The Objective
El purgatorio

Juan Soto Ivars: «Hay gente que vive de decir que está salvando a las mujeres sin hacerlo»

El columnista y escritor presenta su libro ‘Esto no existe: las denuncias falsas en violencia de género’

A Juan Soto Ivars (Águilas, Murcia, 1985) siempre le ha interesado el tabú, porque, a su vez, siempre le ha obsesionado la libertad de expresión. El tabú es un miedo: el miedo a decir algo, a opinar sobre ese algo. Da igual que no lo digas, que no se nombre en la comunidad: las cosas existen, se expresen en voz alta o no. Las denuncias falsas en violencia de género existen y no son, pese al reiterado dato, el 0,001%. Esto no es darle alas a ningún maltratador ni restar importancia al sufrimiento de las mujeres víctimas de esa lacra. Se trata de hablar de un tabú, de evitar que el periodismo o la literatura recurran a la táctica del avestruz. El escritor murciano acaba de publicar Esto no existe: las denuncias falsas en violencia de género.

PREGUNTA.- A principios del mes de julio de 2024, yo te di la bienvenida, pero no a este podcast, o no solo, sino a la ciudad de Madrid. Como si fuera yo Almeida, porque había…

RESPUESTA.- Algo más alto que Almeida.

P.- Un poco más alto de Almeida. Un pelín, nada más. Que me perdone el alcalde. Porque habías regresado a la ciudad, a la capital, la Villa y Corte, después de tu estancia, 12 años si mal no recuerdo…

R.- Creo que sí.

P.- En Barna, que dicen los jóvenes. ¿Qué tal, cómo ha ido todo después de la vuelta?

R.- Lo mejor que he hecho en mi vida.

P.- O sea, mejor que conocer a tu esposa, tener hijos… Lo mejor es volver a Madrid.

R.- Lo mejor de mi vida. A ver, fue una decisión muy buena, pero es que no he venido a Madrid Villa y Corte, he venido a Madrid campo. Yo vivo en el campo desde hace un año y medio. Desde que estuve aquí contigo, que acababa de llegar, vivo en el campo, y nunca había vivido en el campo. Siempre he vivido en la ciudad y no vivo ni siquiera cerca de Madrid. Vivo a tomar por saco, cerca de El Escorial. Y es lo mejor que he hecho, eso de vivir en el campo, tal y como tengo yo los niños pequeñitos y tal, porque me permite huir de eso que tiene Madrid, que es la baliza que atrae a los amigos de la mala vida como yo.

P.- ¿Cuál es la baliza de la mala vida?

R.- Pues que sales a tomar una caña y ya te tienen que llamar a la Guardia Civil.

P.- ¿Tú no vas a saraos, estos que cada semana o cada día se organizan en Madrid?

R.- No, no, no voy a nada, no voy a nada. Yo llevo una vida familiar súper ordenada y de trabajo espartano. Y muy de vez en cuando, pues sí que… Pero es que yo ya no puedo hacer las cosas que hacía antes, porque me he hecho famoso. Entonces a mí me hacen fotos, me… A mí lo que me gustaba, Carlos, era perder el oremus. Yo he sido de… Pero de hacerlo con gusto. Borracho como una cuba.

P.- Noches toledanas.

R.- Noches toledanas, acabar al día siguiente… Eso es lo que a mí me gusta. Si yo no puedo hacer eso, prefiero no salir. O sea que yo a lo mejor ahora tres veces al año me pego mi homenaje. Pero claro, es que tengo dos niños y a la mañana siguiente ellos se despiertan como cualquier día, entonces hay que estar al pie del cañón. Yo ya he dejado lo que me gusta. Pero a mí lo que me gustaba era eso. Era ir a un sarao y ser de los últimos que quedan al día siguiente en casa de no sé quién. Si no puedo hacer eso, pues no…

P.- Claro, para mí está bien lo de los saraos. Me genera una duda. Yo tampoco soy muy de saraos, no por nada, sino por otras cuestiones laborales, que a veces me tengo que ir antes de tiempo y tal y me complica la vida entre semana y no puedo quedar mucho. Pero también está lo de los saraos, lo de que de repente ves a gente que a la que tú criticas, sabes, a políticos…

R.- Pero yo trabajo en la tele.

P.- Claro, pero de repente ves a políticos o ves a actores…

R.- Sí, pero a esos saraos no voy.

P.- Yo hablo de esos saraos en los que están los políticos. «A este le metí una crítica aquí tremenda y ahora me lo estoy encontrando».

R.- Es que yo no quiero conocer a políticos, porque me caen bien, y prefiero criticarlos a todos y tengo corazoncito. Entonces, si conozco un político —ya me ha pasado con alguno—, lo conoces en persona, dice una soplapollez obligado por su cargo, porque se dedica a eso, y tú ya, pues ahí te muerdes la lengua. Prefiero que no me pase. Por eso ha habido muchos políticos desde que estoy aquí en Madrid que han intentado contactar un poco vaticanamente, como que «alguien me ha dicho que no sé qué», «a ver si te vienes a una cena en casa de no sé quién y tal», y siempre digo que no, y voy a seguir diciendo que no, porque no quiero.

P.- Eso tiene un…

R.- Mi trabajo es llamarles «hijos de puta».

Juan Soto Ivars. | Kevin Borja

P.- Tiene mérito, porque se lo decía una vez a Susanna Griso, que vino aquí a El purgatorio y ella decía: «Bueno, sí, yo quedo a comer con políticos»… No digo que después no es muy profesional, y si tiene que criticar, critica, pero a mí me costaría mucho.

R.- Pero es que Susanna critica con una pluma envenenada, entonces puede hacer una entrevista muy dura. Es como Alsina, Alsina te puede hacer la entrevista, pero tú sabes a lo que vas como político y el que va le respeta lo que le va a hacer. Yo soy una rata de cloaca, yo soy un columnista que de pronto te suelta un lapo asqueroso a tu reputación, que ha escrito en bata, en su casa, con toda la maldad. Y para hacer eso, que es súper feo, pues el requisito es no conocerlos. A mí me pasa. Por ejemplo, no puedo hacer crítica literaria porque conozco a los escritores. Alguien publica un bodrio, me lo empiezo a leer, me enfado y me tengo que callar porque es que este tío es colega.

P.- Es que por eso a la gente le gusta, por ejemplo, Carlos Boyero. Porque Boyero puede decir que…

R.- Es otro noctámbulo de la mala vida.

P.- Creo que ya está un poco más retirado.

R.- Está mayor.

P.- Más mayor. Pero Boyero lo que tiene, cuando la gente dice: «Es crítico de cine». No, no es crítico de cine. Da igual. O sea, él va a seguir siempre hablando de las mismas películas.

R.- Yo creo que no sabe mucho de cine.

P.- Yo creo que no sabe apenas nada de cine.

R.- Si no le gusta algo, dice que no le gusta.

P.- Pero es eso. Si le gusta algo, le gusta. Y si no le gusta, no le gusta. Y te lo crees. El problema de los saraos políticos o culturales es que, como es un mundo muy pequeñito —el periodístico, me refiero—, después nos conocemos entre todos. El problema es que si nos juntamos mucho…

R.- Madrid tiene una élite muy pequeñita.

P.- Por eso también soy reticente. Si te juntas mucho con los políticos, o con los actores o con los futbolistas, ya no los vas a criticar de igual manera.

R.- Esta mañana me ha pasado una cosa. Una política, a la que yo critico en este libro que tienes en la mesa, tan bonito… Hoy es martes.

P.- Esto se va a emitir un viernes.

