Siete vinos rosados fuera de lo común... como sus precios
Jóvenes, la mayoría, pero sobradamente preparados y ante todo muy alejados de la extendida imagen que se tiene de los rosados. Ni bebidas refrescantes ni ligeras por definición; las hay con chicha y enjundia
El mapa enológico español no para de añadir elaboraciones rosadas. Junto a las zonas de referencia, Cigales y Navarra, van siendo cada vez más las que se suman al rosado porque la demanda ha comenzado a sonreírle. Entre unos y otros se ha ido logrando que se tomen en serio, por clientes y elaboradores, y aparte de frescura ofrecen complejidad, profundidad, crianza… ganando atractivo y sin duda valor.
Porque como sucede con los demás vinos, hay rosados y rosados, regulares, buenos y prescindibles, si bien es cierto que hasta no hace mucho no fueron los mejor tratados ni por el público, ni por la crítica y ni siquiera por innumerables bodegueros. Por fortuna esta realidad va cambiando y el perfil de los vinos mejorando. Es por eso que son variados los estilos que a día de hoy existen y por lo que son elaboraciones que pueden tener su lugar en cualquier época del año, aunque es ahora cuando se encuentran en su momento álgido. Los más jóvenes ya han pasado unos meses en la botella para irse redondeando y los que tienen alguna crianza empiezan a llegar al mercado tras ese tiempo de reposo, más o menos largo en función del estilo y la vocación de guarda que haya decidido su artífice.
Razones por las que son actualidad y basta con hacer un sencillo barrido por los medios para comprobarlo; las selecciones de etiquetas rosadas son ‘tendencia editorial’. Por eso, en esta ocasión vamos a centrarnos en algunos ‘distintos’ por selección, planteamiento, elaboración, procedencia, composición… y sin duda precio. Etiquetas pensadas y planificadas, bien elaboradas y, sobre todo, muy alejadas de la imagen extendida (no muy positiva) que se tiene de estos vinos y que reconcilian el paladar con el rosado a través de cada añada. Vinos tranquilos que descubren unas referencias en las que además de fruta y frescura hay volumen, amplitud, riqueza aromática, recorrido. Eso sí, elaboraciones que, por estilo y precio, son más fácil de localizar en tiendas especializadas pues se trata de rosados que superan los quince euros, coquetean con los 30 e incluso rondan los 50. Precios ajustados al tipo de elaboración de que se trata, como sucede con tintos y blancos, y con lo que estos rosados se ponen en valor.
Es el caso del que elaboran en la bodega centenaria riojana Marqués de Murrieta, Primer Rosé 2021 (unos 35 €). La primera añada fue la 2015 y es el único rosado español elaborado íntegramente con la tinta mazuelo, una de las uvas autóctonas de la denominación Rioja. De uvas plantadas hace más de setenta años, a 485 metros de altitud, la zona más elevada de la Finca Ygay. En un depósito de hormigón hace la primera fermentación (la alcohólica), pues la segunda (la maloláctica) no la realiza en pro de conservar mejor los aromas, y después tiene una crianza de cinco meses con sus lías. El resultado: un vino intenso en aromas, con estupenda y viva frescura, sabroso, expresivo, fluido en el paso, persistente y con vida por delante para seguir creciendo. Una elaboración que además ha recibido grandes halagos de la crítica internacional.
Arrayán Rosado de Garnacha 2021 (16 €) es la última novedad de Bodegas Arrayán en la DO Méntrida que firma Maite Sánchez, enóloga de la casa. Un vino de garnacha peluda (uva autóctona aunque minoritaria), sobre suelos arenosos a más de 500 metros de altura y que ha fermentado en huevo de barro de 800 litros. Un rosado de territorio procedente de unos viñedos que Sánchez recuperó hace siete años en Santa Cruz de Retamar (Toledo), con certificación ecológica, y a través de los que busca mostrar la identidad de esa particular garnacha y del lugar en el que nace. Floral, con aromas de hierbas aromáticas (laurel), frutos rojos, recuerdo mineral, equilibrada acidez, delicado y fresco en el paso de boca.
