Estos son los cinco pueblos más bonitos de toda España
Llerena, ubicada en la provincia de Badajoz, es un municipio con gran historia y encanto tradicional
Escondidos entre montañas, bosques y costas, estos pequeños rincones destilan magia y autenticidad. Trabajan incansablemente para preservar su entorno natural y promover prácticas sostenibles. Con una belleza sin igual, estos siete nuevos miembros de la asociación de los Pueblos más Bonitos de España nos invitan a desconectar y sumergirnos en la naturaleza. Desde senderos que serpentean entre cascadas hasta playas vírgenes, estos destinos son un paraíso para los amantes del ecoturismo.
Llerena, Badajoz
Llerena, una joya de la provincia de Badajoz, es un municipio que cautiva por su rica historia y su encanto tradicional. Declarada Conjunto Histórico Artístico, esta localidad extremeña invita a un paseo por el tiempo a través de sus calles empedradas y sus edificios monumentales. La Iglesia de Santa María, un imponente templo gótico, es uno de sus mayores atractivos. Su interior, adornado con un retablo plateresco, es una muestra del esplendor artístico que vivió la ciudad.
El legado histórico de Llerena se respira en cada rincón. El Convento de Santa Clara, un oasis de tranquilidad en el corazón del pueblo, guarda celosamente su pasado. Y si eres amante de la arqueología, el Museo Arqueológico Municipal te revelará los secretos de la Llerena antigua. Pero Llerena no es solo historia. Su animada Plaza de España es el centro neurálgico de la vida social, donde se celebran ferias y fiestas a lo largo del año.
La gastronomía llerenense es otro de sus grandes orgullos. Los corazones de las monjas, unos dulces elaborados por las monjas del convento de Santa Clara, son una delicia que no puedes perderte. Y si eres amante del vino, podrás disfrutar de excelentes caldos de la región. Además de su rico patrimonio cultural, Llerena ofrece la posibilidad de disfrutar de la naturaleza en sus alrededores. Rutas de senderismo, zonas para hacer bicicleta y parajes naturales de gran belleza te esperan para que desconectes de la rutina y te sumerjas en la tranquilidad de Extremadura.
Fresneda, Teruel
La Fresneda, un pequeño tesoro escondido en la comarca del Matarraña, en Teruel, cautiva a sus visitantes con su encanto medieval y su entorno natural privilegiado. Declarada Conjunto Histórico-Artístico, este pueblo aragonés te invita a un viaje en el tiempo a través de sus calles empedradas y sus edificios monumentales. Su castillo, encaramado en lo alto de una colina, y la iglesia de Santa María la Mayor, con su imponente torre, son los guardianes de un pasado glorioso.
El centro neurálgico de La Fresneda es su Plaza Mayor, un espacio abierto rodeado de soportales y edificios señoriales donde la vida transcurre a un ritmo pausado. Paseando por sus calles, te encontrarás con casas blasonadas, palacios renacentistas y rincones llenos de historia. La Ermita de Santa Bárbara, situada en las afueras del pueblo, ofrece un remanso de paz y unas vistas panorámicas espectaculares.
Además de su rico patrimonio histórico, La Fresneda es un paraíso para los amantes de la naturaleza. Los amantes del senderismo y la bicicleta de montaña encontrarán en sus alrededores numerosas rutas que les permitirán descubrir bosques frondosos, ríos cristalinos y parajes de una belleza singular. La Vía Verde del Val de Zafán, que discurre por antiguas vías férreas, es una excelente opción para disfrutar de la naturaleza a tu propio ritmo.
Berlanga de Duero, Soria
Uno de los pueblos favoritos de la provincia de Soria, debido a su historia y a su encanto medieval. Declarada Conjunto Histórico-Artístico, esta localidad soriana invita a un viaje en el tiempo a través de sus calles empedradas y sus edificios monumentales. Su castillo, encaramado en lo alto de un cerro, es el testigo mudo de siglos de historia y ofrece unas vistas panorámicas impresionantes.
El lugar principal de Berlanga de Duero es su Plaza Mayor, un espacio abierto rodeado de soportales y edificios señoriales donde la vida transcurre a un ritmo pausado. Paseando por sus calles, te encontrarás con casas blasonadas, palacios renacentistas y rincones llenos de historia. La Colegiata de Santa María del Mercado, un impresionante templo gótico, es otro de los grandes tesoros de la localidad. Su interior, adornado con retablos y esculturas, es una muestra del esplendor artístico que vivió la villa.
Los amantes del senderismo encontrarán numerosas rutas que les permitirán descubrir los alrededores y disfrutar de paisajes espectaculares. La Ruta de las Ermitas, que te llevará a conocer pequeños templos románicos como la de San Baudelio, es una excelente opción para los amantes de la historia y la arquitectura.
Poza de la sal, Burgos
Poza de la Sal, un pequeño pueblo burgalés, esconde un tesoro natural y histórico de gran valor: sus salinas. Este enclave único, situado en una depresión kárstica, ha sido explotado desde tiempos remotos, convirtiendo a la sal en el motor económico de la localidad durante siglos. Las salinas de Poza de la Sal son un ejemplo excepcional de patrimonio industrial y natural, donde la mano del hombre ha modelado el paisaje durante milenios.
El pueblo en sí mismo conserva un encanto medieval, con calles empedradas, casas de piedra y un trazado urbano que nos transporta a otra época. Su relación con la sal se respira en cada rincón, desde la arquitectura de los edificios hasta el propio nombre del pueblo. Poza de la Sal no es solo un lugar para visitar, sino una experiencia para los sentidos, donde se puede apreciar el valor de un recurso natural esencial y la ingeniosidad del hombre para aprovecharlo.
Además de las salinas, Poza de la Sal ofrece un entorno natural privilegiado. El paisaje kárstico, con sus formaciones geológicas únicas, invita a realizar rutas de senderismo y a disfrutar de la tranquilidad de la naturaleza. El Centro de Interpretación de Félix Rodríguez de la Fuente, ubicado en el pueblo, es un homenaje al famoso naturalista y un lugar ideal para conocer la rica biodiversidad de la zona.
Letur, Albacete
Letur, un pequeño pueblo albaceteño, es un auténtico remanso de paz enclavado en el corazón de la Sierra del Segura. Declarado Conjunto Histórico-Artístico, este municipio cautiva a sus visitantes con su encanto medieval y su entorno natural privilegiado. Su casco histórico, con sus estrechas calles empedradas, sus casas blancas de fachadas adornadas y sus patios interiores, es un laberinto de rincones llenos de historia y encanto.
La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, un templo gótico-mudéjar, es uno de los monumentos más destacados de Letur. Su interior, con sus bóvedas de crucería y sus retablos barrocos, es una muestra del rico patrimonio artístico de la localidad. Además, la ermita de San Roque, situada en las afueras del pueblo, ofrece unas vistas panorámicas espectaculares de la Sierra del Segura.
Letur es mucho más que un pueblo con historia. Su entorno natural es uno de sus mayores atractivos. La Sierra del Segura, con sus bosques de pinos, sus ríos cristalinos y sus picos escarpados, es un paraíso para los amantes de la naturaleza. Senderismo, rutas en bicicleta, observación de aves… las posibilidades son infinitas.