R.- Lo verán ustedes en unos días, pero yo hoy he tenido en Antena 3, en Espejo Público, a raíz del libro, un encontronazo bastante violento con una señora de Más Madrid que viene aquí, que aparece aquí. Y a la que pongo, naturalmente, de desventurada por lo que hizo, que fue votar en contra de que, en la ciudad de Madrid, el servicio de atención a las víctimas de violencia sexual atienda a niños. Ella votó en contra de eso. Lo propuso Vox. Se iba a atender a mujeres y niñas y ella, ella y Ciudadanos y el PP Y el PSOE, votaron que no a esa propuesta de Vox para que también atendiera a niños víctimas de la violencia sexual… Y hoy la tenía delante. Ha sido súper violento, claro. Si hubiera sido mi amiga o ya hubiera tenido una relación con ella, pues a lo mejor no la hubiera mencionado a ella específicamente, pero prefiero no conocerla y poder decir: «Carolina Pulido defendió decir que no a que un teléfono de víctimas de violencia sexual atienda a niños varones por ser varones».

P.- Dirán «qué libro». Está ya sobre la mesa y vamos a hablar sobre sobre él. Pero antes de ello, pregunta de rigor aquí, en El purgatorio.

R.- De rigor mortis.

P.- De rigor mortis. La relación con la fe. ¿No ha cambiado?

R.- No ha cambiado. Sigo igual. Envidio a la gente que tiene ese don y yo no lo tengo. Y tampoco tengo interés por… Juan Manuel de Prada siempre me intenta convertir y sigue sin conseguirlo.

P.- ¿Has visto Los domingos de Alauda Ruiz de Azúa?

R.- No, pero tengo muchas ganas de verla.

P.- ¿Has escuchado el álbum de Rosalía, Lux?

R.- No, no me… La admiro mucho sin necesidad de oír su música. A mí me flipa la industria que es esa chica. O sea, no me gusta su música, no conecta con lo que a mí me gusta, salvo cuando se pone flamenca, que ahí sí. Pero es es como Madonna, es como Michael Jackson. O sea, la gente cree… Es una artista. Sí, es una artista descomunal, pero es una industria y me flipa cómo funciona. Y en España hemos tenido pocos así.

Juan Soto Ivars. | Kevin Borja

P.- Juan Soto Ivars. Bienvenido a El purgatorio. De nuevo, por cierto.

R.- ¿Tenéis una taza? Como cuando llevas ya no sé cuántas veces te regalan algo…

P.- ¿Como en El hormiguero dices? No, no tenemos nada. De hecho, es el mismo vaso de agua, creo, que la última vez.

R.- Y la misma agua. Tiene cosas flotando.

P.- Creo que aguantamos bien el tiempo.

R.- Estás más alto.

P.- Más alto, sí. También tengo un poquito más de tupé. Pero vamos, básicamente estamos igual. Un poquito más viejos. Tú ya con 40.

R.- La edad que siempre he tenido.

P.- Tú no tienes crisis de los 40.

R.- Yo no. He llegado a donde tenía que estar.

P.- Bueno, Juan Soto Ivars tiene nuevo libro. Se llama Esto no existe: las denuncias falsas en violencia de género.

R.- Que por cierto, le doy las gracias yo a Marcos Ondarra, que sale citado, porque es de los que han informado de cosas que aquí salen. Hay pocos pocos periodistas que lo hayan hecho, por eso lo digo.

P.- Es un buen periodista, Marcos. Voy a empezar hablando de la competencia. A ti esta entrevista te gustaría que aparte de darse aquí en El purgatorio, en THE OBJECTIVE, se diera también en la Cadena SER, en el diario Público, en El Plural, en eldiario.es

R.- Yo te dejaría plantado por un medio de izquierdas. Si coincidiera que es al mismo tiempo, mira que tengo ganas de estar aquí contigo, pero a mí me gustaría que esto que yo cuento aquí, en un ambiente que no fuera hostil, se pudiera, digamos, hablar en ambientes que, pues no sé, donde el feminismo tiene un peso muy específico, pero no se puede.

P.- Entiendo que lo habéis intentado…

R.- Bueno, el libro llega a muchos periodistas, claro.

P.- Y no han tenido a bien invitarte ni….

R.- No, no, no, por ahora no. Fíjate, con el libro anterior, el de Anónimo García, cuando el Constitucional dio la razón a lo que contábamos en el libro que es «este señor es inocente y no hay otra forma de verlo», entonces ese mismo día sí que nos llamó la SER, nos llevó Francino. Y fue estupenda la entrevista. Estuvimos ahí Anónimo y yo, pero fue cuando el Constitucional ya dijo: «Estáis locos, no había delito». Y con este tema a mí me frustra mucho que el único partido que habla de esto sea Vox. Me frustra mucho. Y creo que eso no es un mérito tanto como… Bueno, es mérito de Vox. Vale, se puede decir que sí, pero sobre todo es culpa del resto de partidos, que no tienen una posición sobre esto y lo niegan. Esto, que es el efecto secundario de ese fármaco que iba a liberar a las mujeres de la violencia doméstica.

P.- O sea, la cobardía, por ejemplo, del Partido Popular.

R.- El Partido Popular ha votado sistemáticamente que sí, tanto a la Ley de Violencia de Género como a los Pactos de Estado que se han hecho luego. Y yo no sé si es cobardía o ceguera, pero es que te diría lo mismo del Partido Popular y del propio PSOE. O sea, tú llevas a cabo un movimiento muy ambicioso, muy audaz, que es la Ley Integral de Violencia de Género y que tiene efectos y elementos positivos sin duda alguna. Sin duda. Es muy larga. Sobre todo, comparado con lo que había antes, que era muy poco. Pero te niegas a estudiar los efectos secundarios en la sociedad. Somos el único país de Europa que reserva penas más altas al hombre que a la mujer por el mismo acto. Y no solo penas más altas, sino resortes judiciales, policiales, protocolos para que en el momento que una mujer denuncia a un hombre pase algo que jamás pasa si un hombre denuncia a una mujer en un caso de maltrato, entonces tenemos eso que es tan audaz y que se llama —tan audaz lo digo un poco irónicamente— «derecho penal de autor». No es el acto, sino la identidad, sino el autor, lo que determina la tipología penal. Y con una cosa tan audaz dijeron: «Vamos a ser pioneros». Ni un país nos ha seguido en Europa. Ni siquiera lo estudian; no hay ningún estudio en 20 años sobre los efectos que eso tiene sobre la igualdad.

«Todo eso que se ofrece a la víctima de violencia de género lo están aprovechando señoras que no lo son»

P.- Dices en el libro con respecto a la Ley de violencia de género: no era un movimiento de vanguardia, no era un movimiento pionero, sino una anomalía.

R.- Claro, se ha demostrado en 20 años. El matrimonio homosexual, prácticamente del primer Zapatero: eso fue un movimiento de vanguardia. Había algunos países que ya lo tenían regulado, pero después de que lo hiciera España fue como pum, pum, pum, pum, pum, pum. Y ahora en Europa, pues prácticamente el matrimonio es una cosa en la que se puede casar cualquiera y además es una cosa que amplía los derechos de una forma muy clara. Antes estos no se podían casar, ahora sí. Vale. Con la Ley de Violencia de Género dijeron que iba a ser de vanguardia. «Oye, es que vamos a solucionar esta lacra con una ley que aborda de manera integral el problema que tiene…». Y en esa larga lista de cosas que mete la Ley de Violencia de género, pues está pensada para que una víctima de un maltrato en la pareja o amenazada por su expareja o tal, que no puede salir de esa espiral porque este tipo de violencia de pareja mina mucho la moral de la víctima. «Que denuncie». Bueno, es que no es fácil dar ese paso. A veces, no tiene donde caerse muerta, a veces tiene una dependencia emocional tremenda. Y entonces hicieron una ley muy ambiciosa para que hasta la que estuviera en una situación más jodida tuviera algo a lo que agarrarse. Todo eso que se ofrece a la víctima de violencia de género lo están aprovechando señoras que no lo son. Y se están poniendo por delante de la cola de la víctima real. Entonces, cuando la gente dice que hablar de denuncias falsas es como negacionismo. Lo que le respondo yo es: si te preocupan las víctimas, te tiene que preocupar que la que se hace pasar por una se te ponga delante.

