María Muñoz: de las pasarelas al periodismo de moda, una trayectoria 360° en la industria
Tener un objetivo claro y ser persistente no garantiza el éxito, pero sí aumenta las posibilidades de lograrlo
María Muñoz Rivera | Olivia Torbado
Como bien decía Toñi Acosta, “los sueños no se cumplen como quien cumple años, sino que se madrugan, se estudian, se trabajan y se luchan, y quizá, algún día, se hacen realidad”. Este es el caso de la vallisoletana María Muñoz Rivera, quien inició su carrera en la moda como modelo a los 16 años, pero pronto descubrió que su verdadera vocación estaba en el periodismo. Inspirada por su tía, una destacada periodista, María supo desde joven que quería contar historias y explorar el universo de la moda desde una perspectiva más profunda. En esta entrevista para THE OBJECTIVE, nos habla sobre su trayectoria, desde sus inicios en la Agencia EFE hasta su entrada en la comunicación de moda. Nos comparte los desafíos de escribir sobre estilo y tendencias, la importancia de la inteligencia emocional en el periodismo y cómo ha logrado equilibrar su trabajo como periodista, modelo y comunicadora. Además, reflexiona sobre la evolución del periodismo en la era digital y ofrece valiosos consejos para quienes sueñan con dedicarse a este sector.
PREGUNTA. –Empezaste en el mundo de la moda como modelo a los 16 años. ¿Qué aprendiste en esa etapa que luego te sirvió en el periodismo?
RESPUESTA. –En primer lugar, aprendí que me gustaba la moda y que era un universo mucho más grande de lo que imaginaba. Pero, sobre todo, aprendí a tratar con personas, tanto de las marcas como de las redacciones, que al final están formadas por personas. Me di cuenta de que todo fluye mejor cuando hay un sentido de comunidad. Si eres una modelo que facilita el trabajo en el set, probablemente la campaña salga mejor y todos los involucrados obtengan mejores resultados. Del mismo modo, si al entrevistar a un diseñador eres amable, él será amable y las cosas fluirán, dando como resultado una mejor entrevista para ambas partes. Así que, por supuesto, aprendí cómo funciona la moda desde dentro al ser modelo, pero también entendí que, en cualquier ámbito, lo fundamental es el equipo humano y cómo te relacionas con él.
P. –Desde muy joven tenías claro que querías ser periodista, influenciada por tu tía. ¿Qué fue lo que más te inspiró de ella y su trabajo?
R. – Es cierto que tengo pocos recuerdos de ella, pero son muy sólidos. Me parecía que tenía una vida fascinante. Fue directora de ABC Moda y luego de ABC Salud. Viajaba por todo el mundo, conocía gente increíble y proyectos apasionantes. Recuerdo que cuando yo era niña, llegaba a su casa y veía que tenía la parte de abajo de la cama llena de regalos y paquetes que le enviaban, y ni siquiera los abría porque ya estaba acostumbrada. Eso me hacía pensar: «¡Wow, qué vida tan increíble, yo también quiero esto!». Además, mi tía falleció muy joven, con solo 32 años, pero nunca olvidaré lo que dijo mi abuelo: «Tu tía vivió más en 32 años de lo que yo he vivido en toda mi vida». Eso me marcó y me hizo decir: «Vale, yo también quiero esa vida».
P. –¿Cómo empezaste en el periodismo?
R. – Realmente empecé gracias a EFE. Cuando cursé el máster de periodismo multimedia, muchos de los alumnos fueron destinados a La Moncloa o a la Agencia EFE para hacer prácticas. Yo tuve la suerte de que, gracias a mi experiencia como modelo y a mi formación en moda, me asignaron a la sección de estilo. Ahí comenzó realmente mi contacto con el periodismo. Tuve la fortuna de trabajar con un equipo increíble, especialmente con Inmaculada Tapia y Carmen Martín, quienes me enseñaron mucho, no solo sobre periodismo, sino también sobre cómo tratar a las personas y ser una buena profesional. Así empecé, además compaginándolo con mi trabajo como modelo.
P. –¿Recuerdas tu primer artículo o entrevista sobre moda? ¿Cómo fue esa experiencia?
R. – Recuerdo que fue con Lyst, la plataforma de análisis de tendencias y marcas, cuando todavía estaba arrancando en España. Entrevisté al director de Lyst en nuestro país. En ese momento, era muy joven y no era completamente consciente de la oportunidad que me estaban dando. Estaba nerviosísima, pero el entrevistado fue muy amable. Con el tiempo, me di cuenta de lo valiosa que fue esa primera entrevista y de lo increíble que fue que confiaran en mí, a pesar de que estaba en prácticas y sin experiencia.