Desde el Bierzo otra elaboración de territorio, dentro del proyecto personal del joven pero curtido enólogo Nacho Álvarez, De los Abuelos Viñas Centenarias Rosado 2021 (18 €). Su bodega, Pago de los Abuelos y en este vino uva mencía en un 50% (la tinta principal en la denominación berciana) y la otra mitad compuesta por aramón, estaladiña, palomino, negreda y garnacha tintorera, o lo que es lo mismo, todas esas variedades presentes en las viñas centenarias con las que se ha elaborado y que Álvarez viene recuperando desde hace seis años. La ubicación: 700 metros de altitud, sobre suelos de pizarra y en pendiente (que llega a superar el 50% de inclinación). Puro terroir. En cuanto a la elaboración, ha fermentando en barricas de 600 litros durante tres meses y sólo salen 3.000 botellas. Un vino aromático, expresivo, cargado de fruta (fresa madura), con notas de flores, minerales, equilibrado en la boca, con estructura, viveza y fino en el paso.
Cambio absoluto de registro en el rosado pálido de Bodegas Habla. Aunque la bodega se asienta en tierras extremeñas Rita 2021 (24 €) procede del país galo, en concreto de Côtes de Provence. Elaborado con syrah y garnacha de viñas al norte de Francia –frente a la montaña Sainte Victoire– tiene una crianza sobre lías de seis meses. Como la bodega acostumbra, otra elaboración con una cuidada imagen, en esta ocasión a través de una botella inspirada en Rita Hayworth, icono de la época dorada de Hollywood a quien también debe el nombre. En el contenido, fruta fresca, recuerdos a violetas y sensaciones cítricas (pomelo), con una boca golosa, suave, untuosa y con una rica acidez de frutos rojos.
De vuelta a casa, un rosado de finca, Lalomba Finca Lalinde 2020 (22,75 €), desde tierras de Rioja y etiqueta que firma la bodega Lalomba (propiedad del grupo Ramón Bilbao) proyecto centrado en la elaboración de vinos de finca. Por tanto esta etiqueta responde al nombre de la finca de la que procede, junto al Monte Yerga. Compuesto por garnacha con un 10% de viura (la uva blanca riojana), fermenta y se cría durante 5 meses en depósitos de hormigón con sus lías. Un vino sabroso, extenso, con notas florales, de fruta ácida, hinojo y toque mineral, a lo que sigue una boca jugosa, untuosa y con una frescura (cítrica) que contribuye a su persistencia. Aunque la 2021 ya está en el mercado la anterior se encuentra en un momento pleno de disfrute.
Dominio del Pidio es la segunda bodega de los hermanos Aragón, propietarios de Cillar de Silos, ambas vecinas de Quintana del Pidio (Burgos). Un proyecto dentro de la Ribera del Duero en el que elaboran tres vinos procedentes de pequeñas parcelas de viñas viejas (40-100 años). Uno de ellos es Dominio del Pidio Rosado 2020 (23 €) compuesto por tinto fino y albillo, en la misma proporción, que fermenta en cemento y tiene una posterior crianza sobre lías de cuatro meses en roble francés, de diferentes tamaños, a 18 metros de profundidad pues reposa en bodegas subterráneas (del siglo XVI). Un vino de municipio del que hacen menos de 1.000botellas y que resulta intenso y expresivo, con notas herbáceas, de frutillos rojos, balsámicos, recuerdo mineral y amable persistencia.
Pero el rosado también se atreve con las largas crianzas y he aquí un ejemplo. Se trata de una novedad en la familia López de Haro (Rioja). Dentro de su «Colección Classica», con cinco grandes reservas –que sólo elaboran en añadas que consideran excepcionales– homenaje a cinco personas legendarias riojanas, estrenan el Classica Hacienda López de Haro Gran Reserva Rosado 2009 (47 €). En este caso es la soprano Lucrecia Arana la homenajeada, una artista riojana que cantaba al vino y por ello una de sus destacadas embajadoras. En cuanto al contenido, se trata de un coupage de garnacha y viura de viñedos viejos sobre terrazas arcillo-ferrosas del Alto Najerilla, a las faldas de la Sierra de la Demanda. Ha tenido una crianza de cuatro años en barricas bordelesas y de ahí a la botella donde ha permanecido en reposo hasta ahora que acaba de llegar al mercado. Asalmonado en color por el paso del tiempo, sobresalen aromas de frutas cítricas (naranja), flores, junto a notas especiadas dulces de la crianza y toques de montebajo. Boca equilibrada, jugosa, fina, con una elegante frescura, recuerdos salinos y digna persistencia persistencia. Sin lugar a dudas, sorprendente como vino y como rosado.