Bruno Fabra: abrió su agencia en plena pandemia y, contra todo pronóstico, le salió bien
Esfuerzo, constancia y ambición definen a uno de los grandes referentes en España de comunicación de marcas

Bruno Fabra | Cedida
En marzo de 2020, mientras el mundo cerraba ventanas y confinaban ciudades enteras, Bruno Fabra decidió abrir la suya: un pequeño despacho de apenas 20 metros cuadrados y un primer empleado que confiaba en un proyecto aún en gestación. Para muchos, iniciar un negocio en plena pandemia parecía un acto de locura; para él, fue un ejercicio de fe en la comunicación, la creatividad y las relaciones humanas. Así nació Fabra Comunicación, una agencia especializada en relaciones públicas, comunicación y eventos que trabaja con marcas de moda, belleza y estilo de vida, diseñando estrategias auténticas que conectan a las marcas con medios, influencers y su público, y las ayudan a destacar para consolidar su imagen. Desde entonces, Bruno ha transformado el miedo en oportunidad y vocación en un proyecto sostenible, posicionándose como una de las voces más influyentes de la comunicación de moda, belleza y lifestyle en España.
A los 29 años, su trabajo fue reconocido por Forbes España en la lista 30 Under 30, un reflejo de su capacidad para combinar estrategia, innovación y cercanía en un sector altamente competitivo. Su agencia ha trabajado con firmas como Simorra, Hunter, Givenchy Beauty y La Roche Posay, y ha vestido a artistas internacionales como Rosalía o Bad Gyal, demostrando que su visión de la comunicación va más allá de campañas tradicionales, abordando la narrativa de marca desde un enfoque integral y contemporáneo. Desde THE OBJECTIVE hablamos con él sobre sus comienzos, sus desafíos y la filosofía que ha definido su camino, descubriendo cómo se construye una carrera de éxito cuando la incertidumbre es la única constante.
PREGUNTA.- Abriste tu propia agencia justo antes del confinamiento, ¿qué sentiste esos primeros días?
RESPUESTA.- Comencé unos quince días antes de que se decretara el confinamiento, sin tener ni idea de lo que se venía. Hasta entonces trabajaba como freelance y en agencias de distintos tamaños, tanto grandes como pequeñas, donde aprendí a moverme en entornos complejos, pero también a adaptarme a la falta de recursos. En enero recibí un proyecto importante con Primor y decidí que era el momento de estructurar algo propio. Contraté a mi primer empleado y alquilé una oficina muy pequeña, apenas 20 o 30 metros cuadrados. Y de repente, todo se cerró. Fue un momento de vértigo: no contaba con un colchón financiero para sostener la infraestructura ni con experiencia previa en liderar un equipo, aunque fuera de una persona. La incertidumbre era enorme, pero paradójicamente, todo salió bien: el boca a boca funcionó y permitió crecer de manera orgánica. Aprendí que la comunicación, cuando se hace con cercanía y autenticidad, tiene la capacidad de sostener proyectos incluso en las situaciones más adversas.
« No hay fórmulas mágicas, pero sí disciplina y constancia»
P.- ¿Cuál consideras que ha sido la clave de tu éxito?
R.- Creo que el éxito se construye con muchas cosas pequeñas, con decisiones constantes que, sumadas, generan resultados. Empezamos con marcas pequeñas, después vinieron proyectos más grandes y poco a poco ampliamos nuestra presencia nacional e internacional. Una de las claves ha sido la recomendación de nuestros clientes, su confianza y satisfacción. Además, muchas agencias cometen errores en lo básico: cumplir compromisos, gestionar expectativas, mantener un trato cercano. Nosotros nos enfocamos en eso, y todo lo demás surge de manera natural. No hay fórmulas mágicas, pero sí disciplina y constancia.
P.- ¿Y qué papel juegas tú dentro del equipo?
R.- No hay una única clave. Me gusta estar involucrado en el día a día, entender lo que hacen los periodistas o influencers con los que trabajamos, equilibrando la delegación con la supervisión. Contar con un equipo excepcional es fundamental, pero sin perder el pulso de lo que ocurre en el sector. Me interesa saber cómo se perciben las marcas, cómo se reciben las campañas, cómo interactúa la prensa y las redes sociales con nuestras propuestas. Esto nos permite innovar sin perder coherencia y mantener un estándar de calidad alto.
«Lo que me acercó a la comunicación fue la moda, no desde el diseño, sino desde la estrategia y la narrativa de marca»
P.- ¿Cómo descubriste que la comunicación era tu camino?
