Red Bull construye el coche 'de calle' que promete ser más rápido que un Fórmula 1
Se trata de un superdeportivo capaz de desarrollar 1.200 caballos de potencia con un motor de menos de 150 kg de peso
Es una absoluta locura. Todo. El concepto del vehículo, sus cifras, su precio, y que su diseñador sea el ingeniero que más títulos de Fórmula 1 acumula en las vitrinas de su casa, Adrian Newey. La guinda del pastel es que su promotor no sea una marca de coches al uso, sino la de una bebida energética. Es el Red Bull RB17.
La Fórmula 1 no tiene unos Sanfermines, y debería. No hay unas 24 Horas de Le Mans, o unas 500 Millas de Indianápolis, que reúnan a modo de mascletá a los mejores pilotos del planeta, aficionados, fanáticos de la actividad y a lo más florido de la industria. La inexistencia de una cita así es una de las razones por las que el Goodwood Festival of Speed sea un evento único. Promovido por el Duque de Richmond, consiste en una megareunión con este contenido en su cortijo británico —allí son palacetes—.
No todas las carreras de Fórmula 1 venden más de cien mil entradas, que es lo que sí hacen en Goodwood. Es debido a ello, y al calor mediático que encuentra, que las marcas han encontrado el lugar perfecto para presentar lo más florido de sus catálogos en esta especie de celebración de la velocidad. Por eso, que allí haya sido presentado formalmente el Red Bull RB17, el primer coche creado por la marca de bebida energética no es una sorpresa, sino un escenario lógico.
El biplaza aún no puede correr, pero se ha dejado ver por primera vez más allá de diseños digitales o bocetos. El coche no es dinámicamente hábil, pero entrará en producción en breve, y lo que se ha mostrado es una suerte de maqueta, o coche estático. Y no ha dejado indiferente a nadie.
Han sido el director de la escudería Red Bull, Christian Horner, y su diseñador, el mítico Adrian Newey, los encargados de desvelar sus sinuosas líneas y aportar algunos datos numéricos que dejan traspuestos al resto de fabricantes de supercoches. No todas tienen algo así en su catálogo, y con toda seguridad, miran de reojo. Solo Aston Martin con el Valkyrie, Mercedes con el AMG-One o Ferrari con el 499P Modificata, réplica de sus coches ganadores en Le Mans poseen algo equiparable.
El proyecto ha sufrido algunas modificaciones desde que fue anunciado a principios del verano de 2022, y el más visible ha sido el cambio en su propulsor. En principio estaba previsto que equipase un V8 turboalimentado con una arquitectura basada en modelos procedentes de la Fórmula 1. Sin embargo, han cambiado de idea, y será un V10 atmosférico de 4,5 litros de capacidad. La razón es audioestética.
Según explica Newey, pretendían que el coche fuera tan bonito y atractivo que fuese casi una obra escultural; que pudiera exponerse en un museo por el mero hecho de apreciar sus formas. Y en ello entra también el sonido. El ingeniero tenía en mente que su coche desarrollase al menos mil caballos de potencia, pero su bloque motor no pesase más de 150 kilos. Los motores turbo rinden más que los atmosféricos, y su equilibro peso/potencia es más favorable, pero no sonaría igual. La presión con que el turbo absorbe los gases devora los decibelios, y de ahí el cambio. En palabras del técnico, no hay nada que suene como un F1 de la primera década del XXI, y aquellos coches tenían motores V10 atmosféricos.
El modelo definitivo, que entra en producción este mismo verano y del que se fabricarán solo cincuenta unidades, será algo más pequeño que el presentado. El de las imágenes que acompañan a este artículo es con el que han estado trabajando, pero deseaban que el modelo pudiera recibir la homologación para poder participar en las 24 Horas de Le Mans. Esto conllevaría algunos cambios de orden regulatorio, —medidas, motor y aerodinámica, sobre todo—, aunque el resto del coche sea casi el mismo.
Y el resto del coche consiste en esencia en un chasis monocasco de fibra de carbono, y ese motor central que será capaz de alcanzar las 15.000 RPM. Un coche de calle apenas pasa de 5.000 y un deportivo rara vez llega a las 10.000, así que este llegará a cotas propias de motos de carreras.
Toda la energía que genere, y se habla de nada menos de 1.200 caballos, se aplicará al suelo mediante una caja de cambios de fibra de carbono. Su velocidad estará autolimitada 370 km/h, y la aceleración no ha sido declarada, aunque el propio Newey ha expresado que en Silverstone podría ser algo más rápido que el F1 que hizo la pole position el fin de semana del Gran Premio de Inglaterra.
Hay un detalle que no debería escapar al ojo atento: el RB17 no tiene portaplacas donde montar la matrícula… porque no la necesitará. No es que pueda rodar alegremente sin ella, sino que su finalidad última no será la de ser usado para pasearse por el barrio, sino solo para correr sin limitación alguna en circuitos.
Sin dar muchos detalles, Red Bull ofrecerá a su clientela un programa de salidas a los mejores circuitos de carreras del mundo al estilo del Ferrari Corse Clienti. No ha especificado qué trazados entran en su plan, pero sí ha aclarado que a cambio de la factura ofrecerá una garantía de dos años o 4.000 kilómetros, el hito que se alcance antes. Van a ser coches que rueden muy poco, pero de manera intensa.
Cada unidad se creará alrededor de su cliente, que elegirá diversas combinaciones en sus acabados y personalizaciones. El plan no era otro que crear un coche capaz de emular las sensaciones de un Fórmula 1, pero que pudiera ser ocupado por dos personas; el piloto y un instructor, un amigo, una pareja, o alguien capaz de aguantar las aceleraciones y frenadas de algo así. Y dicho de forma paralela, alguien con un amigo capaz de desembolsar los 7,1 millones de euros que costará esta nave espacial que hace parecer viejo a cualquier nave espacial de la ciencia ficción.
Queridos Reyes Magos, dos puntos…