P.- ¿Qué es lo que te ha sorprendido? Porque a mí me parece muy interesante todo el recorrido que haces en los momentos previos a la aprobación de la Ley de Violencia de Género, que como tú dices, ha tenido por supuesto efectos muy muy positivos. O sea, estamos mejor que antes, que había muy, muy, muy poquito.

R.- Estamos mejor que antes de la ley.

P.- Lo que pasa es que toda ley, y esta es una de ellas, puede tener sus compuertas donde hay gente que igual las puede utilizar, no para los supuestos que estaban pensados.

R.- Pero sobre todo esta. A veces, se dice: «Bueno, de toda la ley se puede hacer un fraude». Sí.

Juan Soto Ivars. | Kevin Borja

P.- Se dice esto de «hecha la ley, hecha la trampa». Pero tú crees que hecha esta ley, hay más trampas.

R.- Esta ley es muy especial porque aborda un tipo de delito que se suele cometer sin testigos. A veces, hay testigos, la familia… Pero aborda un tipo de delito que se llama en la justicia «clandestino», y desde un presupuesto ideológico que carga de sentido actos que no tienen por qué estar cometidos con esa motivación. Por ejemplo, una pelea. Cuando hablas con instructores de violencia de género —yo he hablado con muchos—, te dicen que una cosa que ven que entra mucho por las puertas de esos juzgados, donde se hace la instrucción, son parejas tóxicas. Gente que se pega, pero no hombres que pegan a mujeres, sino parejas que se pegan, parejas que se maltratan, parejas que se que se llevan a matar. No digo que sea la mayoría, ni siquiera, pero que eso pasa mucho. En una situación como esa. Si tú tienes una ley que considera que hombre y mujer son dos ciudadanos de dos países distintos, prácticamente, que no tienen exactamente los mismos derechos, porque entiendes que la violencia contra la mujer siempre se debe al pacto de dominación machista y demás, tú estás generando más que una anomalía, estás generando una asimetría. Por eso esta ley en concreto, por cómo se ha hecho en España, que es el único país de Europa que reserva un tipo penal más alto para uno que para otra y resortes muy diferentes en un caso y en otro, está generando unas consecuencias sociales para la igualdad muy particularmente nefastas. Ya digo que no toda la ley. Si a mí me dijeran: «¿Hay que abolirla, entonces?». No, si es que hay partes de la ley que son muy rescatables. El problema es el tipo penal y la óptica que dice que todo acto de un hombre contra una mujer que sea su pareja o su expareja es violencia de género. Todo acto agresivo. Te voy a poner un ejemplo que sale ahí. Tan absurdo es este planteamiento que tenemos en España de que hay un caso de un tipo que sale a la calle y empieza a dar puñetazos a mujeres al grito de «sois todas unas putas». Yo ahí veo un ataque a mujeres con motivación machista…

P.- O sea, por el hecho de serlo.

R.- Por el hecho de serlo, porque él va pegando a mujeres y diciendo: «Sois todas unas putas». No pega a hombres, pega a mujeres. Sí, un chalado. Pero no se puede juzgar por violencia de género. ¿Sabes por qué? Porque ninguna de esas mujeres es su pareja o su expareja. En cambio, una mujer le pega un tortazo a un hombre. El hombre la empuja, se da con la cabeza en el mueble, se hace una herida, nada grave. Denuncia. Y eso sí es violencia de género. Es decir, el señor dice: «Pero si me ha pegado a mí primero, he perdido los papeles. Yo no pienso que a las mujeres se les pega una hostia, la he empujado…». Pues es que a lo mejor lo de ella es una agresión, también. «Puede denunciar por violencia doméstica. Pero usted ha cometido violencia de género». «Oiga, pero que yo no odio a las mujeres». Es violencia de género. Es ridículo, y es más ridículo si nos preocupan las víctimas. Porque pensando que todo ataque contra una mujer es violencia de género, si lo comete su pareja o su expareja, lo que estamos dejando de mirar es cómo funciona en realidad la violencia dentro de la pareja. Estamos viendo a través de un dogma, y ese es un problema bastante gordo si queremos paliar en la medida, o evitar en la medida de lo posible ciertas situaciones de peligro.

«Cualquiera que lea el dato de las denuncias falsas y no sea retrasado dice: ‘Aquí pasa algo raro. ¿Cómo es posible?’»

P.- ¿Cuándo empieza a surgir ese libro, o sea, en qué momento? Creo que en el momento en que tú ves un dato que te llama la atención o te sorprende. Y entonces ahí empieza un poco el germen de lo que después ha sido este libro. El dato es el dato de las denuncias falsas.

R.- El dato es el dato que se da todos los años, que te dice que de 200.000 denuncias, 16 fueran falsas. O de 190.000, nueve fueron falsas. Ese dato, cualquiera que lo lea y no sea retrasado —así te lo digo— dice: «Aquí pasa algo raro. ¿Cómo es posible? ¿De 200.000, 19? ¿Qué carajo está pasando aquí?» Claro, pues empiezas a rascar y te das cuenta de que ese dato se da precisamente como prueba de que el Poder Judicial y la Fiscalía en concreto, no persiguen esto. Cuando hay indicios, se quedan así, cosa que he confirmado leyendo muchas sentencias absolutorias, muchos autos de archivo, de sobreseimiento libre, donde el juez escribe que cree que la señora está fabulando y no deduce testimonios, no pide a la Fiscalía, «investigadme esto». No se hace. O sea que el dato del 0,01, yo primero pensé, ¿pero esto cómo puede ser? Y después he llegado a la conclusión leyendo además, que está explicado en informes de la Fiscalía cómo se va cocinando ese dato año tras año, va cambiando la forma en la que se mide, te das cuenta de que lo que quieren es que pensemos que las mujeres no denuncian en falso. Nadie. Ninguna.

P.- ¿Por qué es tan difícil desmontar el mito del cero coma cero cero…?

R.- Porque no paran de repetirlo. Es lo de Goebbels. Cada año te lo repiten y salen titulares. Mira, el año 2020, el 2016 creo que fue el primero que se anunció en periódicos, ninguna denuncia falsa este año. Cero. Tú decías, ¿cero?, de 160.000 denuncias que se han puesto, que luego además el 70-80% va variando de año, terminan en archivo o absolución de todas esas denuncias, ¿cero falsas? Pues el año 2020 tuvimos ese titular. Cero denuncias falsas. Y ese mismo año cayó una red de que ponía denuncias falsas para conseguir papeles a mujeres inmigrantes. El mismo año. Cero. Ese dato es puro veneno estadístico.

P.- Una de las cosas que más me ha sorprendido leyendo el libro es que haces un repaso muy general de todo lo que surge en torno a esto. Claro, dices, no se sabe en realidad cuántas víctimas de violencia de género hay en España.

R.- Es que he preguntado a Transparencia.

P.- No se sabe. No hay un número.

