THE OBJECTIVE
Fuera de micrófono

Asunción Valdés: «Leonor tiene gancho y está recibiendo una magnífica preparación»

Fue responsable de Comunicación de la Casa Real durante más de diez años y la primera mujer directora de un Telediario

En la trayectoria profesional de esta alicantina se incluyen acontecimientos que han marcado la reciente historia de España. Ha escrito una interesante biografía sobre Carmen de Burgos (Revivir: La nueva Carmen de Burgos), editada por el Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert, en homenaje y reconocimiento a la primera periodista española profesional, fallecida en 1932. Asunción Valdés defiende en esta entrevista concedida a Fuera de Micrófono «el periodismo de toda la vida; el que contrasta lo que se va a publicar».

Al igual que Carmen de Burgos, ella también ha sido pionera, en época y circunstancias muy distintas a las de su paisana, en la lucha por la igualdad. Fue la primera directora de Comunicación de la Casa Real (1993-2003) y la primera mujer que dirigió un Telediario, en 1983, del que dimitió, a raíz de la emisión de un reportaje que no respetó la presunción de inocencia de uno de los entrevistados. También fue directora de En Portada (TVE1).

Ha conocido de cerca a la Familia Real y lamenta que el rey Juan Carlos haya dañado «una trayectoria impecable como jefe de Estado y como impulsor del cambio a la democracia». La prudencia y la lealtad definieron sus trabajos en Zarzuela y en la Oficina del Parlamento Europeo. Afirma que le hubiera gustado trabajar en una agencia de noticias y tiene claro que la comunicación institucional también es periodismo.

Exdirectora general de Relaciones Externas del grupo Prensa Ibérica, sigue colaborando en algunas de sus publicaciones. Confiesa su simpatía hacia la princesa Leonor —«hay encuestas que dicen que puede hablarse ya de una leonormanía en España» — y aplaude la preparación que está recibiendo la heredera, tomando como referencia la formación recibida por su padre, el rey Felipe VI.

«Carmen de Burgos ya reivindicó el voto femenino en 1906 »

PREGUNTA.- Eres autora de una biografía sobre Carmen de Burgos.  ¿Por qué utilizas en el título la palabra revivir?

RESPUESTA.- Porque estamos reviviendo, resucitando a Carmen de Burgos, que permaneció más de cuatro décadas completamente oculta, olvidada, marginada. Y lo de nueva Carmen de Burgos porque ella corta con una serie de convenciones en la sociedad de principios del siglo XX. Era valiente. Una pionera: fue la primera periodista española profesional, con contrato. He aportado muchísimos datos inéditos a su biografía.

P.- Firmaba con el seudónimo de Colombine.

R.- Estaba muy de moda entonces firmar con seudónimo. Un director del periódico Diario Universal le propuso escribir una columna diaria en la primera página que se titulaba Lecturas para la mujer. Ella fue muy hábil, muy lista, y aprovechaba para escribir sobre la educación, el divorcio o el voto femenino. ¿Por qué no iban a interesar también esos temas a la mujer? En 1906 ya reivindicó el voto femenino.

P.- Tú también fuiste pionera en TVE. La primera mujer que dirigió un Telediario en los años 80.

R.- ¿Pionera? Yo lo tuve más fácil que Carmen de Burgos. A principios del siglo XX, cuando ella llegó a Madrid, hizo una encuesta en el periódico Diario Universal para conocer la opinión de los lectores. Era una innovación total. Les preguntaba qué opinaban sobre el divorcio. Porque en España no había ley de divorcio. Luego, yo también fui la primera mujer con un alto cargo en la Jefatura del Estado, aunque ese mérito se lo debo al rey Juan Carlos, que fue quien me nombró.

P.- ¿Cuánto tiempo fuiste responsable de Comunicación en la Casa Real?

R.- Diez años y medio. Entré en enero de 1993 y me marché en junio de 2003. El rey confió en una mujer periodista.

«Don Juan Carlos ha manchado una trayectoria brillante, reconocida por todo el mundo»

P.- ¿Cómo fue esta experiencia?