R.- Tardé en darme cuenta. De joven quería ser periodista, pero acabé estudiando derecho. Lo que me acercó a la comunicación fue la moda, no desde el diseño, sino desde la estrategia y la narrativa de marca. Hace diez años, con el auge de los blogs y de Instagram, descubrí los gabinetes de comunicación. Empecé a tocar puertas y a ofrecerme para colaborar, incluso gratis, siguiendo el consejo de alguien que me dijo: “Aprenderás más trabajando que haciendo otro máster”. Así llegaron mis primeras oportunidades, y desde entonces supe que la comunicación podía ser mi vocación.
«Primero evaluamos si podemos aportar valor y si los proyectos son compatibles con nuestra filosofía»
P.- Trabajáis con marcas muy distintas, ¿cómo logras conectar con cada una?
R.- Primero evaluamos si podemos aportar valor y si los proyectos son compatibles con nuestra filosofía. Luego hacemos un onboarding para entender la marca desde dentro: qué es relevante, noticiable y cómo podemos transmitirlo. Analizamos fortalezas, debilidades, oportunidades y amenazas, y diseñamos estrategias específicas para cada cliente. Cada marca requiere un enfoque único y esto implica escuchar, observar, preguntar y empatizar con cada equipo. No se trata solo de ejecutar acciones de marketing, sino de crear historias coherentes que generen impacto real.
P.- ¿Qué te inspira a mantener un estilo fresco y disruptivo?
R.- La inspiración viene de la observación constante. Museos, displays, cartelería, tendencias internacionales… todo se puede reinterpretar y aplicar. Estados Unidos, Italia y Francia van un paso por delante en comunicación de moda, y observarlos nos da referencias y herramientas para innovar. También me inspiran la cultura urbana, la música, los eventos de arte, incluso la interacción espontánea en la calle. Las ideas pueden surgir de lo más inesperado, y siempre trato de tener un proceso que me permita captarlas y adaptarlas a nuestros proyectos.

«El mayor límite es mental»
P.- Emprender en España puede ser complicado, ¿qué consejos darías?
R.- El mayor límite es mental. Mucha gente se paraliza por miedo, pero si yo pude, cualquiera puede. Empecé sin recursos, sin contactos grandes y con experiencia limitada, y aun así funcionó. Lo importante es lanzarse, aprender en el camino y aprovechar cada oportunidad, aunque sea pequeña. La clave es la acción, porque el miedo es subjetivo y, muchas veces, irracional. Si uno espera las condiciones perfectas, nunca comienza.
P.- A nivel personal, ¿cómo manejas la presión y el ritmo del trabajo?
R.- Al principio tenía miedo constante, ahora lo que siento son aspiraciones y ambición. Soy perfeccionista, así que me exijo mucho, pero aprendí a poner límites y cuidar mi bienestar. La terapia me ayudó a desconectar, organizarme y separar trabajo de vida personal. Por ejemplo, fines de semana sin móvil y deportes con entrenador personal para mantener constancia. Dormir bien y mantener hábitos saludables es clave para rendir. Estos hábitos me han permitido sostener la energía y la creatividad, incluso en momentos de alta demanda profesional.
«Queremos establecer una estructura completa en el extranjero»
P.- Hablando del futuro, ¿qué proyecto te ilusiona más?
R.- La internacionalización de la agencia. Ya prestamos servicios fuera de España y tenemos equipo en otros mercados, pero queremos establecer una estructura completa en el extranjero. Esto implica no solo replicar modelos, sino adaptarnos a nuevas culturas, medios y formas de consumo, siempre manteniendo la esencia de nuestra agencia: cercanía, creatividad y eficacia.
«Saber parar es esencial»
P.- Un último consejo para quienes quieren emprender o crecer profesionalmente
R.- Saber parar es esencial. La pasión es importante, pero establecer límites, organizarse y cuidarse son claves para sostener el éxito a largo plazo. La constancia y la disciplina en lo básico son tan importantes como la creatividad. La vocación es necesaria, pero sin estrategia y autocuidado, incluso el talento más brillante puede quemarse.
Bruno Fabra ha convertido un pequeño despacho abierto en medio de una pandemia en un referente de la comunicación de moda, redefiniendo la manera de construir y contar marcas en España y más allá. Su historia es un ejemplo de cómo audacia, disciplina y observación pueden transformar miedo en oportunidad y vocación en éxito tangible, y una prueba de que la comunicación, cuando se hace con pasión y rigor, puede cambiar la forma en que vemos y vivimos la moda, la belleza y el lifestyle.