R.- Que todos los números que nos da el feminismo institucional —que no es el feminismo; yo con feministas tengo muy buenas discusiones—… Digo, es que me gusta separarlo, porque a veces se habla de las feministas, y entre las feministas está Amelia Valcárcel, que es una de las personas más inteligentes de este país y que seguro que cuando sepa que he publicado esto me quiere morder la cabeza, pero que es una mujer que discute contigo; es una filósofa. No, pero el feminismo institucional, que es esa voz de la propaganda sistémica, y que a veces suena a Irene Montero y a veces suena a Elena Valenciano; que va cambiando su tonalidad y que a veces es más razonable y a veces es menos razonable. Esa voz del feminismo institucional, habla todo el rato de las víctimas. Se llena la boca hablando de las víctimas. Sin embargo, y pese a que hay un registro, se supone, de víctimas de violencia de género, igual que hay un registro, se supone, que se llama Viogén, de sospechosos y agresores condenados, pero también donde permanece tu nombre, aunque te absuelvan. O sea, pese a que hay esos registros, yo de pronto me dio por preguntarme cuántas víctimas de violencia de género hay en España, en el sentido de cuántas mujeres hay que puedan percibir esas ayudas o cuántas mujeres hay que hayan… Y el dato no lo encontraba. Y pensé ¿Estoy haciendo algo mal? Pregunté a Transparencia. Y me dijeron que no. Lo. Saben. Que podía sacarme… Bueno hay este informe, esta encuesta… Ah, las macroencuestas. ¿Y por qué no lo saben? Por lo mismo que no saben cuántas denuncias falsas hay. Porque no les interesa. Es puro discurso. O sea que hay una gran distancia entre la preocupación que muestran y la que tienen. Y esto lo he descubierto. O sea que no digo «presuntamente». Hay una gran distancia. Que hay mucha gente con un gran interés en las mujeres maltratadas trabajando en esto, sí. ¿Pero institucionalmente? Se vio con las pulseras. ¿Qué pasó con las pulseras? Que quedó patente que el interés es muy distante del interés manifestado. O sea, las pulseras no se le dan a cualquiera. Hay pocas. Pulseras son para casos que, condenado o no, los jueces, las juezas de violencia sobre la mujer, son gente con mucho olfato, han visto muchas cosas. Son gente que sabe mucho y no son fanáticos. Hay, pero no son peña fanática. Cuando se pone una pulsera, se pone por algo. Y están sin funcionar. ¿Cuánto nos preocupa esto?

P.- Otra de las preguntas que surge también en el libro es, en relación con este tema, cuánta gente hay que vive lucrándose con el dolor de las víctimas.

R.- Todas las que dicen «esto no existe» están viviendo de ello. O están engañadas. A ver, yo no he hecho el buceo a fondo en la economía, digamos, producida por esto. He ido a ejemplos concretos. Y lo peor no es que haya gente viviendo de decir que está salvando a las mujeres sin hacerlo, porque también hay asociaciones que hacen un trabajo que te cagas. No solo los refugios de maltratadas, que hay gente —es que lo malo es esto—, hay gente haciendo las cosas bien, pero están haciendo las cosas bien en un sistema que pone tantas trabas a hacer las cosas bien como en cualquier otro departamento del Estado. Dices: los médicos son excelentes, pero no funciona el centro de salud, ¿no? Pues es un poco parecido. ¿Y esto por qué te lo decía yo?

«Yo propongo en este libro que la denuncia instrumental o falsa sea investigada como posible forma de maltrato»

P.- Por lo de la gente viviendo el dolor de las víctimas.

R.- Lo peor es que mucho del dinero se utiliza para distorsionar la realidad y se hacen estudios que son basura. Las macroencuestas que se hacen desde el Instituto de la Mujer sobre la violencia sexual, por ejemplo, solo preguntan a mujeres. Se han hecho encuestas en España desde desde las instituciones públicas que han preguntado a mujeres cómo han sido agredidas y a hombres cómo agreden. Entonces, en España tenemos la absurda idea de que solo las mujeres pueden ser víctimas, tanto de agresiones sexuales como de agresiones en la pareja. Es porque no se está estudiando. Hay un meta estudio que se llama PASK por las siglas de Partner Abuse State of Knowledge. O sea, es una cosa muy ambiciosa que recoge miles de estudios revisados por pares sobre el maltrato dentro del hogar, en la pareja, internacionales. Y las conclusiones que se extraen de ese estudio es que mucha parte de la violencia en la pareja es bidireccional, y que los hombres agreden de una forma y las mujeres agreden de otra. Y acaba de salir otro estudio… Yo me enteré por Pablo Malo, que lo puso en Twitter, y luego me pude leer el estudio que explica que el hecho de poner denuncias de violencia es una de las formas típicas de maltrato de una maltratadora mujer. Los hombres pegan. Los hombres pueden llegar a matar. El hombre maltratador —que no es el hombre, igual que la mujer maltratadora no es la mujer, porque son una ínfima minoría al final los cabrones de cada lado—, la persona que quiere hacer daño al otro, utiliza las armas que tiene a su disposición. Entonces el bruto te puede pegar 40 puñaladas, te puede dar una paliza, te puede anular. El psicópata va a conseguir que todo el mundo crea que la mala eres tú, además. Me he encontrado con estos también. Todos los maltratadores dicen que han sufrido denuncias falsas. Y la maltratadora, como no dispone normalmente de la fuerza física suficiente, lo que va a hacer es destruir todos los lazos sociales de su maltratado. Entonces yo propongo en este libro que la denuncia instrumental o falsa sea investigada como posible forma de maltrato, porque por ahora es un delito contra la administración de justicia la denuncia falsa. Como nos has hecho perder…

Juan Soto Ivars. | Kevin Borja

P.- El tiempo y el dinero.

R.- Y te ponemos una multa. Yo creo que eso pasa a veces, pero que hay un tipo de denuncia falsa en este terreno específico, no en otros, que es una forma de maltrato de pareja. Y creo que ese cambio en la óptica nos ayudaría un poco a entender que igual que hay víctimas mujeres y tenemos que protegerlas, tenemos que proteger a las víctimas varones. Y otra cosa más, cuando un hombre mata a una mujer o la maltrata, el padre de esa mujer no lo sufre más que la madre de esa mujer. O sea, la violencia contra la mujer afecta a la mujer que lo está sufriendo. Pero en el entorno se rompe el binarismo de sexo, porque sus seres queridos… Si se muere mi abuela, no lo paso yo mejor que mi prima por ser ella mujer y yo hombre. En el caso de las denuncias falsas, aunque solo se le pueden poner de esta manera a los hombres, los afectados muchas veces son mujeres. Digo, esto lo digo para la gente tan fanática a la que los hombres le importen un carajo y solo le importen las mujeres. Bueno, pues les digo que hay muchísimas mujeres afectadas. A mí me han escrito, no sé, el 30% de las personas que me han escrito en estos años para contarme sus casos eran mujeres, madres que no pueden ver a sus nietos, abuelas que no pueden ver a sus nietos, que tienen a su hijo al borde del suicidio y muchas veces nuevas parejas de esos hombres, que a veces la otra, la ex, ha puesto la denuncia cuando se ha enterado de que tenía una nueva pareja y ha ido a por los dos. O sea, que rompamos esta basura del identitarismo de género, porque este es un problema social, igual que es un problema social el maltrato a las mujeres.

«Hay gente que dice: ‘Archivo absolución, denuncia falsa’. No. Es una gilipollez. Porque en España se prueba el delito, no la inocencia»

P.- Pero sí ocurre. Y aquí estuvo Quico Alsedo en verano y hablamos sobre Algunos hombres buenos. Y él me decía una cosa, un poco apesadumbrado, pero es así: «Creo que he llegado a la conclusión de que a la gente no le interesa escuchar historias de hombres que lo pasan mal».