R.- En todos los trabajos hay que disponer de una buena materia prima. La Familia Real, en ese sentido, son excelente materia prima porque confían en los medios. Dan importancia a los medios informativos. Tanto es así que el Rey actual se casó con una periodista. Yo me encontré con una Institución que creía en el papel y en la función social del periodismo. Eso ya es un punto muy importante. Es difícil separar en un cargo público de esa relevancia la vida social y la vida privada. Pero yo entendía las necesidades de los periodistas y procuré atenderlos siempre, sin discriminar en función de la importancia del medio en el que trabajaban. Atendía todas las llamadas. A veces, hay que ser sincera y decir: «pues mira, de este tema ahora no te puedo decir nada, pero déjame que me informe y ya te diré algo». Hay una frase que yo utilizaba con bastante frecuencia: «no te lo desmiento, pero no te lo puedo confirmar». Con ese «no te lo desmiento», el periodista ya entendía que podía haber algo y que por otras fuentes podría confirmar esa noticia. Yo tenía que respetar una serie de normas y convenciones, pero creo que traté de ser lo más leal posible.

«Felipe VI ha marcado las distancias con su padre para salvar la institución»

P.- El rey Juan Carlos jugó un papel importante en la transición a la democracia. ¿Qué le pasó después? ¿Cuál es tu reflexión?

R.- Hace ya 20 años que no estoy en la Casa de Su Majestad el Rey, pero puedo opinar sobre ella. El rey tuvo una trayectoria impecable como jefe de Estado y como impulsor del cambio a la democracia. España mejoró en esos 25 o 30 años enormemente. Nos incorporamos a la Comunidad Económica Europea (ahora Unión Europea). En ese sentido, el rey Juan Carlos fue un abanderado. Hay que reconocerle todo eso. Es cierto que, al final, protagonizó unos hechos, unas actuaciones, que mancharon esa trayectoria brillante, reconocida por historiadores y políticos de todo el mundo. La Transición española fue modélica y hay libros que hablan del papel fundamental del Rey como piloto y como motor de la Transición. La Transición fue también una obra colectiva, de todos los españoles, y los medios informativos jugamos un papel importante. Al propio rey, en sus discursos, le gustaba subrayar el carácter colectivo de la Transición. Pero, sin duda, la llave, el motor y el impulsor, fue él.

«La monarquía está en el ADN de nuestra historia»

P.- La relación del rey Juan Carlos con su padre, Don Juan de Borbón, tampoco fue fácil. ¿La historia se repite ahora?

R.- Es admirable el sentido del Estado y de la Institución (la Corona), que tienen, porque pueden afrontar sacrificios personales, como estamos viendo ahora. El rey Juan Carlos está en Abu Dabi desde hace más de dos años. Es durísimo estar allí, separado de su patria y de su familia. Lejos del lugar donde debería estar. Creo que es admirable, repito, que, por beneficiar a la Corona, para no perjudicar a la institución, el rey Juan Carlos asumiera el autoexilio. El rey Felipe VI ha querido marcar también las distancias para mantener muy a salvo, intacta, la Istitución. El rey Juan Carlos tuvo también, como mencionas, una relación difícil con Don Juan de Borbón porque la sucesión dinástica tendría que haber recaído en su padre. Pero, teníamos la situación que teníamos en España. Franco vio que era más realista nombrar sucesor a Don Juan Carlos, al que se formó desde que era pequeñito en España. Llega con once años a España. Lo separan de su familia. Él acepta ese sacrificio, esa especie de pacto al que llegó su padre con Franco. Don Juan renuncia a sus derechos dinásticos, a favor de la Institución. Creo que es positivo que los tres —Don Juan, el rey Juan Carlos y Felipe VI— hayan tenido esa educación tan interiorizada de prestar un servicio a España, a los españoles, y a una institución que está en el ADN de nuestra historia. ¿Hay que renunciar, hay que hacer sacrificios? Lamentablemente, sí.

Foto: Victor Ubiña

P.- ¿Crees que la princesa Leonor es una garantía de continuidad monárquica?

R.- Leonor tiene gancho. Es una joven de su tiempo. No hay más que verla jugando en Jaca (Huesca) a los autos de coche con sus compañeros de la Academia General Militar de Zaragoza. Esto es genial. Está recibiendo una educación como la que recibió su padre, y como la recibida por el rey Juan Carlos, pasando por las tres academias militares. El rey Juan Carlos no hizo una carrera universitaria, cosa que supongo sí harán la princesa Leonor y la infanta Sofía. Hay encuestas que dicen que se puede hablar ya de una leonormanía en España. Leonor está recibiendo una magnífica preparación, que está dando muy buenos resultados.

