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El castillo medieval del Cantábrico que pasó de ser una cárcel a interés turístico

Un símbolo vivo del diálogo entre el pasado y el mar, una joya que sigue brillando bajo la luz cambiante del norte

El castillo medieval del Cantábrico que pasó de ser una cárcel a interés turístico

Castillo de Castro Urdiales | Tripadvisor

Las costas del norte de España guardan secretos de piedra que han resistido siglos de guerras, temporales y olvidos. Entre ellos, el Castillo de Castro Urdiales se alza como uno de los pocos testigos medievales que siguen en pie en Cantabria, un monumento que domina el horizonte del Cantábrico y que resume, en su silueta, la fusión entre historia, mar y tradición.

¿Cuál es la historia de este castillo-faro?

Levantado hacia 1163, el castillo nació como defensa de la villa marinera que lo rodeaba. Su planta pentagonal y sus muros de piedra, de una solidez casi pétrea, formaban parte de un sistema de murallas que protegía tanto la zona alta, donde se alzaban la fortaleza y la iglesia de Santa María de la Asunción, como el entramado urbano que descendía hacia el puerto. Desde su posición estratégica, los habitantes podían huir directamente al mar en caso de asedio, una conexión vital que marcó su destino. Durante la ocupación francesa de 1813, la fortaleza volvió a ser protagonista. Sirvió como último refugio de los vecinos frente a las tropas napoleónicas y, cuando la villa cayó, muchos lograron escapar en buques ingleses desde su entorno. Esa imagen de resistencia y esperanza ha quedado grabada en la memoria colectiva de Castro Urdiales.

Castillo de Castro Urdiales

En el siglo XIX, el castillo sumó un nuevo elemento que le dio su aspecto actual: un faro. Encendido por primera vez en 1853, este faro, todavía en funcionamiento, se adosa a las viejas murallas y combina la piedra medieval con la linterna marítima, creando una estampa única. Desde hace más de siglo y medio, su luz guía a los barcos que se acercan a la costa, reforzando el vínculo eterno entre la villa y el mar. A pocos pasos, el puente medieval, también conocido como puente viejo o puente romano (aunque de estilo gótico), conecta el conjunto con la ermita de Santa Ana. Bajo su parapeto aún se conserva un sillar grabado con las letras “MC” y el número “617”, posiblemente alusión a una de las reformas que sufrió la estructura a lo largo del tiempo.

¿Cuándo fue una cárcel?

El castillo también fue escenario de episodios más recientes. Durante la Guerra Civil, su interior sirvió como cárcel improvisada, lo que demuestra la solidez y el carácter impenetrable de su arquitectura. Incluso hoy, los buceadores de la zona descubren cañones hundidos en las aguas próximas, vestigios materiales de su pasado bélico. Las leyendas locales hablan de túneles secretos que comunicaban la fortaleza con el mar, de apariciones nocturnas entre las murallas y de tesoros escondidos bajo sus cimientos. Aunque no hay pruebas de ello, esos relatos alimentan el aura misteriosa del castillo y lo mantienen vivo en el imaginario popular.

Castillo de Castro Urdiales

Un símbolo cultural abierto al visitante

Hoy, el castillo-faro de Castro Urdiales ha dejado atrás su papel defensivo para convertirse en un espacio cultural y turístico. Sus muros acogen exposiciones, eventos y actividades que celebran el patrimonio histórico de la villa. Desde lo alto, las vistas del Cantábrico, el puerto y la iglesia gótica de Santa María componen una de las panorámicas más espectaculares del norte peninsular. Visitarlo es, en realidad, viajar en el tiempo. Cada piedra evoca una historia, cada rincón una batalla, cada ráfaga de viento una memoria.

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