R.- Eso lo ha descubierto en sus carnes propias porque ha hecho un libro magnífico, Algunos hombres buenos, del que yo he sacado mucha, mucha información. Y hablando con él, todo el caso Juana Rivas, de María Sevilla y tal, tiene totalmente la razón. No le importa a nadie. Por eso yo recuerdo al personal que esto afecta a las mujeres también. Y de hecho, si solo te preocupan las víctimas de violencia de género, vamos a ver cuántas se están aprovechando de estos recursos, porque son recursos que no están llegando a las maltratadas de verdad y porque los juzgados están muy saturados y parte de los plazos podría estar originándose por esta sobrecarga absurda de trabajo. O sea, si tú como mujer vas a denunciar y tienes delante a una señora que está aprovechándose de este mecanismo para otra cosa, hay una persona por delante de la cola… ¿Pero si son tres, si son cinco? Es que es la movida, es que no sabemos cuántas denuncias falsas hay. Hay gente que dice: «Archivo absolución, denuncia falsa». No. Es una gilipollez. Porque en España se prueba el delito, no la inocencia. Entonces, si no se puede desmontar la presunción de inocencia del acusado, pues se archiva, se absuelve. Pero, pero es que fíjate lo que son los datos. Si son el 0,001, son 16 al año. Muy soportable. Aquí todo va bien. Eso es lo que dice la Fiscalía. Vale. Miguel Lorente, que es un propagandista de la ideología de género muy, muy, muy reconocible y que se ha prodigado muchísimo, dijo en un programa con Jon Sistiaga que a lo mejor eran un 3%. Y dio una cifra muy baja, como diciendo no importa un tres, pero de un 0,01 a un tres significa que de cada 300 denuncias falsas solo se persigue una. Ya con esa mierda de cifra que da él como para quitarle todo el hierro, ya con un tres la evidencia de que el sistema no está persiguiendo esto sigue encima de la mesa. Porque son de cada 300, una. ¿Entiendes el cálculo? ¿Pero y si son un cinco? ¿Y si son un diez? Es que son muchas decenas de miles de hombres afectados.

P.- Ahí llegamos a un término que me ha parecido interesante, que es esto del coste soportable. ¿Cuánto hay de coste soportable? ¿Cuál es el coste soportable?

R.- De cada vida salvada, ¿no?

P.- Esto lo dijo este señor del PSOE, Aguilar.

R.- López Aguilar.

P.- López Aguilar, que acabó denunciado y absuelto. Lo tengo por aquí. Soy un hombre de subrayar libros.

R.- López Aguilar dijo —te lo puedo citar, casi me sé el libro de memoria—, dijo algo que hoy sonaría inaudito. A los meses de la aprobación de la entrada en vigor, dijo: «Sí hay muchas más denuncias falsas». Di la cita exacta.

P.- Básicamente pone: «Ironías de la vida. Uno de los mayores artífices de la presunta cura del cáncer, el ministro socialista de Justicia, Juan Fernando López Aguilar, que terminó demandado por violencia de género en el 2015, al hacer balance del primer trimestre con la Ley VioGén en vigor, había dicho que aumentaron drásticamente las denuncias hasta alcanzar las 45.000, lo que consideraba un éxito. Admitió López Aguilar que las denuncias falsas por maltrato también habían aumentado, pero dijo que era un ‘coste soportable’, que no debía disuadir a los poderes públicos de seguir realizando su trabajo». Me pareció interesante esto del coste soportable.

R.- Que él acabó convirtiéndose en coste soportable, eso es lo más bonito de todo.

P.- ¿Él fue parte del coste soportable?

R.- Entiendo que él pensará que sí. Yo entiendo que si a esta sociedad le preocupa tantísimo el maltrato de las mujeres, que están particularmente… Es verdad que el maltrato de los hombres en la pareja, como no se estudia, pues en este país sabemos lo que nos cuentan los extranjeros porque llegan aquí, puedes leer las cosas que se publican por ahí que son muy diferentes. Aquí hubo un estudio de la Fundación Reina Sofía, que habló también de cómo los hombres sufren en pareja. Pero si nos quedamos así como diciendo «bueno, mmm, una vida que salve esta ley ya vale la pena, digamos la medida draconiana ya vale la pena si está salvando una vida dos, diez, las que sean». Yo puedo entrar en ese debate, pero entonces tenemos que calcular el coste. Es que en el año 2004, 2005, 2006, desde la izquierda se hablaba de las denuncias falsas. López Aguilar dijo: «Hay muchas más denuncias falsas». Es eso. Ese mismo comentario, diez años después ya era negacionista. No hay denuncias falsas. Mira el papel de la Fiscalía. Date cuenta que el ministro López Aguilar diga: «Sí, hay más denuncias falsas, pero lo podemos soportar». Pues claro, lo que te dicen es que no hay. Vale. María Sanahuja, jueza progresista, decana de Barcelona, desde el principio y desde antes de que se aprobara la ley, cuando se estaba debatiendo, dijo: «Esto es un regalo pa los divorcios. Si no va a haber consecuencias y vas a tener una herramienta que te va a permitir forzar la negociación de manera que tu ex, que le tienes una manía que te cagas, que a lo mejor te sientes maltratada por él, igual que él por ti, porque sois una expareja que ya no se soporta, si te ponen en la mano una pistola y te dicen pues puedes disparar, que no te vamos a hacer nada, ¿cómo no lo vas a hacer?» Hay gente que plantea esto como desde la malicia femenina y no sé qué. No, es una cuestión de incentivos. Los ciudadanos, hombres y mujeres, nos movemos por incentivos. Si te ponen un incentivo y no hay ningún tipo de pena porque no se está persiguiendo la denuncia falsa, pues tú te mueves por el incentivo. Y como no quieren hablar del coste… María Sanahuja habló del coste y dijo «Están las órdenes de protección, se están dando a troche y moche. Tenemos policía desplegada para nada. Tenemos…». O sea, ella habló muy claramente esto. ¿Sabes que le hicieron a la jueza María Sanahuja? La reventaron.

P.- ¿Y se fue a Granada?

R.- No, esa es la jueza Francisca Verdejo, que ha sido un caso muy reciente y muy sintomático también del intento de imponer una espiral del silencio que ya no les va a salir más.

P.- Al final o te quedas ahí y hay que aguantar el chaparrón, o ya ni siquiera hace falta aguantar el chaparrón de mierda. Y te vas a Granada.

R.- Y si eres mujer, más.

P.- Fue una jueza que pidió el traslado de Barcelona…

R.- Esta fue la jueza Francisca Verdejo, que pasó recientemente. Tuvo que pedir el traslado a Granada. En su juzgado se daban menos órdenes de protección que la media, bastantes menos, y la convirtieron en una especie de criatura misógina, una asquerosa vieja que iba maltratando a las mujeres en sala. Pues casualmente de las mujeres que denunciaron eso, luego la policía hizo una investigación y eran una red de poner denuncias falsas. Habrá madres protectoras.

P.- Habrá quien diga este es un, lo habrás encontrado, creo que ya te ha llegado la información y tal y cual. Habrá quien diga: «Este es un libro misógino».

R.- Sí, sí, claro, sí, sí. Es que es la defensa que tienen. «Esto no existe y quien hable de esto es misógino. Porque nosotros —dirán ellos— pensamos que la mujer es un ser de luz, incapaz de utilizar un arma que se le pone la mano». No. La mujer es como el hombre. El discurso este de la narrativa de género, que es la versión más bastarda y más subnormal del feminismo. O sea que es el feminismo para masas, una cosa estúpida. Muy alejado de la filosofía, de cosas que el feminismo sí es. La narrativa de género, que es el discurso más bobo, ve a la mujer como un ser inferior.

P.- Bueno, de hecho ahí está la carta de Carmena y una serie de personas en el diario El País.

