Ana Molina, doctora: «En 2040, España tendrá la mayor esperanza de vida gracias a esta dieta»
Mantener y promover este estilo de vida saludable es esencial para enfrentar los desafíos futuros

Dieta mediterráea | Canva
España se perfila para convertirse en el país con mayor esperanza de vida en 2040, superando a naciones como Japón y Suiza, según proyecciones del Instituto para la Métrica y Evaluación de la Salud (IHME) de la Universidad de Washington. Este logro se atribuye en gran medida a la adopción de la dieta mediterránea, un patrón alimenticio reconocido por sus múltiples beneficios para la salud.
La dieta mediterránea es la clave
Durante una entrevista en el podcast Tómatelo con vino, la doctora Ana Molina explicó cómo la dieta mediterránea será clave para mantener una salud óptima a lo largo de los años. Según la especialista, este patrón alimenticio no solo mejora la calidad de vida, sino que también contribuye a la longevidad y a la prevención de enfermedades crónicas, convirtiendo a España en uno de los países con mayor esperanza de vida en el mundo.
¿Qué alimentos forman parte de esta dieta?
La dieta mediterránea se basa en el consumo de alimentos frescos y naturales, con una combinación equilibrada de nutrientes esenciales. Se caracteriza por:
- Abundancia de frutas y verduras: son una fuente rica en vitaminas, minerales, antioxidantes y fibra, esenciales para el buen funcionamiento del organismo y la prevención de enfermedades.
- Legumbres y frutos secos: las lentejas, garbanzos, almendras y nueces aportan proteínas vegetales, grasas saludables y fibra, ayudando a la salud digestiva y al control de los niveles de azúcar en sangre.
- Cereales integrales: como el pan, el arroz y la pasta integrales, que proporcionan energía de liberación sostenida y favorecen una mejor digestión.
- Aceite de oliva como principal fuente de grasa: destacado por sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias, protege el corazón y previene el envejecimiento celular.
- Consumo moderado de pescado y aves: aportan proteínas de alta calidad, ácidos grasos omega-3 y otros nutrientes esenciales para la salud cerebral y cardiovascular.
- Reducción del consumo de carnes rojas y procesadas: su ingesta excesiva se ha asociado con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer.
- Lácteos en cantidades moderadas: se prefieren opciones como el yogur y el queso fresco, ricos en calcio y probióticos beneficiosos para la microbiota intestinal.
- Consumo ocasional de vino tinto: en algunos países mediterráneos se acompaña con las comidas en cantidades moderadas, ya que contiene resveratrol, un antioxidante con efectos protectores para el sistema cardiovascular.
Impacto en la esperanza de vida
Diversos estudios han demostrado la relación entre la adherencia a la dieta mediterránea y una mayor esperanza de vida. Por ejemplo, una investigación publicada en la revista British Medical Journal encontró que las personas que siguen este patrón alimenticio tienen una menor tasa de mortalidad y una mayor longevidad. Además de la dieta, otros factores como un sistema sanitario eficiente, la práctica regular de actividad física y una vida social activa contribuyen a la alta esperanza de vida en España. Sin embargo, la dieta mediterránea sigue siendo un pilar fundamental en la promoción de la salud y la prevención de enfermedades.

La dieta mediterránea como estilo de vida
La doctora Ana Molina enfatiza que la dieta mediterránea no solo trata de qué comemos, sino también de cómo lo hacemos. En las culturas mediterráneas, las comidas suelen ser un momento de socialización y disfrute, lo que contribuye a un mejor bienestar emocional. Además, este estilo de vida promueve la actividad física regular y el contacto con la naturaleza, factores que también influyen en la longevidad.
Retos y consideraciones futuras
A pesar de los beneficios asociados a la dieta mediterránea, estudios recientes indican una disminución en su adherencia, especialmente entre las generaciones más jóvenes. Este cambio en los hábitos alimenticios podría afectar negativamente las proyecciones de esperanza de vida. Por ello, es crucial promover y mantener este patrón alimenticio, no solo en España sino también a nivel global, para garantizar una vida más larga y saludable. La educación nutricional y las políticas públicas que fomenten hábitos de vida saludables serán esenciales para alcanzar este objetivo.