P.- Durante algún tiempo se habló de un pacto tácito con los medios de comunicación para proteger a Don Juan Carlos y a la Corona. ¿Qué opinas al respecto?

R.- Yo creo que no existió ese pacto tácito. En mi etapa de Zarzuela hubo muchas críticas al Rey, a sus amistades, al uso de los fondos reservados, al papel que podía haber tenido el rey Juan Carlos en los GAL. Después, algunos periodistas reconocieron que, con sus críticas al Gobierno y a la Jefatura del Estado, llegaron a poner en riesgo la estabilidad institucional de España. Eso está escrito. Luis María Anson declaró en una entrevista a la revista Tiempo que hubo una conspiración. Querían que Felipe González saliera de la Moncloa. Un grupo de periodistas —prestigiosos todos ellos— reconocieron que con sus críticas pusieron en peligro las instituciones españolas. No fue una trayectoria de rosas para la Monarquía, como se ha dado a entender. Pero, en aquellos años, había un espíritu colectivo para que las cosas salieran adelante. Hubo muchas renuncias de unos y de otros. El propio Santiago Carrillo tuvo una actuación ejemplar cuando dijo: entre dictadura y democracia, me quedo con la democracia… de la monarquía parlamentaria.

P.- ¿Por qué la Casa Real no desmiente ni contesta informaciones que no se ajustan a la realidad de los hechos?

R.- En teoría, desmentir bulos es convertirlos en noticia. Sería imposible desmentir todas las intrigas, suposiciones y bulos que se pueden propagar. Y, desde que el mundo es mundo, a cualquier persona que ocupa un puesto relevante siempre le van a caer sambenitos. Eso ha ocurrido siempre, aquí y fuera de España. Lo que pasa es que ahora se propagan con mucha más velocidad. Sería, además, caer en el juego de personas que pretenden desestabilizar con la propagación de bulos.

P.- ¿No tendría sentido interponer, en casos determinados, una querella?

R.- Cuando se trata de medios informativos de calidad, se puede hablar con el autor de la información. Ahora, por las redes sociales —que no tienen responsabilidad editorial— puedes transmitir lo que quieras. En España tenemos el Derecho de Rectificación que, sin necesidad de tribunales, el medio informativo está obligado a cumplirlo. Cuando surge una intriga, una suposición o un bulo, lo que hay que hacer es hablar con los responsables de ese medio informativo y decir: esto no es así, por esto, por esto y por esto. Nada más. Porque, si te pones a desmentir todos los bulos que circulan, no sería eficaz y magnificarías esos bulos.

«La comunicación institucional también es periodismo»

P.- Fuiste durante algunos años directora de la Oficina del Parlamento Europeo en Madrid.

R.- Gané un concurso oposición. Yo había hecho un curso de posgraduado en el Colegio de Europa, en Brujas. Me especialicé en Estudios Superiores Europeos. Digamos que esa confianza en Europa ya la tenía inculcada desde antes de que España ingresara en la Unión Europea. Para muchos españoles, entrar en la entonces Comunidad Económica Europea (CEE) era entrar en el libre comercio. En Bruselas viví también, como corresponsal de TVE, los últimos años de la negociación para la adhesión de España. Estaba ilusionadísima, como muchos españoles, porque veía en esa incorporación una reafirmación de la democracia.

P.- Estudiaste Ciencias Políticas, pero te decantaste después por el periodismo

R.- Yo soy producto de la Ley Fraga, que suprimía la censura previa a la que estaban sometidos los medios informativos en España. Es impresionante. Antes de salir a la calle, tenían que pasar por la censura. La Ley Fraga, en teoría, era un poquito más abierta, pero se produjeron muchísimos secuestros de publicaciones por orden judicial. Cuando yo empecé a trabajar en el tardofraquismo había ya una cierta apertura. Hubo revistas, como Triunfo, Cuadernos para el Diálogo o Cambio16, que iban hasta el límite de donde se podía llegar. Aun así, había secuestros de esas publicaciones. Era un palo económico para los editores. Yo no viví la etapa de la censura pura y dura, pero sí esta otra etapa del inicio de la Transición. Es cuando nace El País y yo entro en la sección de Economía con Fernando González Urbaneja. Estábamos convencidos de que íbamos a hacer el periódico que necesitaba España. El periódico más europeo y democrático.