P. –¿Qué retos encontraste al comenzar a escribir sobre moda y estilo?
R. – Uno de los mayores retos es que la moda tiene una parte objetiva y otra subjetiva. Una colección puede estar bien o mal hecha, tener buenos o malos materiales o un concepto sólido o no tenerlo. Pero luego está el gusto personal. Lo que a mí me parece bonito, a otra persona puede parecerle horroroso, y viceversa. Entonces, el desafío es escribir sobre moda de manera justa y sin condicionar al lector con opiniones demasiado personales.
P. –Pasaste de becaria a colaboradora en EFE. ¿Cuál crees que fue la clave para destacar en un entorno tan competitivo?
R. – Creo que la clave fue que me lo tomé con muchísimo entusiasmo. No quiero romantizar la idea de trabajar sin descanso para lograr un objetivo, pero sí tenía claro que me encantaba y que quería aprovechar cada oportunidad. Decía «sí» a todo: si había un evento después de las prácticas, iba; si me proponían algo nuevo, lo aceptaba. Intentaba hacer mi trabajo con mucha dedicación y ser amable con las personas a mi alrededor. Creo que todas esas pequeñas cosas sumaron y ayudaron a que me quedara.
P. – En el mundo del periodismo hay que crear una marca personal. ¿Por dónde empezarías?
R. – Lo primero es trabajar en uno mismo. Detrás de cada entrevista hay una persona, y las relaciones humanas son clave. También es importante aprender a lidiar con egos, ya que en este mundo te encuentras con todo tipo de personas. Algunos hacen que todo sea fácil y otros llegan con una coraza por experiencias previas. Saber gestionar eso es fundamental.
P. – ¿Qué habilidades crees que debe tener un periodista?
R. – Primero, inteligencia emocional para manejar las entrevistas con sensibilidad. También empatía, porque ahora que me toca estar en el otro lado, me doy cuenta de lo difícil que es. Recuerdo cuando entrevisté a Will Smith años atrás; después del famoso bofetón, me acordé de él. Los medios tenían que preguntarle por ello, pero también entendía que era un momento incómodo para él. Por último, profesionalidad: más allá de lo que pienses de una persona, debes hacer tu trabajo con rigor.
P. – Pasaste de modelo a periodista. ¿Cómo terminaste en comunicación dentro de la moda?
R. – Fue gracias a una entrevista que le hice a Eduardo Navarrete en su primer desfile en Fashion Week. Nos llevamos muy bien y con el tiempo nos hicimos amigos. Un día, después de una entrevista divertida en la bañera de un hotel (vestidos, claro), me propuso llevar la prensa de su agencia de comunicación. Dije que sí sin pensarlo mucho y luego pensé: «Acabo de aceptar algo que nunca he hecho en mi vida».
P. –Hoy en día compaginas el modelaje, el periodismo y la comunicación. ¿Cómo logras equilibrarlas?
R. – La clave es la organización. Uso muchos excels y soy meticulosa con mi agenda. También me ayuda el deporte. Mi padre me dijo que, si lo incluyes en tu vida, llega un punto en el que lo necesitas para ser feliz. Intento empezar el día corriendo en el Retiro, sin mirar el móvil, solo con mi música y mis pensamientos. Eso me da claridad mental y energía.
P. –¿Cómo ves la evolución del periodismo de moda en la era digital y las redes sociales?
R. – Antes era muy catastrofista con el futuro del periodismo, pero ahora veo que simplemente hay que adaptarse. La inmediatez es un gran reto porque todo debe publicarse al instante. También hay que diferenciar entre creadores de contenido y periodistas: no todo el que comunica es periodista, ya que informar con rigor requiere formación y experiencia.
P. –¿Qué consejo le darías a alguien que quiere dedicarse al periodismo de moda?
R. – Dos «P»: paciencia y pasión. Es un mundo con adrenalina y momentos increíbles, pero también con muchas horas de trabajo y estrés. Tienes que amarlo para resistir. Además, hay que saber moverse, porque aunque seas muy bueno en una redacción o en televisión, el trato con las personas es clave. La inteligencia emocional es fundamental.
