The Objective
Lifestyle

Tu olfato tiene más que decir para prevenir la aparición del alzhéimer de lo que creerías

Aunque a veces pase inadvertido, el olfato puede ser un buen chivato de la salud neurológica

Tu olfato tiene más que decir para prevenir la aparición del alzhéimer de lo que creerías

Un hombre adulto con problemas de olfato. | ©Freepik.

Cuando se menciona el alzhéimer, lo primero que nos viene a la cabeza son imágenes de personas desorientadas, que olvidan rostros familiares o pierden por completo su capacidad para valerse por sí mismas. Esta enfermedad neurodegenerativa suele asociarse con la pérdida de memoria y la disminución de las capacidades cognitivas. Sin embargo, su impacto no se limita únicamente a estos síntomas evidentes. El alzhéimer es una enfermedad compleja que afecta al cerebro de forma muy amplia. Por eso, comprender que altera también funciones que a simple vista parecerían poco relacionadas, como el sentido del olfato, es importante.

En los últimos años, diversos estudios han empezado a señalar que la pérdida del sentido del olfato puede ser uno de los primeros indicadores de deterioro neurológico. Este síntoma, a menudo infravalorado, puede preceder a los problemas de memoria por varios años. La explicación se encuentra en el modo en que el alzhéimer actúa sobre ciertas estructuras cerebrales. Precisamente, lo que sucedería con el bulbo olfativo, que es una de las primeras regiones en sufrir daños. Incluso antes de que aparezcan las temidas placas de proteína amiloide.

En este contexto, prestar atención a la capacidad para percibir olores puede convertirse en una herramienta útil para detectar a tiempo posibles señales del desarrollo del alzhéimer. No se trata de generar alarma innecesaria, sino de fomentar la observación y el seguimiento de ciertos cambios sensoriales que podrían ayudarnos a actuar de forma preventiva. De este modo, con intervenciones más tempranas y posiblemente más eficaces se podrían conseguir grandes resultados.

Cómo la pérdida de olfato puede ser un signo de deterioro cognitivo

Un reciente estudio realizado por el Centro Alemán de Enfermedades Neurodegenerativas y la Universidad Ludwig-Maximilians de Múnich ha profundizado en la relación entre el alzhéimer y el sentido del olfato. A través de investigaciones con ratones y con muestras humanas, los científicos observaron que una de las primeras áreas cerebrales en verse afectadas por la enfermedad es el bulbo olfativo. Esta estructura, clave en la detección de olores, muestra signos de inflamación y degeneración incluso en las fases más tempranas del alzhéimer. Una patología de la que te hemos hablado en varias ocasiones en THE OBJECTIVE.

hombre-perdida-olfato-alzheimer-sentado
El estudio abre una vía de investigación sobre los precursores del alzhéimer relacionados con el olfato. ©Freepik.

El estudio, publicado en la revista científica Nature Communications, también ha identificado un mecanismo inmunológico como posible responsable de este daño. Las microglías, unas células del sistema nervioso central encargadas de eliminar residuos y conexiones neuronales defectuosas, comienzan a actuar sobre las fibras nerviosas que conectan el bulbo olfativo con otra región llamada locus cerúleo. Este proceso, conocido como poda sináptica, puede estar motivado por una hiperactividad neuronal que induce una alteración en la membrana celular. De tal modo, acabaría desencadenando una respuesta defensiva equivocada.

En pruebas con ratones, los investigadores detectaron una pérdida significativa de sensibilidad olfativa mucho antes de que aparecieran otras señales clásicas del alzhéimer. Estos hallazgos se confirmaron en pacientes humanos a través de escáneres cerebrales y análisis post mortem. Todo apunta a que la pérdida olfativa no solo es un síntoma temprano. Se abre, incluso, una posible vía de detección precoz, con implicaciones clínicas muy importantes para el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad.

A qué otros síntomas debes prestar atención para hablar de alzhéimer

Aunque la pérdida olfativa es un síntoma relevante, no es el único que puede servir de señal de alerta. Existen otros cambios sutiles en los sentidos y en la vida diaria que conviene observar. La pérdida del gusto, por ejemplo, puede ir de la mano del deterioro olfativo, ya que ambos sentidos están estrechamente conectados. Notar que los sabores son menos intensos o que ciertos alimentos ya no despiertan el mismo interés, podría ser más que una simple cuestión de edad.

El oído también puede ofrecer pistas. Algunas personas empiezan a experimentar dificultades para seguir conversaciones, especialmente en ambientes ruidosos. Esta confusión auditiva, si no se explica por una pérdida auditiva mecánica, puede deberse a un fallo en el procesamiento cerebral del sonido. De forma similar, ciertos problemas visuales —como dificultad para interpretar distancias, leer o reconocer caras— también se han asociado a las fases iniciales del alzhéimer.

A nivel conductual, hay señales que pueden pasar desapercibidas en el día a día. La repetición constante de preguntas, el olvido de tareas recién realizadas o cambios en el carácter —como irritabilidad o aislamiento— son señales a tener en cuenta. Lo mismo ocurre con la pérdida de iniciativa, la desorganización repentina o las dificultades para seguir instrucciones sencillas. Estas pequeñas alteraciones, sumadas a síntomas sensoriales como la pérdida olfativa, pueden configurar un cuadro inicial de deterioro cognitivo.

Publicidad