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Este es el pueblo con el nombre más largo de la península ibérica: tiene 39 letras

Además de contar con uno de los nombres más singulares que se puedan imaginar, es un lugar que vale la pena descubrir

Este es el pueblo con el nombre más largo de la península ibérica: tiene 39 letras

Azpilkueta | Ayuntamiento Baztán

En el corazón del valle navarro de Baztán se oculta un rincón tan pintoresco como curioso: Azpilicuetagaraycosaroyarenberecolarrea. Con sus 39 letras, ostenta el título del nombre más largo de España, y también de Europa, aunque quienes viven allí optan por una versión más breve: Azpilkueta.

El pueblo que lo llaman de otra forma

Pronunciar el nombre completo de este pequeño pueblo parece un hechizo mágico: Azpilicuetagaraycosaroyarenberecolarrea. Pocas personas se atreven a decirlo de un tirón, por lo que es frecuente escuchar “Azpilkueta”, una forma más manejable pero con un significado muy profundo. En euskera, su topónimo largo se interpreta como algo así como “campo bajo del corral alto”, describiendo la topografía del terreno donde se ubica. Por su parte, la palabra “Azpilkueta” podría traducirse como “zona baja y tranquila” o “lugar cerrado con piedras”.

¿Dónde está y cuántos habitantes tiene?

Azpilkueta forma parte del municipio del Valle de Baztán, en Navarra, una zona montañosa famosa por su paisaje de bosques, caseríos tradicionales (“baserris”) y una rica cultura vasco-navarra. Se trata de un pueblo muy pequeño: entre 180 y 200 habitantes según los distintos medios, repartidos en alrededor de veinte casas distribuidas en cuatro barrios: Urrasun, Arribiltoa, Zuastoi y Apaioa.

País Vasco

Azpilkueta no solo destaca por su nombre, sino también por su encanto. Su arquitectura refleja la tradición del Baztán: casonas de piedra con tejados de dos y cuatro aguas, dobles portales típicos de la zona y escudos heráldicos en las fachadas. Entre sus edificios más emblemáticos están el Palacio de Cabo de Armería, la Casa Iriartea y la iglesia parroquial de San Andrés, que alberga retablos del siglo XVIII. Pero más allá de lo físico, el pueblo está impregnado de leyendas. Se cuenta que en una de sus montañas fueron enterradas dos lamias, seres femeninos de la mitología vasca que, según la tradición, provocan las tormentas. Esta creencia dota al paisaje de un aura misteriosa, como si Azpilkueta hablara con el viento.

Historia y personajes ilustres

Azpilkueta no es solo gracia lingüística: su historia se remonta a linajes antiguos. Por allí nació María de Azpilcueta, madre de San Francisco Javier, uno de los fundadores de los jesuitas. A lo largo de la historia, ha habido varias mujeres llamadas María Azpilcueta; sin embargo, la más conocida es María Azpilcueta Aznárez de Sada, nacida en el castillo de Javier en 1464. Su vida estuvo marcada por las dificultades de su época y, desgraciadamente, por lo que hicieron los hombres de su entorno. María se casó con Juan de Jaso, un jurista de gran prestigio que ejercía como presidente del Consejo Real de Navarra cuando los castellanos invadieron el reino. La invasión obligó a Juan de Jaso a exiliarse, aunque más tarde reconoció al rey invasor. Los dos hijos mayores de María, el capitán Azpilcueta y Miguel de Javier, lucharon por la independencia de Navarra y sufrieron represalias por ello: fueron encarcelados y sus acciones provocaron la destrucción total del palacio de Azpilkueta y daños parciales en el castillo de Javier.

Ante estas adversidades, María tuvo que pelear por recuperar los derechos y propiedades de su familia, y gracias a su esfuerzo logró restablecerlos en parte. Algunos documentos de la época, como un recibo de 1517, muestran su firma como “La triste María de Azpilcueta”. Este calificativo ha sido interpretado por algunos como una referencia a la difícil situación política de su familia, aunque en realidad en aquel tiempo “triste” era un término común para indicar viudez, por lo que más que una declaración de su estado de ánimo, era una señal de su condición social. Además, aunque no nació en Azpilkueta sino en Barásoain, la localidad también está vinculada a la figura de Martín de Azpilcueta (1492–1586), teólogo, filósofo y economista, considerado precursor de la teoría cuantitativa del dinero. La combinación de estas figuras históricas dota al pueblo de un valor cultural y patrimonial extraordinario, conectando sus calles y caseríos con los ecos de una Navarra que resistió invasiones, defendió su independencia y dejó una huella profunda en la historia de España.

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