Han tenido que pasar 45 días desde que la borrasca Filomena obligara a cerrar todos los parques de Madrid, pero este lunes los madrileños han podido volver a poblar el Retiro, aunque de manera sólo parcial y con las muescas de la nevada todavía presentes.
En detalle: 70 hectáreas, el 60% de la superficie del parque, son las que desde este lunes pueden recorrerse de nuevo, incluyendo 12 de sus 17 accesos, y los vecinos las han aprovechado prácticamente desde el primer momento para pasear, jugar, hacer deporte o simplemente cruzar de un lado a otro del recinto evitando rodearlo. Algunas de las áreas del parque permanecen por tanto todavía cerradas. El Campo Grande, la Rosaleda o los jardines de Isabel II son algunas de esas áreas, en las que se concentraba la mayoría de los 1.000 árboles que sufrieron perjuicios hasta el punto de resultar irrecuperables. Para recorrer al completo el parque aún habrá que esperar hasta el 1 de abril, casi tres meses desde la nevada.
«Hombre, es que esto es recuperar la rutina. Yo suelo venir todas las mañanas al Retiro y lo he echado de menos, la verdad», cuenta Alicia, que bastón en mano ha sido de las primeras en acercarse al histórico parque, que sigue la estela de otros que ya han reabierto parcialmente en la ciudad.
Poco han importado las nubes que amenazaban lluvia y el hecho de tratarse de una jornada laborable, aunque al ser día festivo en el ámbito docente han sido muchos los padres que han traído a sus niños al parque, que en las zonas abiertas al público también tiene habilitadas las áreas infantiles.
Era el caso de Iftaj, que solía acudir por las tardes al Retiro con sus dos hijos y este lunes lo ha hecho por la mañana: «Se ha notado mucho el cierre, hace falta, es que Madrid sin el parque… Por aquí tampoco tienes muchos sitios donde puedas ir», declara.
A todos ellos los ha precedido el alcalde, José Luis Martínez-Almeida, quien ha acudido a presidir la reinauguración del parque, donde alrededor de 12.000 de un total de 17.000 árboles han resultado dañados por el temporal Filomena.
Con el jardín del Parterre, la puerta de Felipe IV y el Casón del Buen Retiro a su espalda, Almeida ha llamado a disfrutar del Retiro «con seguridad y con cuidado», y ha subrayado que entrar en las zonas restringidas, marcadas con balizas, entraña «un riesgo para la seguridad de las personas», ya que no puede garantizarse «que no se puedan producir accidentes». Y es que hoy por hoy la mayor huella visual de la nevada no está tanto en los árboles como en las abundantes cintas de plástico blanco y rojo que marcan los lugares aún inaccesibles, que rompen el predominio cromático de verdes y marrones propio del parque.
Por lo demás, y más allá de algún montón de ramas rotas sin retirar y el ocasional tocón que atestigua la ausencia sobrevenida de un árbol, el impacto de la nevada permanece relativamente oculto a la vista, dado que las zonas más afectadas son precisamente las que siguen cerradas. «La nevada no se nota mucho, excepto por los residuos que hay de los árboles cortados. Es muy difícil darse cuenta, en un parque de este tipo, si hay más o menos vegetación», comenta Juan Antón mientras daba un paseo alrededor del estanque. Tampoco han advertido muchos cambios Javier y Cristina, que mientras pasean a su perra han encontrado el recinto «bastante adecentado» y sin excesivos daños.
La reapertura del histórico jardín no sólo ha insuflado oxígeno a los vecinos de la capital, sino también a las pequeñas economías que subsisten gracias a los visitantes, como kioskos de hostelería y vendedores y artistas ambulantes, ya de vuelta a sus ubicaciones habituales. También han vuelto a colorear al parque las mallas y zapatillas de running, de la mano de corredores como Marcos, que celebra recuperar su ruta habitual. «Se nota y se agradece, no tiene nada que ver venir al parque con ir por las aceras, además estos días estaban hasta arriba de gente», dice.
Hay voces críticas como la de Iftaj, quien opina que «el proceso está siendo lento» y que la reapertura podría haberse acometido antes «con un proyecto más potente». Pero la mayoría de vecinos consultados por EFE se muestran comprensivos ante la demora. «Son árboles muy antiguos, y la seguridad de los ciudadanos es lo más importante. Mejor cuanto más estudien y más vean el estado de los árboles, y luego no tengamos una desgracia o un accidente», indica Cristina. «Si tiene que estar un mes más cerrado pues estará un mes más cerrado, y no pasa nada, no se pueden hacer batallas de cosas que no hay por qué hacerlas. Mucho peor es la pandemia que el cierre del Retiro», comenta Juan Antón.
Una crónica de Juan Vargas para EFE.