Un juicio contra Google podría cambiar cómo usamos el GPS para siempre
Un hombre murió tras seguir una ruta de la popular ‘app’ y su mujer ha demadado por daños y perjuicios
No es el primero, ni será el último, pero hay muchos ojos puestos sobre este posible juicio. Los juristas estadounidenses se rigen por el principio de jurisprudencia; si un juez anterior tomó una determinación, es muy posible que otros muchos tiren por el mismo camino, y eso puede abrir una Caja de Pandora legal que marque el futuro.
Los coches modernos están repletos de gadgets increíbles e impensables hace unos años. Sistemas de frenado automático, sensores que te indican si te estás durmiendo, volantes que se mueven si te sales del carril, o sensores que leen las señales de tráfico son diversos ejemplos. Pero hay una tipología de ellos que pueden dar una vuelta de tuerca a nuestra relación legal con ellos: los que dependen de servicios externos, que pueden fallar, corromperse, o incluso llegar a provocar accidentes en caso de confiar demasiado en ellos.
El incidente
En septiembre de 2022, un tipo llamado Philip Paxson estaba regresando a casa desde una fiesta de cumpleaños de su hija de nueve años. Su esposa, Alicia Paxson, había abandonado la fiesta un par de horas antes con sus hijos, pero Philip nunca llegó a su casa en Hickory, Carolina del Norte. La Patrulla de Carreteras del estado encontró su Jeep Gladiator comprado en 2020 volcado en un arroyo a las 9.45 del día siguiente. El conductor estaba dentro. Muerto. El vehículo había caído por un puente destruido tras una inundación.
La investigación desarrollada por las autoridades determinó que el accidente tuvo lugar casi a medianoche, que estaba oscuro, y que el puente derruido carecía de señalizaciones. La siguiente pregunta que se hicieron todos fue: ¿por qué había tirado por aquel camino Paxson? La respuesta fue porque por allí le mandó la aplicación Google Maps de su coche.
Ahora su viuda ha demandado a Google, a la que culpa del accidente que le costó la vida al padre de sus hijos. El abogado de la familia aduce que la víctima estaba siguiendo las indicaciones de Google Maps en la oscuridad cuando ocurrió todo. El juez tendrá que determinar si falló el conductor, las autoridades al no señalizar un puente hundido, o Google por no haber actualizado sus mapas. En principio, la marca Jeep no parece comprometida, pero el sistema GPS del que se ceba la aplicación de Google sí que está montada entre sus mecanismos. En realidad, el GPS no falló, lo que falló fue la forma de interpretar la información o la falta de ella.
Responsabilidades difusas
Cuando se apunta a la responsabilidad del conductor, Bob Zimmerman, el abogado de los Paxton, afirma que nada se hizo para reparar el puente o eliminarlo de Google Maps. Resta peso a la actuación de su defendido, y carga contra terceros. «Phil no tenía idea de que durante nueve años hubiera una caída de siete metros en medio de la carretera de una zona residencial».
El puente había sido destruido por una inundación nueve años antes. La policía declaró que la carretera no estaba siendo mantenida por el estado de Carolina del Norte, y estaba fuera de los límites de la ciudad de Hickory; por lo tanto, tampoco es tarea de la municipalidad hacerse cargo. Alicia ha presentado ahora una demanda civil contra Google y otros responsables del puente, pero la más importante es la primera, por tener connotaciones de mucho mayor calado. De entrada, el puente ha sido eliminado de Google Maps, pero el daño ya está hecho. Hasta ese momento, el paso por el puente destruido estuvo catalogado como transitable durante años.
Hay más preguntas en el aire. ¿Alguien advirtió del hundimiento del puente a Google? Si se hizo, ¿por qué no actualizaron sus mapas? Si Google recauda datos de sus usuarios, ¿ningún sistema humano o técnico se dio cuenta de que nadie pasaba por ese puente desde hacía nueve años? ¿Cada cuánto tiempo se mapean y actualizan esas carreteras? ¿Por qué no estaba señalizado?
Casuística conocida
El propio buscador de Google puede ofrecer decenas de casos de conductores que se han fiado de la aplicación de mapas del gigante de Internet, y han acabado mal. Coches embarrancados en mitad de una playa, trailers atorando el tráfico en pueblos perdidos, o viajeros que acaban a cientos de kilómetros de su destino programado. A pesar de que es un servicio muy útil para la gran mayoría de sus usuarios, y muchas de estas situaciones suelen sacar a cambio sonrisas, es algo que no ocurre cuando hay víctimas mortales de por medio.
En ausencia de conocimiento de las rutas, o la desaparición de mapas en papel, los conductores están empezando a depender de los servicios de mapas basados en GPS para la navegación. Es la razón por la que las autoridades de muchos países han advertido a los proveedores sobre las peligrosas imprecisiones en sus herramientas. Por otra parte, Google Maps es un servicio gratuito, y, por lo tanto, se quita de responsabilidades en caso de un uso incorrecto, que es una definición algo difusa.
Cuanto más se tecnifiquen los coches y más se automaticen, más se irán acomodando sus conductores y menos tareas harán. De esa guisa las responsabilidades quedarán en manos de los algoritmos, de los sensores, de mecanismos tecnológicos que serán los responsables en caso de accidente. La causa de ellos dejará de ser el conductor y todo basculará hacia el propio coche.
Aseguradores y fabricantes aún no tienen claro quién pagará en el futuro, pero sí que saben que esto va a ir a más. La autoconducción de Nivel 3 está comenzando a abrirse paso, y tras ella llegará el Nivel 4. Están a punto de llegar nuevas situaciones, nuevas reglas, y nuevos actores… y todo por un Jeep que se cayó por un puente una mala noche, porque la tecnología no ayudó esa vez.