Teñirse el cabello: errores que comprometen el color en las primeras 48 horas
Muchas personas, al querer cambiar de imagen, lo hacen de forma apresurada y sin considerar algunos aspectos clave

Teñirse el pelo | Canva
Teñirse el pelo es una de las transformaciones estéticas más frecuentes y efectivas para renovar la imagen personal. Sin embargo, lograr que el color se mantenga vibrante y duradero no depende únicamente de la calidad del tinte o de la habilidad del profesional, sino también, y de forma crucial, de los cuidados que se aplican justo después del proceso. Es en esas primeras 48 horas donde muchas personas cometen un error común que compromete el resultado final y puede afectar tanto a la intensidad del color como a la salud del cabello. «Lo ideal es esperar entre 48 y 72 horas antes de lavar el pelo por primera vez tras teñirlo» explica Rubén Peña en Telva, estilista y formador de Toni & Guy, galardonado en varias ocasiones por su trayectoria.
Este margen de tiempo permite que la cutícula capilar se cierre correctamente y que el pigmento se fije en profundidad. No respetarlo, acelera la pérdida del color, favorece la deshidratación y resta brillo al cabello. Además, interrumpir este proceso de sellado natural puede dejar la fibra capilar más expuesta a agresiones externas como el calor o la contaminación. Por eso, adoptar una rutina de cuidado adecuada desde el primer momento es esencial para preservar la intensidad del color y mantener una melena visiblemente saludable.
Cuántas veces hay que lavarse el pelo
Una vez superadas esas primeras horas críticas, no se trata de volver a la rutina habitual sin más. El estilista recomienda espaciar los lavados, limitándolos a dos o tres veces por semana. Lavarse el pelo a diario puede resultar en una pérdida prematura del tinte, además de debilitar la fibra capilar. Asimismo, reducir la frecuencia de lavado ayuda a conservar los aceites naturales del cabello, fundamentales para mantenerlo hidratado y protegido. Incorporar productos específicos para cabello teñido también es clave para prolongar la intensidad del color y cuidar la salud del cuero cabelludo a largo plazo.

El agua, lejos de ser un detalle menor, juega un papel clave. El agua caliente abre la cutícula del pelo, lo que facilita que el color se desvanezca. «Utilizar agua templada o fría ayuda a sellar el pigmento y proporciona mayor brillo al cabello», asegura Peña. Además, es fundamental utilizar un champú específico para cabello teñido, sin sulfatos agresivos. Ingredientes como el ácido cítrico, que equilibra el pH y cierra la cutícula, o el ácido ferúlico, antioxidante que prolonga la intensidad del color, son especialmente beneficiosos.
Champús con pigmento, ¿sí o no?
Otra cuestión habitual que genera dudas es el uso de champús con color. Según Rubén Peña, su empleo es posible, pero siempre con moderación y cuidado. «Utilizarlos una o dos veces por semana es adecuado si se busca refrescar el tono o neutralizar matices no deseados, como los amarillos o anaranjados», explica. Sin embargo, Peña advierte que abusar de estos productos puede alterar el color original y dejar residuos que afectan la uniformidad y naturalidad del tinte, comprometiendo así el resultado final.
No solo champú: el ritual completo
La rutina de cuidado capilar tras teñirse va mucho más allá del champú. Para conservar un cabello saludable y un color intenso, es fundamental incluir productos como mascarillas nutritivas, aceites capilares, sérums y tratamientos sin aclarado. Estos elementos no solo fortalecen la fibra capilar, sino que también sellan la hidratación, creando una barrera protectora frente a agresores externos como el sol, el cloro de las piscinas o la contaminación ambiental. Incorporar estos cuidados adicionales es clave para prolongar la vida del tinte y mantener una melena brillante y resistente.