Plomo, cadmio y arsénico: los ingredientes ocultos en muchos polvos de proteína
Un nuevo informe revela que muchos suplementos contienen niveles preocupantes de metales pesados

Cuidado con la proteína en polvo | Freepik
Cada vez hay más personas que consumen proteína en polvo. En España, de hecho, el mercado de suplementos proteicos generó unos 132,8 millones de dólares (113,88 en euros) en 2023 y se espera que crezca hasta 213,1 millones (182,75 al cambio) para 2030; unas métricas que se extienden a todo el mundo. El culto por el cuerpo, el mayor autocuidado y la popularidad de los suplementos son el resultado de este éxito.
Sin embargo, aún falta mucho estudio al respecto. Un nuevo estudio reciente advierte que muchos de los suplementos que la gente usa para desarrollar más músculo podrían contener niveles preocupantes de metales pesados.
La organización sin ánimo de lucro Consumer Reports (CR) publicó el martes los resultados de una nueva investigación sobre la presencia de metales tóxicos en polvos de proteína. Tras analizar 23 productos (polvos y batidos listos para beber de marcas populares), la entidad descubrió que más de dos tercios contenían por porción más plomo del que CR considera como seguro para tomar en un día.
Como consecuencia, CR recomienda «no usar a diario la mayoría de los polvos de proteína», ya que muchos tienen niveles altos de metales pesados y ninguno es estrictamente necesario para alcanzar los objetivos de proteína. Así lo afirma Tunde Akinleye, químico e investigador de seguridad alimentaria en la ONG. Pero ¿cuáles son esos metales, qué marcas están más implicadas y cuán grave es el riesgo? Veamos lo que necesitas saber.
Lo que halló la investigación
La investigación incluyó una variedad de suplementos más vendidos de distintas fuentes: proteínas de origen lácteo, de carne de res y de origen vegetal (polvos y batidos listos para beber). Analizaron un total de 23 productos a lo largo de varios meses
Se midieron los niveles de diversos metales pesados –como arsénico, cadmio, plomo– así como la cantidad real de proteína que declaraban por porción. Según el informe, la cantidad de proteína no fue problemática: todos los productos cumplieron o superaron lo que anunciaban en etiqueta. Pero el plomo sí fue una fuente de alarma: cerca del 70% de los productos superaron el 120% del nivel de preocupación que CR aplica para el plomo (0,5 microgramos al día) en su análisis.

Este umbral de 0,5 al día se basa en la regulación de la Proposición 65 de California, que es más estricta que la de la mayoría de las autoridades sanitarias. Por ejemplo, la Food and Drug Administration (FDA) considera que más de 2,2 microgramos al día podrían tener efecto adverso en niños y 8,8 para mujeres en edad fértil.
Además del plomo, el estudio también identificó tres productos que tenían niveles preocupantes de cadmio y arsénico inorgánico, otros metales pesados tóxicos. Cabe destacar que los productos analizados se venden, sobre todo, en el mercado estadounidense, aunque son fácilmente comprados por otros países gracias al comercio online.
Entonces, ¿deberíamos preocuparnos por el plomo en la proteína en polvo?
Sí y no: es algo para tomar en serio, pero no necesariamente para alarmarse al máximo. CR lo resume así: «Está bien tener muchos de estos polvos ocasionalmente, e incluso aquellos con los niveles más altos de plomo están muy por debajo de la concentración necesaria para causar un daño inmediato».
Expertos externos al estudio lo califican de «preocupante» pero también dicen que el informe no debe utilizarse como una mera lista de compras. Más bien, debe servir como señal de alerta para que los consumidores se informen, aseguran a The Washington Post.

El riesgo real está en la exposición acumulada. Por ejemplo, un estudio de riesgo humano para ingestión de metales pesados en suplementos de proteína encontró que, aunque los polvos contenían As (arsénico), Cd (cadmio), Hg (mercurio) y Pb (plomo), los niveles estimados de exposición (para una o tres porciones al día) no superaban los índices de riesgo no cancerígeno (hazard index < 1) según los modelos estudiados.
Otra investigación señala que los ingredientes de origen vegetal tienden a acumular más metales pesados debido a que las plantas absorben los metales del suelo y del agua, lo que explica por qué los «plant-based» muestran peores resultados. Además, cabe recordar que la regulación en EEUU sobre suplementos es menos estricta que para los medicamentos o alimentos comunes: la FDA no revisa cada suplemento antes de comercializarlo. En resumen: si consumes proteína en polvo, no es que esté garantizado el daño inmediato, pero sí hay motivos para seleccionar productos con cuidado, limitar la frecuencia, y, sobre todo, no depender exclusivamente de ellos.