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Las tres mejores rutas por España para los que no están acostumbrados a hacer deporte

Cada vez más personas se animan a hacer senderismo, aunque no tengan mucho entrenamiento

Las tres mejores rutas por España para los que no están acostumbrados a hacer deporte

Rutas senderismo | Canva

Nunca es tarde para empezar a moverse y, si además el ejercicio llega acompañado de naturaleza, paisajes sorprendentes y algo de historia, la motivación sube como la espuma. En un país donde abundan los senderos espectaculares y las rutas montañeras exigentes, también existen caminos pensados para quienes no tienen experiencia previa, pero sí muchas ganas de disfrutar al aire libre. Porque hacer senderismo no tiene que ser una prueba de resistencia, estas tres rutas son la puerta de entrada perfecta para aquellos que buscan dar el primer paso sin miedo a agotarse o perderse.

Silla de Felipe II (San Lorenzo de El Escorial, Madrid)

A menos de una hora del centro de Madrid, esta ruta aúna naturaleza, cultura y vistas de postal. El recorrido comienza en el Bosque de la Herrería, un entorno protegido lleno de robles, fresnos y castaños, y asciende suavemente hasta llegar a la llamada Silla de Felipe II, un mirador natural tallado en granito desde el que, según cuenta la tradición, el monarca contemplaba las obras del Monasterio de El Escorial. El trayecto, de unos siete kilómetros ida y vuelta, es sencillo, está bien señalizado y no exige más preparación que unas buenas zapatillas y algo de agua. El desnivel es moderado y la recompensa es enorme: vistas impresionantes de la sierra, el monasterio y la llanura madrileña. Además, es una ruta perfecta para combinar con una visita cultural al propio monasterio o un paseo por las calles históricas de San Lorenzo, lo que la convierte en un plan redondo para pasar el día sin prisas y sin estrés.

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Cerrada de Elías, en la ruta del río Borosa (Jaén)

Situada en pleno Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas, la ruta del río Borosa es una de las más emblemáticas de Andalucía. Pero para quienes aún no se atreven con los más de 20 kilómetros que componen su recorrido completo, existe una alternativa tan sencilla como espectacular: la Cerrada de Elías. Este tramo, que no alcanza los tres kilómetros, permite sumergirse en un entorno natural de una belleza asombrosa, siguiendo pasarelas de madera sobre el río, cruzando puentes y escuchando el murmullo del agua entre la vegetación. No requiere gran forma física ni experiencia previa, pero sí muchas ganas de dejarse sorprender por un paisaje que parece sacado de una película.

https://www.tiktok.com/@al_andalus_eco/video/7379556531685117217

Ruta del Agua en Chelva (Valencia)

Lejos de las playas y del bullicio turístico que suele asociarse a la provincia de Valencia, se esconde uno de los secretos mejor guardados del interior: Chelva. Este pueblo, cargado de historia y arquitectura popular, se ha convertido en una parada imprescindible para quienes buscan un plan diferente, relajado y familiar. Su conocida Ruta del Agua es una joya del senderismo accesible. Se trata de un recorrido circular de apenas siete kilómetros que atraviesa manantiales, acequias históricas, túneles excavados en la roca y pozas naturales. Es ideal para hacer en familia, incluso con niños pequeños, ya que no presenta desniveles importantes y está bien señalizada. Además, el entorno es simplemente idílico: vegetación frondosa, agua cristalina y rincones perfectos para detenerse a descansar o improvisar un picnic.

Rutas | Canva
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En primavera, los colores estallan y el paisaje se muestra en todo su esplendor, aunque en verano el atractivo se multiplica gracias a las zonas de baño. Es, sin duda, una opción perfecta para quienes quieren caminar sin agobios y volver a casa con la sensación de haber descubierto un lugar mágico.

https://www.tiktok.com/@itsme_nathalypere/video/7359858768772861217

Empezar a caminar por la naturaleza no tiene por qué ser un reto titánico ni algo exclusivo de los más aventureros. Estas tres rutas demuestran que el senderismo también puede ser accesible, relajado y, sobre todo, muy gratificante. Solo hace falta la voluntad de salir, respirar aire puro y dejarse llevar por caminos que, sin exigir demasiado, regalan mucho. Porque moverse un poco ya es mucho, y porque nunca es tarde si la ruta es buena.

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