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La cala alicantina que parece sacada de una playa de la Costa Brava

Un rincón del litoral alicantino que, entre casitas blancas, puertas azules y aguas turquesa, evoca paisajes mediterráneos

La cala alicantina que parece sacada de una playa de la Costa Brava

Cala del Portitxol | siestaadvisor.com

No hace falta cruzar fronteras para encontrar paisajes que parecen sacados de una postal mediterránea. En pleno litoral de la Comunidad Valenciana, muy cerca de Jávea, se esconde un rincón que recuerda más a una cala de la Costa Brava o incluso a una isla griega que al Levante español. Hablamos de la cala del Portitxol, también conocida como cala de la Barraca, uno de los enclaves más pintorescos,y fotografiados, de la provincia de Alicante. Rodeada de acantilados cubiertos de vegetación y salpicada por casitas blancas con puertas azules, la estampa que ofrece esta cala es una evocación directa a Santorini o Mykonos. Sin embargo, no hay que subirse a un avión para llegar hasta aquí. Basta con poner rumbo a la costa de Jávea y dejarse conquistar por la belleza serena de este paraje natural.

Un paraíso a pie de Mediterráneo

La cala del Portitxol se sitúa entre el Cap Prim y el Cap Negre, y su singularidad comienza por su propia orografía. Aquí no encontrarás arena fina, sino grava y cantos rodados, lo que hace imprescindible llevar escarpines si no quieres que cada paso sea una aventura. Las aguas, cristalinas y limpias, son perfectas para el snorkel o incluso el buceo. Además, a unos 300 metros de la orilla se encuentra la Illa del Portitxol, una pequeña isla declarada Bien de Interés Cultural por sus restos arqueológicos.

El entorno es de una calma casi reverencial. A pesar de que en temporada alta puede estar concurrida, el ambiente sigue siendo relajado y familiar. La presencia de socorristas y la posibilidad de alquilar hamacas y sombrillas durante el verano facilitan la experiencia a quienes buscan desconectar sin renunciar a ciertas comodidades. Pero más allá del baño y el sol, lo que realmente ha convertido a esta cala en un fenómeno viral son sus casitas de pescadores. Con sus fachadas encaladas y sus puertas azules, han hecho del Portitxol un fondo perfecto para las redes sociales. Algunas de estas viviendas aún conservan las barcas en la puerta, acentuando ese aire de autenticidad que tanto enamora a los visitantes.

Aunque tumbarse al sol frente al mar es la actividad favorita de muchos, la cala del Portitxol también invita a explorar su entorno natural y marino a través de distintas propuestas que combinan aventura, paisaje y tranquilidad. Estas son algunas de las más recomendables:

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  • Snorkel y buceo: las aguas cristalinas de la cala permiten descubrir un fondo marino lleno de vida, perfecto para quienes disfrutan observando peces, rocas y vegetación submarina.
  • Paddle surf: gracias a la calma del mar y a la belleza del entorno, estas dos actividades se han vuelto muy populares. Navegar sobre una tabla o en kayak permite descubrir rincones escondidos, cuevas y disfrutar de la cala desde otra perspectiva.
  • Kayak hasta la Illa del Portitxol: una de las excursiones más demandadas en verano. A solo 300 metros de la orilla, esta pequeña isla declarada Bien de Interés Cultural guarda restos arqueológicos y ofrece un entorno virgen ideal para una visita rápida en kayak.
  • Ruta desde el mirador de la Cruz del Portitxol: un sendero fácil y accesible desciende desde este mirador hasta la cala en apenas 15 minutos. El camino ofrece vistas panorámicas del litoral y es una excelente opción para llegar a pie.
  • Senderismo por el entorno: más allá de la cala, la zona está repleta de rutas que recorren los acantilados y puntos panorámicos como el Cap Prim o el Cap Negre. Caminos tranquilos y con vistas que invitan a perderse en plena naturaleza mediterránea.
  • Fotografía y paseos escénicos: el entorno natural y las características casitas de pescadores convierten a este lugar en un escenario perfecto para quienes buscan capturar imágenes únicas o simplemente disfrutar de un paseo relajante junto al Mediterráneo.

Restaurantes por la zona

Aunque la cala del Portitxol no es una cala urbanizada al uso, en sus inmediaciones se pueden encontrar un par de bares de playa donde refrescarse o tomar algo con vistas al mar. Uno de los más populares es Cala Clemence del Portitxol, un chiringuito con encanto que se integra perfectamente en el paisaje, decorado en tonos blancos y madera natural. Su propuesta gastronómica es sencilla pero acertada, con platos frescos, cócteles y bebidas perfectas para acompañar una jornada de sol. Eso sí, si vas en temporada alta es recomendable reservar con antelación, ya que suele llenarse con rapidez.

Cala del Portitxol | Istock
Cala del Portitxol

Si prefieres comer más tranquilamente, a pocos minutos en coche encontrarás opciones como el Restaurante Sur, en la zona del Cabo de la Nao, donde destacan los arroces, pescados frescos y una cocina tradicional de la Marina Alta. Además, el núcleo urbano de Jávea ofrece una oferta gastronómica variada, desde tabernas marineras hasta locales con propuestas más innovadoras que combinan el producto local con un enfoque contemporáneo.

¿Cómo llegar desde Jávea?

Llegar hasta la cala del Portitxol desde Jávea es sencillo. El acceso principal se realiza por la carretera del Cabo de la Nao (CV-7421). Justo antes de la cala hay una zona habilitada para aparcar, aunque conviene llegar temprano, sobre todo en verano, ya que las plazas son limitadas. De hecho, desde 2019 se ha instalado una barrera que impide el paso una vez completado el aforo del aparcamiento. Otra opción, más escénica, es iniciar la bajada a pie desde el mirador de la Cruz del Portitxol, en una pequeña ruta de senderismo apta para todos los públicos.

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