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Alonso Puig revela la fórmula para ser una persona carismática y marcar la diferencia entre líderes

Según el experto, cuando comunicación, influencia y coherencia coinciden, se crea un liderazgo fuerte que inspira

Alonso Puig revela la fórmula para ser una persona carismática y marcar la diferencia entre líderes

Mario Alonso Puig | Instagram

Mario Alonso Puig ha vuelto a situar el foco en un concepto que, aunque parezca intangible, determina la manera en que nos perciben los demás y la capacidad de un individuo para influir en su entorno. El médico y conferenciante, una de las voces más reconocidas en liderazgo y desarrollo personal en el ámbito hispanohablante gracias a décadas de investigación sobre la mente humana y el comportamiento, abordó en una conversación con Uri Sabat en YouTube qué diferencia a las personas verdaderamente carismáticas, un rasgo que muchos consideran innato, pero que, según él, también puede cultivarse.

Durante la entrevista, el especialista insistió en que el carisma va mucho más allá de una presencia magnética o de una habilidad retórica casi teatral, y subrayó que la comunicación es un eje esencial porque conecta directamente con la emoción. No obstante, aclaró que no es el único componente importante. Existen individuos sin una oratoria deslumbrante que, sin embargo, resultan profundamente inspiradores debido a su coherencia personal, un valor que considera incluso más determinante que la capacidad de hablar con brillantez. En este punto, recordó la figura de Barack Obama, a quien califica como uno de los comunicadores más eficaces del panorama político contemporáneo debido a su habilidad para generar confianza y transmitir cercanía. Ese tipo de conexión humana, explicó, potencia el carisma natural y favorece la influencia social de cualquier líder.

«Comunicar es influir en el pensamiento de los demás»

Alonso Puig reforzó su argumento con una cita clásica de Winston Churchill, quien sostenía que comunicar es también enamorar e influir. A partir de esa idea, explicó que la oratoria no se limita a articular palabras de forma convincente, sino que debe ir acompañada de una intención genuina de hacer comprender al otro. Los grandes líderes, añadió, no son necesariamente los más ruidosos, sino aquellos capaces de despertar algo en las personas, ya sea entusiasmo, reflexión o motivación. Esa chispa interior es la que acaba movilizando a equipos, instituciones y sociedades enteras.

«Coherencia entre lo que se dice y se hace»

El médico destacó que existe un segundo pilar del carisma que suele recibir menos atención, la coherencia entre lo que se dice y lo que se hace. Según explicó, cuando alguien enuncia un propósito y lo cumple, se vuelve automáticamente más atractivo porque transmite seguridad y previsibilidad. Esta coherencia no es rígida ni inflexible, sino que nace de la alineación entre valores, palabras y acciones. La credibilidad surge de la integridad y, una vez consolidada, se transforma en un poderoso motor de confianza.

«Un discurso solo inspira si se corresponde con actos»

En numerosos estudios sobre liderazgo y comportamiento social, la fiabilidad aparece como uno de los elementos más apreciados por quienes siguen a un referente. Para Alonso Puig, la gente se guía más por lo que observa que por lo que escucha, por lo que un discurso inspirador pierde fuerza si no se corresponde con los actos. De ahí que advierta del riesgo que supone para cualquier líder cambiar constantemente de criterio sin una explicación clara, ya que esa conducta erosiona la credibilidad y genera distanciamiento emocional. Puede que algunos continúen apoyando a esa figura, reconoce, pero lo harán por comodidad o miedo, no por verdadera admiración.

Más allá de sus reflexiones en la entrevista, la trayectoria del médico añade contexto a su análisis. Alonso Puig ha dedicado gran parte de su carrera a estudiar cómo el cerebro responde a la motivación, el estrés y el comportamiento social. Sus conferencias, seguidas por miles de personas, suelen insistir en la importancia del autoconocimiento para desarrollar una presencia más sólida y auténtica. El carisma, desde su perspectiva, no es un adorno superficial, sino la consecuencia de un equilibrio entre la autoconfianza, la empatía y la responsabilidad personal. Este enfoque coincide con corrientes contemporáneas de psicología social que apuntan a que el carisma no es únicamente un rasgo individual, sino también una percepción colectiva que se construye en la interacción diaria.

¿Cómo cultivar un carisma genuino?

En ese sentido, el médico defiende que cualquiera puede fortalecer su carisma si desarrolla su capacidad de escucha, cultiva la empatía y se compromete a actuar conforme a los valores que declara. No se trata de adoptar gestos aprendidos ni de imitar a figuras reconocidas, sino de lograr una sintonía interna que permita relacionarse con los demás desde un lugar de autenticidad. La coherencia, concluye, es un faro que alinea la comunicación con la intención y que acaba convirtiendo a una persona en alguien digno de ser seguido. El equilibrio entre la palabra y la acción es, por tanto, el punto donde nace el carisma más perdurable. Cuando la comunicación, la influencia y la coherencia convergen, se crea una fuerza capaz de movilizar a otros y de generar un liderazgo que deja huella. Según Alonso Puig, es en esa conjunción donde se reconoce a las figuras verdaderamente inspiradoras, las que no solo hablan, sino que construyen con sus actos el mensaje que desean transmitir.

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