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Un Maserati robotizado y sin piloto disputará la mítica carrera Mile Miglia

Europa, que está perdiendo el liderazgo de la automoción mundial frente a la pujanza asiática, se juega mucho con esta tecnología

Un Maserati robotizado y sin piloto disputará la mítica carrera Mile Miglia

El Maserati MC20 Cielo automatizado que correrá en Italia. | Politécnico de Milán.

El extravagante científico de Regreso al futuro no eligió un coche cualquiera para su experimento del viaje en el tiempo, sino que usó como base un DeLorean. Para impactar al mundo con su alocada idea necesitaba un vehículo muy especial, y esto es justo lo que parece que han pensado en el Polimi, el prestigioso Politécnico de Milán. Se ha embarcado en un experimento único en Europa: poner a correr en una prueba semicompetitiva al prototipo de un sistema de conducción autónoma en un Maserati MC20 Cielo. Podían haber elegido un más discreto e igualmente italiano Fiat, un funcional y deportivo Alfa Romeo, pero tras un acuerdo con la firma de Santa Agata, llevarán la marca del tridente a la Mile Miglia. 

Esta mítica carrera se disputó desde 1927 y hasta 1957 por toda Italia y en carreteras abiertas. Fue la muerte de Alfonso de Portago a bordo de un Ferrari, con varias víctimas más, lo que dictó el final de su historia. Fue en 1977 cuando se recuperó, aunque no como una competición, sino más bien como una cita lúdica y sin ganadores ni perdedores. A pesar de que los vencedores en realidad no se lleven más que la satisfacción de su pilotaje, no deja de ser un evento muy remarcado en el mundillo de los aficionados al automovilismo. La edición de este año se disputará, en modo regularidad y respetando las normas de tráfico, del 13 al 17 de junio, y partirá desde Brescia hasta Roma y vuelta, en la que denominan «la carrera más bonita del mundo». 

La idea es que el robocoche se autoconduzca en la mayoría de tramos del recorrido, para los que se ha cursado un permiso especial al Ministerio de Infraestructuras y Transportes. Los más complejos para el sistema son las travesías de las ciudades de Brescia, Bérgamo, Milán, Ferrara, Módena y Parma.

Debido a su estatus de vehículo experimental, será obligado que vaya subido a bordo al menos un copiloto, presente para recuperar el control del Cielo en caso de error del sistema entre el tráfico rodado. El elegido como asistente del androide ha sido Matteo Marzotto, conductor experimentado, miembro del comité organizador de la prueba, y sobrino de Giannino Marzotto, ganador de la edición de 1953. En el 73 aniversario de su victoria se unirán pasado, presente y futuro con una pequeña figura conmemorativa que viajará en el MC20 a lo largo de todo el recorrido. 

El Maserati MC20 Cielo automatizado que correrá en Italia. | Politécnico de Milán

El futuro de la industria europea

Durante los últimos años, el Polimi ha trabajado intensamente en la inteligencia artificial, y las técnicas de conducción autónoma aplicadas a los coches de carreras. Con la venidera legislación sobre la circulación de coches autónomos en vías públicas, el 1000-MAD, que es así como se denomina el proyecto, se postula como el primer experimento mundial de vehículos autónomos en espacios públicos y abiertos al tránsito de vehículos de forma (relativamente) competitiva. Para ello, al Maserati se le han instalado los elementos tecnológicos necesarios como actuadores mecánicos, sensores, ordenadores, dispositivos de comunicación y todo el software que implementa los algoritmos del AI-driver, que es el cerebro electrónico que lo controla todo. 

Para el Polimi será un experimento, para Maserati un escaparate, y para la tecnología europea puede ser el clavo ardiente al que agarrarse. El Viejo Continente ha sido durante décadas la referencia en el plano de la automoción. Los mejores diseños japoneses o los más toscos americanos, en contadas ocasiones dieron caza a los motores europeos. Más pequeños, refinados, o menos sedientos, han liderado la tecnología a nivel planetario y este es un reinado que poco a poco está desapareciendo. Con las restrictivas limitaciones de velocidad, el castigo a las mecánicas más contaminantes, y el protagonismo de otros elementos como los sistemas conectados, o lo relacionado con la electrónica o la seguridad, los propulsores ya no tienen el peso específico del que disfrutaron.

Si a esto añadimos la llegada del coche eléctrico, en el que Tesla o la industria china llevan una década larga de ventaja, los automóviles europeos otean un horizonte repleto de nubarrones. Los coches pequeños y baratos está desapareciendo, en general todos cuestan cada vez más caros, los eléctricos europeos son de gama media-alta y resultan poco accesibles, y nos estamos quedando sin opciones para todos los públicos. El advenimiento de las marcas asiáticas, con coches disponibles en un espacio en el que los constructores europeos aún andan en mantillas, aterra a una industria que, según en qué países, supone entre el 7 y el 20% de su PIB nacional.

El temor de todos es que las marcas europeas se queden atrás y se acaben convirtiendo en los Nokia sobre ruedas. El fabricante de teléfonos móviles llegó a suponer el 51% del producto interior bruto de Finlandia, y hoy su sombra es insignificante en el mercado global. La guillotina se la sirvió en bandeja Apple con su pantalla táctil, y detrás llegaron todos los demás subidos en el caballo de Android. Entre todos, hicieron picadillo a una compañía que no supo adaptarse a una innovación que marcó la siguiente década. 

Inteligencia artificial al volante

Puede que la kryptonita de la industria europea no sean las baterías que aún apenas fabrica y ha de comprar en China, sino el uso de la tecnología de moda: la inteligencia artificial, aplicada a la conducción autónoma. Solo en Italia, un país apasionado y amante de las sensaciones y las vivencias personales, podría nacer en arcas como Ferrari, Lamborghini, o Maserati, la quintaesencia de las sensaciones al volante. Sin embargo, en un estudio del Observatorio del Coche Conectado y la Movilidad del Politécnico de Milán, el público transalpino se divide en un 50% a favor de utilizar un coche de conducción autónoma y otro 50% al que disgusta.

Las razones de los que votan ‘sí’ son la comodidad de poder hacer otras actividades durante el viaje (45%), y la mayor seguridad (31%). Por el contrario, a los que votan que ‘no’, les disgusta perder el control sobre su mecánica (37 %) y la sensación de menor seguridad (33 %). Los promotores del proyecto, el Politécnico de Milán, el Observatorio del Coche Conectado, el Centro Nacional para la Movilidad Sostenible, Maserati y diversos patrocinadores técnicos creen que del éxito de este proyecto dependerá en gran medida que el grado de aceptación de estas tecnologías de futuro acaben haciendo cambiar de idea a los más remisos.

Solo cuando funcione con la fiabilidad y sencillez de los smartphones desaparecerán los rechazos. Europa se juega mucho con esta tecnología, y en el caso de que el experimento salga bien, pueden salir muchas soluciones aplicables a los vehículos que nos lleven de un lado a otro dentro de unos años. Más nos vale.

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