R.- 2006. Les molestaba que esta ley fuera, por una parte una criminalización de los hombres, porque la ley criminaliza a los hombres, que dice que si el hombre hace eso es por este motivo. Es que la ley, hasta el culpable de haber dado un bofetón le está criminalizando. Es lo que te digo. A lo mejor el bofetón se ha dado por otra circunstancia que no es odiar a las mujeres. Está muy mal el bofetón, que yo no estoy diciendo que… pero cuando te achacan una motivación, y esa es tan grave, pues ya la ley te está criminalizando de facto. Y esto lo dijeron Manuela Carmena, Empar Pineda, un montón de juristas de izquierdas en el año 2006. ¿Has vuelto a oírlas hablar de esto? No, porque en el año 2006 se cargaron a la jueza María Sanahuja, que también firmó esa carta.

P.- Lo que me llegaba a contar también, y perdón por volver a citarlo, Quico Alsedo en la entrevista, es que leyendo el libro de Quico, hay partes, —como en el tuyo, quizá en el de Quico más todavía— hay partes aterradoras del libro. Partes que dices «esto da miedo». Hay un momento en el que él cuenta una historia de un compañero suyo de un periódico al que le acusan de agredir sexualmente a su hija, y entonces él creo que le propone una entrevista al tipo después con este tema del libro a una compañera suya que dirigía un periódico progresista. No dijimos el nombre por no decirlo, pero bueno, era la antigua directora del diario Público, y ella dijo «No, no, esto no». Y él le dijo «Pero si lo has vivido tú, si ha sido tu compañero, si es que ha sido denunciado falsamente, si lo conoces».

R.- Ese es el nivel de honestidad.

P.- Entonces yo esto no lo dije la entrevista porque no quise mencionar el nombre de la exdirectora del diario Público, pero era un momento de negar la realidad. O sea, que era un caso que ella había conocido de primera mano.

R.- Este es un asunto de negar la realidad. Si es que mira, lo mejor de este libro es el título. Me lo he currado. Pero «Esto no existe», es la respuesta tipo. Luego, coma, «eres un misógino, o sea que vas a empeorar la vida de las mujeres». Vamos a ver. Que a las mujeres víctimas de esto hay que protegerlas y darles recursos para que salgan. Y que pocos hombres habrá que necesiten esa, digamos, esa urgencia. El peligro de muerte es, a ver, que el peligro de muerte, pues son 50 víctimas al año en los últimos años, ver que esto es relativamente poco, digo 200.000 denuncias, 50 muertes. Son demasiadas, vale, pero que hay que dar ahí herramientas y hay que hacer… Y yo estoy dispuesto a aceptar que el Estado tiene que hacer movimientos audaces. Pero nos están ocultando el coste. Yo no puedo hablar con nadie que no conozca un caso de hombre denunciado en falso. No puedo hablar con nadie que no conozca. Hace ya tiempo que no me encuentro con nadie que no me diga: «Ah, sí, un vecino mío¡», no sé qué… A alguien le pasó. Y que no todos los casos que te dice alguien van a ser verdad, porque a veces el maltrato es que no se prueba. Pero mira, te voy a poner un ejemplo que yo creo que es muy… Es muy difícil probar una violación si no hay uso de la fuerza y no hay testigos. Es dificilísimo. Vamos a poner Errejón y Mouliáa. Bueno, es que ahí hay como testigos… La típica violación que no parece una violación porque hay una insistencia y una resistencia, hay un miedo en la chica y al final se deja hacer. Pero la están violando porque ella no quiere y lo ha expresado y se deja hacer. Eso es dificilísimo probarlo. O sea, eso, por mucha ley del sí es sí que haya, fácilmente lleva una solución y puede que el delito esté, puede que realmente ella… Y puede que él no sepa que la ha violado y que ella sepa que sí. Vale. ¿Qué vamos a hacer? Como eso es difícil de probar, vamos a bajar los brazos. Pues no, no bajamos los brazos. Habrá que ver caso a caso. Y sabemos que hay una limitación. Vale. Pues con las denuncias instrumentales y falsas —ahora si quieres te digo la diferencia— lo que hace el Estado es así. Como es difícil de probar, pues no lo investigo. Y tienes esto multiplicándose, cojones. Es que es muy fuerte. Es que ya te digo, los saltos en la estadística de 200.000 denuncias en un año de las que se condena en torno a un 30, y la mitad de las condenas de conformidad, que esta es otra. Arcuri fue condenado de conformidad, el de Juana Rivas. Arcuri fue condenado de conformidad porque dijo «¿Oye, si acepto la pena de esta pequeñita ya puedo ver al niño?. Sí. Pues la acepto». Podría ser perfectamente inocente. Lo que quiero decir que es que además lo de Juana Rivas y Arcuri fue una pelea mutua. Fue una pelea mutua en 2009. Ya estaba la ley. Fue una pelea mutua. Tenían los dos en el parte de lesiones. Se habían enzarzado. Bueno, pues aceptas la pena y dices «ah, pues mira, te has convertido en un condenado por violencia de género» y todo lo que va a pasar después se va a ver desde esa lente.

P.- ¿Cuáles han sido tus mayores miedos a la hora de escribir este este libro?

R.- Equivocarme.

P.- Hay momentos incluso de confesión en el libro, de decir, a pesar de que esta persona me está contando esto y me ha dado documentos y me ha dado tanta ta ta ta, por supuesto que hay un temor, hay un temor a darle voz a un maltratador.

R.- Yo por eso en el libro no he tirado, salvo en el prólogo y algunos casos que tengo muy…

P.- Muy estudiados.

R.- Muy estudiados, sí. Yo no tiro de casos particulares. Yo tiro de la monstruosidad estadística de que es que hayamos tenido 3 millones de denuncias de esto en 20 años y no haya habido denuncias falsas. Como esa es una monstruosidad estadística y la denuncia falsa destruye vidas. Y bueno, luego el tema de los niños. Los hijos de un maltratador me preocupan mucho. Los hijos de un maltratador me preocupan mucho. ¿Y los hijos de una maltratadora que utiliza la denuncia falsa y llenan la cabeza de mierda a los niños? Yo tengo unas historias ahí, las de los niños sí que las he puesto. Chavales que a los 20 años se han dado cuenta de que su vida es mentira, porque cuando se separaron sus padres a los cinco y empezó todo aquello, hay un padre que —esto me lo contó un abogado— por fin consigue, no sé si llega a ser absuelto, pero por fin consigue, no ha podido ver a su hija en no sé cuánto tiempo. La hija tiene siete años, una cosa así. Y por fin consigue ya verla. No sé cuánto tiempo ha pasado sin verla nada, pero bastante. ¿Y sabes lo primero que le dice la niña? «Papá, ¿por qué no me querías?» Porque la madre había dicho «¿Sabes porque no ves a tu padre? Porque no te quiere». Esto que yo digo no demoniza las mujeres, ni quita un gramo de gravedad a las víctimas de la violencia machista. Simplemente recuerda al mundo que igual que hay hombres hijos de puta, hay mujeres hijas de puta, y que el hombre tiene la fuerza de su parte, muchas veces, no siempre, y la mujer tiene de su parte un sistema judicial. Y esto es gravísimo.

P.- ¿Crees que esto cambiará en algún momento? Digo, ¿crees que se hablará abiertamente? Aparte de lo que diga Vox, que de repente habrá otra gente de otro partido, políticos que lleguen a comentarlo, decirlo…

R.- Yo creo que cada partido podría tener una solución para este problema que se ha generado, porque yo sé que es… O sea, yo sigo sorprendido de que el Partido Popular no haya querido hacer oposición con esto desde una perspectiva liberal, porque desde la pura filosofía liberal, la disparidad penal que introduce la Ley de Violencia de Género ya es un atentado contra la igualdad. Entonces, se puede defender desde el liberalismo que esto necesita una regulación. Y podemos coger el caso de las socialistas francesas que cuando se propuso, digo para también tentar un poquito al PSOE, que cuando se propuso en Francia hacer lo mismo, las socialistas francesas dijeron que no, por las mismas razones que dijo que no Manuela Carmena en 2006. Entonces, yo creo que como ha habido una espiral del silencio que ha durado tanto tiempo, yo pretendo que con esto se rompa. Se está hablando del libro, que se lea, tal. A mí me gustaría que esto lo leyera gente de partidos políticos y dijeran bueno, ¿qué podemos hacer nosotros para que esto ocurra menos? Sin poner en peligro a las víctimas para nada, porque es que no hace falta.

