Fría, templada o caliente: ¿cuál es la forma más sana y recomendada de beber agua?
Aunque pueda parecer un detalle del todo menor, hay más matices de la cuenta en este gesto
La importancia de beber agua para mantener nuestra salud no puede subestimarse. El agua constituye alrededor del 60% del peso corporal en los hombres y el 55% en las mujeres, y es fundamental para diversas funciones biológicas. Ayuda a regular la temperatura corporal, mantiene las articulaciones lubricadas, previene infecciones, facilita la digestión y ayuda en la eliminación de desechos. Además, estar bien hidratado mejora la calidad del sueño, la cognición y el estado de ánimo. Algo de lo que ya te hablamos en THE OBJECTIVE y algo sobre lo que ha insistido mucho la Harvard School of Public Health.
Sin embargo, no todas nuestras necesidades de hidratación deben provenir del agua pura. Muchas frutas y verduras, como el pepino, la sandía y las naranjas, contienen una alta cantidad de agua y son excelentes fuentes de hidratación. Las infusiones, cafés y caldos también pueden contribuir a nuestra ingesta diaria de líquidos sin necesidad de beber agua como tal. No obstante, es importante tener en cuenta que estas bebidas pueden contener edulcorantes, estimulantes como la cafeína, o calorías adicionales, lo cual puede afectar nuestra salud si se consumen en exceso.
No obstante, sí conviene también poner en cierta cuarentena a, por ejemplo, los zumos de frutas. Siempre es conveniente que consumamos las piezas en enteras, no licuadas o exprimidas. La razón está en los azúcares libres que aparecen en ellas una vez se trituran, además de perderse parte de los beneficios que tienen. Lo que sucede, por ejemplo, con la fibra.
¿Beber agua fría o agua caliente? ¿Qué es más recomendable?
La elección entre beber agua fría o caliente depende de las necesidades y preferencias individuales, así como del contexto en el que se consume el agua. El agua fría, generalmente entre 1 y 10 grados Celsius, es refrescante y puede ayudar a reducir la temperatura corporal durante el ejercicio o en climas cálidos. Además, puede mejorar el rendimiento físico, ya que el cuerpo no necesita gastar energía adicional para enfriar el agua ingerida. Algo de lo que se hace eco este estudio donde compara el desempeño físico en función de la temperatura del agua. También es algo que explica esta investigación sobre la ciencia del agua y la hidratación.
Por otro lado, el agua caliente, que suele estar entre 50 y 60 grados centígrados, tiene sus propias ventajas. Puede ser reconfortante y ayuda a la digestión, especialmente después de las comidas. Beber agua caliente también puede aliviar la congestión nasal y mejorar la circulación sanguínea. Entre estos dos extremos se encuentra el agua templada, que se considera ideal para una hidratación general ya que no provoca un choque térmico al organismo.
Algo de lo que también inciden algunas informaciones de Harvard Health Publishing. No obstante, indican que los posibles beneficios de los cambios de temperatura del agua son, en términos generales, pocos. Además, hacen hincapié en que la mayoría de la investigación científica llevada a cabo han sido estudios observacionales con pocos sujetos o en animales.
El momento correcto para beber agua, sea como sea
El momento en el que se bebe agua puede influir en sus beneficios. Beber agua antes de las comidas puede ayudar a reducir el apetito, lo que puede ser beneficioso para el control del peso. Sin embargo, beber grandes cantidades durante las comidas podría diluir los jugos digestivos y ralentizar la digestión, aunque este es un tema con opiniones encontradas y se necesitarían más investigaciones para poder establecer conclusiones definitivas.
Es recomendable evitar beber grandes cantidades de agua justo antes de acostarse para prevenir interrupciones del sueño debido a la necesidad de orinar durante la noche. Comenzar el día con un vaso de agua es una buena práctica, ya que ayuda a rehidratar el cuerpo después de varias horas sin ingesta de líquidos y puede activar el metabolismo. En cierto modo, sería como recordar a nuestro cuerpo de que es hora de ponerse en marcha.
En resumen, mantenerse bien hidratado es crucial para la salud y el bienestar general. Tanto el agua fría como la caliente tienen sus propios beneficios, y elegir una sobre la otra depende de las necesidades individuales y las circunstancias. Lo importante es asegurarse de beber suficiente agua a lo largo del día y ser consciente del tipo y momento de las bebidas que consumimos para mantenernos bien hidratados. Una realidad sobre la que ha hecho mucho hincapié esta publicación de Oxford Academics que vio la luz en Nutrition Reviews.