Foto: Victor Ubiña

P.- Has trabajado en prensa escrita, en radio y televisión…

R.- Soy multimedia. Siento no haber trabajado en una agencia de noticias, porque creo que es la auténtica escuela de periodismo. La comunicación institucional también es periodismo.

P.- Siendo directora del Telediario, presentaste tu dimisión por un reportaje en el que no se respetó la presunción de inocencia. ¿Cómo fue aquello?

R.- En Diario16 dijeron que Asunción Valdés había tenido vergüenza torera. Me quedé sorprendida porque no pensaba que tendría tanta repercusión. Sentí la responsabilidad editorial. El responsable de lo que aparece en un Telediario es el director. A mí se me coló un reportaje en el que a un delincuente se le situaba como culpable, antes de ser juzgado. Tras un asalto a una joyería, el periodista le preguntaba: ¿tú has disparado, tú has matado al joyero? Fue un impacto tremendo. El derecho a la presunción de inocencia hay que respetarlo. Cuando vi el reportaje, en directo, me quedé muy sorprendida y presenté mi dimisión.

«Para estar bien informado hay que leer cabeceras con responsabilidad editorial»

P.- Aunque todavía sigues colaborando con Prensa Ibérica, ¿cómo vives desde fuera la situación de la profesión? ¿Hay más polarización que antes?

R.- Creo que es buena la pluralidad. La Transición fue una época muy difícil. Había buenas intenciones y una fuerza colectiva para lograr algo positivo. Eso hay que valorarlo siempre, pero volviendo a tu pregunta, es bueno que haya pluralidad de opciones y opiniones. Esa es la libertad de prensa, la libertad de información y la libertad de opinión.

P.- ¿Qué opinas del enfrentamiento político? 

R.- Me cuesta entrar en ese terreno. Prefiero no opinar sobre este tema. Pero, respecto a los medios informativos, digitales o no digitales, vuelvo a decir lo mismo: hay que publicar lo que está comprobado y, a pesar de eso, te puedes equivocar. Se publica también información falsa que intenta desestabilizar. Mi consejo es que, para estar bien informados, conviene leer cabeceras que tienen responsabilidad editorial.

P.- ¿Cómo interpretas el avance de la extrema derecha en algunos países de la Unión Europea?

R.- Reflexionemos qué ha pasado para que votantes que elegirían opciones de centroderecha o de centroizquierda voten ahora a partidos de ultraderecha. ¿Qué ha podido fallar? De todas las maneras, el Grupo Popular Europeo ha subido en las últimas elecciones. Han bajado los socialdemócratas, los verdes, los liberales; y han crecido los partidos de Marine Le Pen, Giorgia Meloni, el Partido Liberal Popular en Austria, en Hungría ha bajado un poquito Viktor Orbán… Sin embargo, en Polonia tenemos desde hace meses un liberal, Donald Tusk. Habrá que meditar que ha fallado en los partidos tradicionales para que se produzcan estos resultados.

P.- ¿Estás satisfecha de tu trayectoria profesional? ¿Volverías a repetirla?

R.- Sin duda. Esta profesión ha cambiado mucho. Las cabeceras de toda la vida están atravesando una crisis de negocio importante, grave. La publicidad emigró hacia televisiones privadas, Internet y medios digitales. Es una etapa difícil, pero el periodismo en sí es el mismo de siempre: confirmar si es cierto lo que te llega. Los soportes y la línea de negocio han cambiado muchísimo. Ese es el problema, incluso para la democracia.  Es apasionante trabajar ahora como periodista, por la responsabilidad de salvar esta sociedad muy amalgamada por la intromisión superagresiva y eficaz de las redes sociales. Son imparables. Unos multiplicadores de opinión fabulosos. Por eso el periodismo de toda la vida, el que contrasta lo que se va a publicar, es más necesario que nunca. Por lo tanto, volvería a repetir mi experiencia.

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D