«Prohibieron que se mencione la alienación parental en juicio. Yo la menciono»

P.- Creo que tienen miedo, algunos del PP, a lo que tú dices, al «¡negacionista!»

R.- Bueno, pues ahora van a ver cómo a mí me dicen todo eso y no pasa nada. Porque hay tanta gente afectada… Si es que aquí lo… Mira, me lo dijo un señor al que le había pasado. Es un señor que me dijo que esto le había pasado y que me trajo… Se han convertido en juristas. Es un tío que no sé si es mecánico o no, sé que me trajo unas carpetas el tío, todo con post-it, y sabía su caso, y te sacaba no sé qué papel, y del procurador… Y yo decía «Ha aprendido derecho». Claro, porque ha estado tres años metido en unos procesos infernales y ha tenido que aprender a defenderse. Han salido licenciados en derecho de esto. Entonces el tipo me dijo, y dije «bueno, ¿y cómo lo ves?». Siempre les preguntaba «¿Y cómo ves esto en el futuro? ¿Tú qué crees que va a pasar?». Y el tipo me dijo «Mira, nos va a salvar las mujeres». Y yo así. Y dice «Sí, nos van a salvar las mujeres. Porque esto lleva 20 años en marcha. Cuando se aprobó, los hombres tenéis que aguantar esta cruz porque hay que salvar a las mujeres maltratadas. Y hasta los hombres dijeron bueno, vale, vale. Claro, fue unánime en el Congreso aprobar esto», me dijo el tipo, «pero en estos 20 años, muchas mujeres que tienen hijos, muchas mujeres que tienen hermanos, muchas mujeres que tienen padres, muchas mujeres que tienen amigos, han visto con sus propios ojos que esto pasa. Entonces —decía el tío—, de esta nos van a sacar las mujeres», y yo no estoy de acuerdo, porque yo creo que de esto tenemos que salir todos juntos. Es decir, vamos a ver, ¿queremos evitar que los hijos de puta pongan sus sucias manos encima de las mujeres, queremos sacarlas de las espirales esas de maltrato? Sí. ¿Hacen falta medidas audaces? Sí. ¿Vamos a cometer alguna injusticia porque algún inocente va a pasar por el cuartelillo? Sí. Pero no podemos tener 200.000 denuncias al año, una tasa de ingreso en comisaría alucinante, una tasa de separación de los niños alucinante, y una tasa de archivos y absoluciones como la que tenemos. Las feministas más articuladas me dicen que la presunción de inocencia está bien, pero si casi todo se archiva o se absuelve. ¿Qué coño estás llorando? Ya. Aquí el problema es que en lo que dura el proceso, hasta la absolución o hasta el archivo, el hombre está jodido. Los niños pueden estar jodidos y hasta pueden estar en peligro. Hasta pueden estar en peligro. Porque les están… Prohibieron que se mencione la alienación parental en juicio. Yo la menciono. Yo la menciono. Eso pasa. Lo que dura ese proceso, que va a acabar en una absolución que nos va a permitir decir «en los juzgados, al final la presunción de inocencia prevalece», lo que dura ese proceso es una condena. Y el ostracismo social que provoca es acojonante. Hay señoras que, en casos también concretos, que han perdido, se ha archivado el juicio, se ha archivado la causa, pero han ido diciendo por ahí que tienen al ex condenado. Y las consecuencias para el tipo son tremendas. La gente cómo te mira en el colegio, por ejemplo, el día que te toca a ti ir a recogerlo. Es que te hace mierda. Entonces yo lo que digo es eso, que con un poco de buena voluntad y de audacia, igual que necesitamos audacia para sacar esta medicina tan potente, pues ahora necesitamos audacia para ver que mucha gente se ha quedado calva e hinchada por los problemas secundarios.

P.- ¿Viste La caza, la película esta de Thomas Vinterberg con Mads Mikkelsen? Donde al tipo le acusan de…

R.- El único tipo que tiene el pelo tan sucio como yo, siempre.

P.- La película es aterradora. El tipo divorciado, profe de una escuela infantil, y entonces una niña. Bueno, vamos a hacer spoiler.

R.- Que dice que se la ha cascado delante de ella o algo así. Sí. Y lo hace porque está enamorada de él platónicamente, la pobre niña.

P.- El tipo al final, la vida arruinada. Después hay una…

R.- ¿Pero qué te va a pasar, claro? Vivimos en esa gran… Todo esto se mantiene en marcha porque se supone que vivimos en una sociedad machista, ¿no? Y vamos, no paran de decir que vivimos en una sociedad machista y que tal. Vale. Pues en esta sociedad machista creo que no hay delito más grave que este. Digo socialmente. Es que tú a Rubiales tenías para cargártelo 25 millones de motivos, digamos graves, relacionados con corrupción, relacionados con mil cosas y te lo cargas por el pico. O sea, es que esto te sirve para cargarte a Harvey Weinstein. O sea, el tipo más rico, al tipo más poderoso no te lo cargas de ninguna manera, salvo con esto. Vamos a ver si nos replanteamos un poco si realmente seguimos viviendo en una sociedad tal y como la describen desde la narrativa.

P.- ¿Este libro ha sido enviado a gente del PSOE, gente de Sumar, gente…?

R.- La editorial lo manda a troche y moche. A Irene Montero… Es que no lo entendería la pobre.

P.- ¿Nunca has coincidido con ella?

R.- No, no, no.

P.- ¿En persona, nunca has estado?

R.- No, no, no, no. Jamás. No. Irene Montero es un ser diabólico.

P.- Diabólico. ¿Tanto?

R.- El daño que ha hecho… Si la odian hasta las feministas. Si Irene Montero es la que dijo que no se iba a reducir ni una pena a violadores condenados. ¿Es esa, no? La que dijo: «Ni una». Son bulos machistas. Y entonces era culpa de los jueces. Pero ahora que ya no está con el PSOE es culpa del PSOE. ¿Es esa?

P.- Después estaba Pam, que dijo: «Señores jueces, fórmense».

R.- Que te lo diga Pam…

«En España hay dos leyes gordas que son claramente discriminatorias»

P.- A una persona, mujer u hombre, juez o jueza, que no es periodista, me refiero, que puede ser cualquiera.

R.- Pero mira esta gentecilla de Podemos, del feminismo podemita que acabó a hostia viva con las feministas del PSOE por el tema queer, trans y tal. Al final podría hacernos pensar que los últimos años que han sido tan tan enloquecidos con el feminismo institucional, ha alcanzado un grado de absurdidad tan grande, son el problema. No. Este problema viene de 2004. Este viene de entonces, viene de tiempos menos atrabiliarios en la comunicación. Viene de entonces. Y el problema ha sido que por miedo, la gente del mundo de la justicia no ha hablado de ello y que —por ahí ya soy un poco conspiranoico—, pero que por órdenes de arriba no se ha investigado el impacto que estaba teniendo una ley, la única ley. En España hay dos leyes gordas que que son claramente discriminatorias. Luego hay mucha discriminación, leyes pequeñitas, discriminación positiva… Esas también las recojo aquí que son muchas, digo para oponer un poco al al relato de que vivimos en una sociedad muy machista, todas las leyes son de discriminación positiva para el otro lado. Pero solo hay dos leyes que discriminan claramente: La Ley de Violencia de Género discrimina claramente a cualquier hombre que tenga un conflicto en una pareja heterosexual, llegue a ser violento o no. Y la ley de sucesión claramente discrimina a las princesas. Suerte que no ha nacido ningún… Ya parece que no va a nacer.

