Volkswagen Golf: el rey de la clase media se actualiza para no perder su trono
La firma necesitaba revitalizar el modelo para plantar cara a vehículos chinos y eléctricos
La historia de la automoción jamás se entendería sin el Golf. El coche mediano, que no se caracteriza por nada especial, pero todo lo hace bien. No es el más bonito, ni el más rápido, ni el que menos gasta; no es el más-de-nada, pero gusta a todos. Que cumpla medio siglo y haya colocado 37 millones de unidades desde 1974 es por alguna razón.
Y no le va a ser fácil mantener su corona de ser uno de los coches más vendidos, aceptados, que menos valor de mercado pierden con el paso del tiempo, y que sirve para todo. Aunque quizá carezca de la pegada de la era preSUV, sigue gozando de una enorme aceptación. Por eso en Volkswagen han pisado con fuerza el acelerador con un modelo que no es nuevo, aunque da un gran salto hacia delante con cambios relativamente pequeños.
Gallina vieja da mejor caldo
El Golf cumple cinco décadas, va por su octava iteración, y Volkswagen necesitaba revitalizar el modelo para plantar cara a vehículos chinos, eléctricos, y toda la reata de opciones que cumplen funciones parecidas. El algo espartano Golf de siempre —si lo comparamos con muchos modelos de su entorno— mejora su más que correcta medianía para que sus contrincantes no le arañen la espalda con sus zarpazos.
Los coches alemanes que se venden fuera de sus fronteras tienden a ser escasos de equipamiento; todo aquel extra que se desee y mejore la experiencia, hay que pagarlo aparte. En esto el nuevo-viejo Golf, porque no es un modelo nuevo, sino una serie de mejoras, para dar un salto de calidad y en varios apartados, uno bastante sorprendente: inteligencia artificial a bordo.
Una de las mejoras menos esperadas, pero lógicas, es la adopción del servicio en línea de ChatGPT. Con base en órdenes verbales, la inteligencia artificial de moda puede hablarte mientras conduces a través de IDA, el asistente de voz del propio coche. No charlarás con ChatGPT, sino que será IDA la que te hable, con el músculo añadido de la tecnología de moda y su materia gris digital.
Todo el sistema está basado en un hardware nuevo, más moderno y avanzado que los vistos hasta ahora en los Volkswagen. La firma quiere dejar atrás los problemas con sus versiones previas y parece un mecanismo mucho más pulido. Con una pantalla de 10,4 para el conductor, y otra de 12,9 pulgadas como consola central, se puede acceder al sistema de infoentretenimiento, y diversas funciones. Los que padecen ante la pantallitis aguda tan en boga no deberían sufrir: el Golf sigue teniendo una enorme cantidad de botones, palancas, y ruedas que manipular. El volante es un gran muestrario de pulsadores.
Botones aparte, con la voz se pueden manejar el aire acondicionado, el teléfono, sistema de navegación, o cualquier información disponible online, como por ejemplo la previsión meteorológica o la cartelera del cine más cercano. Es un cambio lógico, y algo que poco a poco irá invadiendo el resto de modelos de la marca y resto del mercado. Como opción, estará disponible un Head-up-display.
Ya en marcha, Volkswagen asegura que su producto estrella puede recorrer hasta 1.000 kilómetros con un solo llenado… o más bien dos llenados, el petrolero y el eléctrico. Esto es lo que anuncia Volkswagen con orgullo, y se basa en dos pilares: bajo consumo en su ciclo térmico, y una autonomía de hasta 100 km en modo eléctrico en la opción híbrida enchufable. Sus motores arrancan con unos básicos 115 CV en las versiones de acceso a la gama, y la variante híbrida GTE con 272 caballos en el extremo superior.
En la zona media, hay motores de 150 y 250 CV híbridos, y dos diesel, que clonan las capacidades de sus hermanos de gasolina con 115 y 150. Todos ellos son de tracción delantera, sin más opciones en este apartado, y con cajas de cambio manuales y automáticas, solo de este último tipo en la zona alta de potencia. Curiosamente, el Golf más rabioso de todos solo tenía un mercado interesado en el cambio manual: el país donde menos cambios manuales hay, EEUU.
Volkswagen, muy en línea de agradar a todos sus posibles clientes, saca dos tipos de hibridación: Mild Hybrid, para aquellos que no tengan dónde cargar la batería de su coche enchufable, y una segunda motorización que sí atiende a esta segunda opción. Esta segunda es la encargada de defender ese recorrido de mil kilómetros sin repostar, denominados Golf eHybrid y Golf GTE.
Y más bonito por fuera
El lavado de cara habitual en el ecuador de la vida de cada modelo ha tocado al Golf VIII con varios detalles. Su frontal es más afilado, y hay gráficos tridimensionales en la iluminación trasera, muy en línea con modelos eléctricos, su logotipo se ilumina en el frontal. Los faros delanteros, LED, aseguran alcanzar hasta 500 metros. En los acabados más exclusivos, los intermitentes son del tipo dinámico.
Si alguien teme darle un golpe a esos faros al aparcarlo, ha de saber que en lo sucesivo, el Golf dispondrá de un nuevo sistema de asistencia al parking. El Park Assist Plus será capaz de encontrar plaza libre donde encaje la anatomía del Golf, ya sea en paralelo a la acera o en batería. Para hacer hoyo, el Golf se hará cargo de la dirección, acelerador y freno, con el conductor sentado dentro, o incluso fuera del vehículo. El coche podrá entrar o salir de la plaza si fuera muy estrecha, manejado de forma remota, sin necesidad de abrir y cerrar puertas.
Si el conductor quisiera hacerlo ‘a mano’, el sistema Area View remite imágenes de 360 grados a la pantalla de infoentretenimiento con visión de bordillos, líneas pintadas en el suelo, y otros vehículos cercanos.
Accesorios
Los primeros Golf están muy lejos de lo de hoy. Lo espartano de aquellos acabados nada tiene que ver con lo que veremos en este Golf VIII 2.0, y la retahíla es larga como muy pocas veces se han visto antes en un Volkswagen. Arranque sin llave, detector de señales de tráfico. Control de crucero, sensores de aparcamiento delante y detrás, Android Auto y Apple CarPlay, retrovisores plegables, calefactables y con función de memoria, cargador inalámbrico para teléfonos móviles, o control de crucero adaptativo vienen desde casi las áreas más bajas del catálogo.
Si se trepa gama arriba hay elementos más interesantes como las suspensiones adaptativas, el asiento del conductor con ajustes eléctricos de 14 posiciones, sistema de iluminación ambiental de 30 colores —algo muy chino—, cámara de visión posterior, o el selector de modos de conducción, entre otros, que la panoplia de elementos es larga e intensa.
Los Golf VIII de segunda generación llegarán los concesionarios en primavera, aunque aún no tienen precio. No debería ser muy dispar de los 33.010 euros de la versión básica actual. Puede que no parezca un coche barato, pero su duración es casi eterna, apenas se deprecia, su calidad está fuera de toda duda, y lo mejor: gusta a todos. 37 millones de usuarios no pueden haberse equivocado durante medio siglo.