Incendios de coches eléctricos: ¿mito o realidad? Tenemos datos, y no son para tanto
La primera causa son los accidentes, un mal mantenimiento, y sobre todo, el exceso de vida útil de manguitos, tuberías, y válvulas hechas de gomas
No hace falta ser un lince para ser consciente de que uno de los mayores enemigos para la integridad física de un coche, de siempre, de toda la vida, ha sido el fuego. Pero el huracán Ian, que ha asolado la costa oeste de Florida en fechas recientes, ha puesto sobre la mesa a otro que no es menor: el agua… salada, que es muy poco habitual. Cuando un coche la toca es porque ha ido donde está ese tipo de agua, y muy rara vez es el agua salada la que visita los parkings privados de las casas. Esto es justo lo que ha ocurrido, y de manera masiva, durante el huracán Ian, que ha asolado en fechas recientes la costa oeste de Florida. Aparte de los estragos obvios en propiedades de todo tipo y el centenar de víctimas mortales, ha traído un extraño fenómeno observado a posteriori, y que ha traído de cabeza a los cuerpos de bomberos de la zona. Decenas de coches han empezado a arder de forma espontánea pasados unos días tras el paso del fenómeno meteorológico. La particularidad es que todos ellos se caracterizaban por un pequeño detalle: eran vehículos eléctricos. Los propios servicios antiincendios de ciudades como Naples o Fort Myers han pedido a sus propietarios que los saquen de los garajes si se han visto afectados por agua en previsión de males mayores. El problema no es ya que los coches ardan, sino que acaben propagando el fuego en su entorno incendiando los edificios que los albergan. El análisis técnico apunta a que el responsable del desaguisado no ha sido otro que el salitre, que ha corroído partes sensibles de este tipo de vehículo. Los titulares grandilocuentes, y la animosidad negativa de muchos usuarios en contra de los vehículos eléctricos, hacen dudar a futuros propietarios acerca de la fiabilidad en este sentido, pero no debería ser así.
Usamos coches basados en motores de explosión desde hace más de cien años, y los fabricantes han ido solucionando los problemas, sobre todo de seguridad, en beneficio de sus clientes. Los eléctricos pertenecen a una nueva generación, con una arquitectura distinta, poseen características muy especiales, y una de ellas es la de utilizar enormes baterías repletas de litio. Sí, es cierto, este mineral refinado para su uso en coches es altamente volátil y no solo combustiona con cierta facilidad, sino que es muy difícil de apagar una vez ha empezado a arder. Sabiendo esto, los fabricantes de baterías los rodean con sólidos sistemas de seguridad, encapsulan el litio bajo capas de metal, y resulta verdaderamente difícil ver arder de forma espontánea uno de estos coches. De hecho, en un pormenorizado estudio de la compañía norteamericana de seguros Auto Insurance EZ sus expertos llegaron a una conclusión con datos numéricos bastante elocuentes. De cada 100.000 coches con motor térmico vendidos, se incendiaban unos 1.530. Por la misma cifra de eléctricos en el mercado, el número de aquellos que se prendían fuego era de poco más de 25. Podría decirse que los eléctricos se incendian infinitamente menos; lo que si es cierto es que los daños ocasionados son mucho más costosos, y sus incendios son terriblemente difíciles de sofocar. Las baterías generan mucho calor en su combustión y provocan la llamada ‘fuga térmica’. El incendio no solo provoca llamas, sino que uno de estos coches, al arder, genera una enorme cantidad de calor. Hay muchos ejemplos.
Cuentan que el Rimac Concept One que estrelló en Suiza Richard Hammond durante un rodaje de Top Gear estuvo varios días ardiendo. Los bomberos, sin experiencia previa con este tipo de problema en 2017, no sabían qué hacer. No hacían más que arrojar agua y más agua sobre el deportivo y las llamas no cesaban. Al final se apagó, pero los bomberos estaban sorprendidos con algo que era nuevo para ellos. Tanto como para aquella unidad holandesa que en 2019 solucionó un problema parecido de una manera bastante expeditiva. Los encargados de un concesionario de BMW en Tillburg se dieron cuenta de que uno de los coches híbridos de la exposición echaba humo incluso estando parado. Lo sacaron a empujones del establecimiento, y cuando llegaron los bomberos decidieron meterlo, entero, dentro de una cuba repleta de agua y productos químicos. Alí estuvo durante 24 horas para estar bien seguros de que el incendio del vehículo quedó del todo apagado. Nadie resultó herido, pero el coche jamás conoció a ningún conductor tras la escena: fue derecho al desguace.
Los fabricantes se esfuerzan en ofrecer productos seguros a su clientela y los mejoran cada día. En los últimos años la utilización de plásticos ignífugos y materiales aislantes ha evolucionado mucho en esta materia, pero a pesar de ello, ningún coche está a salvo completamente. La primera causa de un incendio son los accidentes, un mal mantenimiento, y sobre todo, el exceso de vida útil de manguitos, tuberías, y válvulas hechas de gomas, que superan su periodo de resistencia. Esta es una de las principales razones por las que muchos superdeportivos echan a arder. Otras son debido a errores de diseño, al poner demasiado cerca de zonas generadoras de calor el depósito de la gasolina, o debido a fugas de aceite caliente que acaba cayendo en áreas susceptibles de incendiarse. Las peores de todas son por torpeza de sus conductores, que no apagan sus motores mientras repostan, no pasan las revisiones dentro de los plazos establecidos, o se exceden en su conducción.
En el caso de los eléctricos el eco mediático, por lo novedoso del producto, hace pensar que ocurre mucho aunque en realidad es bastante menos de lo que piensa la mayoría. Los medios de comunicación informan de los incendios de coches eléctricos con más frecuencia, lo que puede hacer parecer que son un hecho común y en realidad son más seguros en este sentido. En cualquier caso, si vives cerca del mar y un huracán se acerca a donde tienes aparcado tu coche, aléjalo en lo posible para evitar problemas; si es eléctrico, aléjalo un poco más.