Carolina Herrera en Madrid: los looks más elegantes de su último desfile
La capital no solo acogió el evento, sino que se convirtió en protagonista del discurso creativo, aportando su propio carácter

Gigi Good | Francisco Guerra / Europa Press
Madrid se vistió de gala la noche del 18 de septiembre, cuando Carolina Herrera presentó su colección Primavera-Verano 2026 en la Plaza Mayor, en un desfile que marcó un hito tanto para la firma como para la ciudad. Y es que Carolina Herrera, bajo el liderazgo creativo de Wes Gordon, trasladó por primera vez su desfile principal fuera de la Semana de la Moda de Nueva York. La elección del escenario no fue casual: la Plaza Mayor de Madrid, con más de 400 años de historia, se convirtió en escenario de lujo para una colección que fusionó patrimonio, arte y tradición. Este desfile representó no solo una apuesta estética, sino también un gesto simbólico de acercamiento al contexto español, reforzado por el hecho de que la casa Carolina Herrera forma parte del grupo Puig desde hace décadas.
Wes Gordon, el arquitecto de una colección inspirada en Madrid
Wes Gordon tomó Madrid como musa. El desfile desplegó una paleta audaz: rojos intensos, rosas eléctricos, violetas, blanco puro, negro gráfico, amarillo sorprendente en algunos casos; tonos que dialogaban con la luz de la ciudad y su ambiente vibrante. Las formas recuperaron elementos tradicionales españoles: volúmenes escénicos, faldas amplias, capas, drapeados, bordados, inspiración en la sastrería goyesca, en la montera del torero, en los volantes y en las puntillas. Los claveles y violetas, flores muy madrileñas, fueron recurrentes tanto en estampados como en motivos tridimensionales. Destacó también la reinterpretación de la camisa blanca, emblema clásico de la marca. Palomo Spain colaboró en esa revisión, aportando una versión que juega con el romanticismo, la tradición y el contemporáneo.
Invitadas que brillaron con estilo propio
La ambientación musical fue otro de los grandes aciertos: canciones como Cómo pudiste hacerme esto a mí, de Alaska y Dinarama, o No controles, de Olé Olé, ayudaron a evocar momentos clave de la cultura popular española, especialmente de los años ochenta, reflejando una estética con reminiscencias de la Movida Madrileña. El desfile reunió a unos 800 invitados entre figuras de la moda, la cultura, el arte y la sociedad. Personalidades como Nieves Álvarez, Gala González, Carmen Lomana o Julia Sarr-Jamois destacaron entre las mejores vestidas, deslumbrando con diseños que no solo realzaban sus siluetas, sino que encarnaban el espíritu de la marca. Además, el evento fue transmitido en directo, lo que amplificó su alcance más allá del público presente y subrayó su carácter internacional.



Este desfile es más que una colección de ropa: es una declaración de intención. Muestra cómo una casa tradicional de moda busca conectar con sus raíces hispánicas, con su mercado español, incorporando elementos culturales locales no solo como estética sino como inspiración activa. También refleja cambios en cómo se piensa la moda de lujo hoy: no solo como espectáculo elitista, sino como experiencia ligada a la ciudad, al patrimonio, a la cultura, y al público que celebra moda como parte de identidad.