P.- No, creo que no, no.

R.- Pero es que son leyes discriminatorias, claramente. Es que está clarísimo. Entonces, como la de la sucesión, solo afecta a una pequeña familia sin varones. O sea que no afecta a nadie. Pues mira, no es urgente remodelarla, pero esta no pueden seguir ocultando ya por más tiempo que ha afectado a un número inmenso de hombres y de las mujeres que les quieren.

P.- Tengo para cerrar un test final.

R.- El test ese que haces ahora desde hace un tiempo.

P.- Sí, es la única novedad que tenemos.

R.- Es muy fresco.

P.- El presupuesto no ha aumentado y no nos da para experimentos.

R.- No van a entrar mariachis, no va a pasar nada, va a ser un test.

P.- No va a entrar Tamara Falcó.

R.- No va a entrar Tamara Falcó.

P.- No va a venir Juan del Val tampoco, no va a venir nadie. O sea que…

R.- Va a haber un test. Lo que puedes ofrecerme es un test.

P.- Sí, un test. O sea, no hay más. Ya te has quedado sin agua. Te puedo echar agua de mi vaso, pero no sé si es muy antihigiénico.

R.- Soy murciano. Si es por agua, a ver, me la puedo beber si la tiras al suelo incluso. Ay, gracias.

P.- ¿Quieres más agua?

R.- No, no, está bien.

P.- ¿Un lugar en el mundo que te guste?

R.- El campo que rodea El Escorial.

P.- Hace frío en El Escorial.

R.- Me encanta el frío. Tengo una chimenea que te cagas.

P.- ¿Tienes palabrota o insulto más usado?

R.- Mi hijo está muy atento con eso. Está en la fase. Mmm. Es que es muy rico mi léxico.

P.- Sí.

R.- E impulsivo. Sí. Todas las malas, las digo. No tengo una claramente favorita.

P.- Vale. ¿Un político que te guste, o una política?

R.- Que me gusten… Nunca me fío de ellos. Que me interesen…

P.- Que te interese o que valores…

R.- Este, Quero.

P.- Ah, Carlos Quero.

R.- Me interesó desde la entrevista que te vi. Me pareció impropio de un político hablar tan articuladamente.

P.- Que dices, «Coño, parece que ha estudiado».

R.- Bueno, es que es un tipo que… ¡Antonio Maestre le elogió! Entonces yo también lo puedo elogiar.

P.- ¿Una película que siempre recomiendes?

R.- La ha visto todo el mundo. Doce hombres sin piedad es mi película favorita, de todas. Sí, esa. Esa misma.

P.- ¿No ves series, no?

R.- No, no.

P.- Eso me sorprendió. Lo escuché una vez y me sorprendió no ver series.

R.- No veo series ni nada. Leo mucho.

P.- Quedan pocos ya que no vean series.

R.- Es que antes veía pero pierdes muchísimo tiempo, y como sabes que todas las estiran demasiado, que empieza muy bien y luego ya… Y me da pereza.

P.- ¿Qué estás leyendo ahora, que tienes ahí en la mesita?

R.- Joder, esto va a parecer mentira, pero me estoy… Es que, lo siento, pero es la puta verdad. Me estoy volviendo a leer Los hermanos Karamazov.

P.- Esto no es una fumada tuya, sino que de verdad lo está leyendo. No es una pose.

R.- No, es que me estoy releyendo, porque me leí una traducción antigua y me estoy leyendo la edición de Alba Clásicos, que es alucinante.

P.- Estabas entre el libro nuevo de Juanma Moreno o Los hermanos Karamazov y por lo que sea, elegiste…

R.- El libro de este que se acaba de…

P.- Manual de convivencia. Se publican demasiados libros.

R.- En la portada parece un muñeco.

P.- Ya hay un fenómeno del tema de políticos escribiendo libros. Yo ahora me acabo de terminar…

R.- ¿Sabes que no venden una puta mierda?

P.- Bueno, me da igual, pero…

R.- Pero me parece interesante. Juanma Moreno todo el mundo sabe quién es, y no vende un puto libro.

P.- Es como el libro de Pedro Sánchez.

R.- Vende muy poco. 30.000 vendió el de Pedro Sánchez.

P.- Me pareció interesante por ejemplo el libro de Cayetana.

R.- No me lo leí tampoco.

P.- Pero porque creo que se nota que lo citó, y ella escribe.

R.- Es una política que me cae bien. Y en el PP oye, a ver si tiene un poco de influencia Cayetana, porque Cayetana de este tema sí que habla. A ver si tiene un poquito de influencia para que en su partido vean que desde el liberalismo este Código Penal tan raro que tenemos representa un problema.

P.- Pues me he leído también Hillbilly elegy las memorias de JD Vance. Que es un gran libro. Si te digo la palabra jubilación, ¿dónde y cómo te ves?

R.- Lo bueno de esto que hacemos es que yo creo que no hace falta jubilarse.

P.- ¿Se puede morir uno con la cámara del YouTube puesta?

R.- Sí, es verdad. Soy viejo. Bueno, es que YouTube ya será entonces claro, una cosa de viejos totales.

P.- ¿La cualidad que menos te gusta de ti cuál es?

R.- ¿La cualidad? No, hombre, las cualidades me gustan todas.

P.- Bueno, carácter, temperamento…

R.- ¿Pero puede ser negativa?

P.- Claro, sí.

R.- Ah, característica, no cualidad. Pues la que menos me gusta de mí, la impaciencia. Soy muy impaciente.

P.- ¿Cocinas o te cocinan?

R.- Las dos.

P.- ¿Y qué se te da mejor?

R.- Yo hago la mejor tortilla de patata de España.

P.- Ahora estoy con eso. Estoy probando. ¿Un deporte para verlo, para practicarlo?

R.- Ninguno.

P.- ¿No has hecho deporte nunca en tu vida?

R.- Cuando me obligaban en el instituto.

P.- Después estás así muy finito.

R.- Estoy mucho más gordo que nunca. Estoy para ponerme de bulímico ya. Para no hacer deporte yo me haría bulímico.

P.- ¿Para ti España es…?

R.- Lo que hay.

P.- Qué respuesta más al uso.

R.- Llevo toda mi vida aquí.

P.- Estuviste en Tánger también.

R.- Yo soy ultra español pero no, no siento ninguna pasión por ello.

P.- Juan Soto Ivars ha publicado Esto no existe. Las denuncias falsas en violencia de género. Lo publica Debate.

R.- Dos ediciones en cinco días.

P.- Dos ediciones en cinco días. Igual cuando se publique la entrevista de este viernes…

R.- A ver si llega a tres.

P.- Porque, a diferencia de las memorias de políticos, sus libros sí se venden.

R.- Es que le ha pasado a tanta gente. Las ventas de este libro son la prueba de que está pasando un montón. ¿Porque a quién cojones le va a interesar esto? Pues al que le ha pasado o conoce alguien que le ha pasado. Entonces, a lo mejor en la cifra de ventas final, imagínate, yo millonario —hoy me han acusado: «Te quieres lucrar»—. Digo que la cifra de ventas final pues a lo mejor nos da una cifra aproximada de cuál es el tamaño del problema. Porque es que te juro que esto le interesa mucho a la gente. O sea, no para de escribir gente que ha pasado por ahí. Mucha. En los últimos días está siendo agobiante. No puedo responder mensajes. Lo siento, no puedo. ¿Que muchos mienten? Sí. Porque los hombres también mienten.

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