El presidente de Prisa amenaza con que los acreedores tomarán el control si es destituido
Los afines al Gobierno confían en tener el 51% del capital antes de la Junta de Accionistas de junio para destituirle

Joseph Oughourlian, presidente no ejecutivo de Prisa. | Matthieu Mirville / Zuma Press
La guerra por el control de Prisa sigue al rojo vivo. Los afines al Gobierno no se dan por vencidos tras el último órdago del presidente no ejecutivo, Joseph Oughourlian, y confían en tener el 51% del capital antes de la Junta General de Accionistas de junio para poder destituirlo. Mientras, el empresario franco-armenio amenaza con que los acreedores tomarán el control de la compañía si él no es la cabeza visible del proyecto, según fuentes conocedoras consultadas por THE OBJECTIVE. En cualquiera de los casos, los dos bandos saben que estamos ante una carrera de fondo que no se resolverá hasta antes del verano.
El martes, Oughourlian decidió pasar al ataque con la votación en el consejo en la que se rechazó la participación de Prisa en el proyecto de televisión que lleva meses preparando el todavía director de contenidos, José Miguel Contreras. Una operación en dos fases: la primera, tumbando el plan que sí apoyan los accionistas afines al Gobierno y la segunda, acelerando la salida de los directivos díscolos y que apoyaron abiertamente a Global Alconaba, Adolfo Utor y Diego Prieto.
Al día siguiente, Carlos Núñez -que fue expuesto públicamente en un comunicado enviado a la CNMV y en una entrevista del presidente a Expansión conocida el miércoles- presentó su dimisión y se espera que en las próximas horas lo haga Contreras, o que se le destituya. Las fuentes consultadas indican que al cierre de esta edición su despido no le había sido notificado todavía, aunque su salida se da por hecha incluso en el bando de los accionistas rebeldes.
Accionistas de Prisa
Oughourlian presentó así una verdadera declaración de guerra y expuso públicamente las disputas que hasta la fecha estaban solo en los despachos. Las fuentes consultadas coinciden en que ha sido su órdago final al verse en serio peligro de destitución tras los movimientos de los rebeldes que llevan semanas buscando apoyos en el accionariado para apartarle. En el entorno del presidente se justifica el movimiento para frenar de una vez por todas las intenciones de querer contar con el apoyo de Prisa para un proyecto que siempre ha considerado «ruinoso».
En cualquier caso, los rebeldes se centrarán ahora en consolidar ese 51% que les permita destituir al presidente en la Junta de Accionistas de junio. Este diario ha podido saber que estarían cerrando el apoyo del 7% de los Polanco, del 4% de Santander y del 7% de Carlos Slim. Esto suma un total del 35% (con el 17% de Alconaba, Utor y Prieto), aún lejos de la mayoría. Esto obliga necesariamente al grupo a contar con el apoyo del 12% de Vivendi. La baza con la que cuentan es alinear a casi todos los accionistas disidentes, aunque no tengan intereses comunes.
Por su parte, Oughourlian ya le ha dicho a Alconaba que si logran desbancarle de la compañía se complicaría la situación financiera de Prisa. El empresario franco-armenio sostiene que ha sido él quien ha negociado las condiciones de la última refinanciación y en ella hay una cláusula en la que -si no está en la presidencia- los acreedores, en especial Pimco, podrían tomar el control y empeorar las condiciones para los futuros pagos.
La llave de Vivendi
Con todo, parece que la clave la tiene Vivendi. Hasta ahora, Vincent Bolloré ha sido un compañero y socio de Oughourlian. Han hecho muchos negocios juntos en Italia y Francia y el propio armenio fue el que le convenció para invertir en Prisa. El empresario cree que los franceses no apoyarán nunca al Gobierno para apartarle, aunque en su entorno se reconocen las presiones del Ejecutivo en el contrato que su empresa, Havas, tiene con Telefónica. Un montante de 80 millones de euros para gestionar la publicidad de la compañía de telecomunicaciones.
Todo es cuestión de dinero. Oughourlian está dispuesto a dar la guerra, aunque no cierra la puerta a que si llega una buena oferta pueda vender su 29% de Prisa. En estos momentos, no baja de los 300 millones que invirtió, aunque a precio de mercado sería muy difícil satisfacer esta demanda. La empresa vale 360 millones en bolsa, y su paquete accionarial apenas 120 millones. Por el momento, los rebeldes descartan ofrecerle dinero hasta que no se complete su salida, pero consideran que nunca podrían ofertar más de 150 millones por esta participación.
En todo caso, es una carrera de largo aliento en la que es probable que Oughourlian tome el total control de la gestión para intentar aplacar la rebelión. Del otro lado, Alconaba intentará reunir ese 51% para apartarle, pero reconoce que ahora mismo no es una tarea fácil y que necesita algo más que convencer a todos los accionistas de Prisa. En este punto, se abre la puerta a realizar más compras de acciones, como ya adelantó hace un mes este periódico.