensamiento negativo no es trivial: es un acto de empoderamiento que modifica la experiencia emocional y, a largo plazo, puede redefinir la realidad personal.

Mario Alonso Puig, en su libro Sanación Energética Interior, ofrece herramientas para llevar esta idea más allá de la teoría. La obra propone ejercicios y prácticas que permiten identificar los pensamientos destructivos desde su raíz, liberarlos y reconectar con la fuerza interior de cada individuo. La premisa central es que nuestra energía interna no es fija; se puede transformar mediante la atención consciente y la reprogramación de la mente. Este enfoque se centra en la prevención del malestar emocional antes de que se convierta en un hábito limitante, en lugar de reaccionar solo cuando el daño ya se ha instalado.
Reconectando con el bienestar en tiempos de estrés
El mensaje de Puig resuena especialmente en un contexto social marcado por la ansiedad y el estrés constante. La cultura de la productividad y la exposición continua a estímulos externos generan un terreno fértil para que pensamientos negativos se arraiguen con facilidad. En este sentido, la enseñanza de que “un pensamiento puede cambiar tu realidad” se convierte en una herramienta de autogestión emocional y resiliencia, ofreciendo a las personas un método concreto para reconectar con su bienestar y con su propósito.
Además, la propuesta tiene un valor simbólico y práctico. Al reconocer que no somos nuestros pensamientos, se abre la posibilidad de observarlos sin juicio, como meras energías que pueden transformarse. Este acto de conciencia permite que la culpa deje de ser autoagresión y que la vergüenza deje de ser autoanulación, liberando espacio para la creatividad, la alegría y la acción constructiva. En términos prácticos, cambiar un pensamiento negativo por uno consciente y afirmativo tiene un efecto inmediato en la vibración emocional y, según Puig, en la realidad que experimentamos.