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A Maybach le ha llevado casi un siglo lanzar un biplaza descapotable... y es alucinante

Este coche no se diseñó con 580 CV para acelerar, sino para pasearse con estilo

A Maybach le ha llevado casi un siglo lanzar un biplaza descapotable… y es alucinante

Mercedes-Maybach SL680 Monogram Series.

Más de un siglo. A la Rolls-Royce de Mercedes le ha llevado todo ese tiempo en sacar al mercado un roadster, un biplaza descapotable. En los años 30 hizo algo parecido, pero no era como este deportivo para dos pasajeros, que tiene más de salón de casa que de coche de carreras.

Su nombre es Mercedes-Maybach SL680 Monogram Series, y atiende a una petición de su clientela, que solicitaba un coche más pequeño. Esto es algo que va en contra de la costumbre de Maybach, la de lanzar enormes berlinas y limusinas. En realidad se trata de una adaptación ultrajosa de un Mercedes SL, pero con unos detalles y acabados llevados al extremo que no dejan de sorprender.

Maybach nació en 1909 como una filial de Zeppelin, y que hacía motores; algo parecido a la BMW que conocemos hoy, que acabaron haciendo coches. En los años 60 fue adquirida por Mercedes-Benz, que la sacó como marca autónoma en 2002, pero a tenor de sus bajas ventas, se rebautizó en 2015 como Mercedes-Maybach, una especie de familia prémium de la propia firma de Stuttgart.

El primer roadster de la marca emana del SL, pero no quiere competir con él en prestaciones, sino superarle en nivel de acabados —que ya era difícil—, con un vehículo cuyo eje sea el placer de conducir. Que haya sido presentado en el concurso de elegancia de Pebble Beach, en California, invita a pensar que este modelo no se parió para correr sin límites por la Autobahn germana, sino para pasear por la costa de California mientras se ve caer el sol.

De hecho, podría llevar el potente V12 de sus hermanos mayores, y, sin embargo, porta el V8 de 580 caballos, que pocos no son, pero sus prestaciones no dan para dar caza al SL63 de Mercedes a secas con el mismo propulsor. Porque la meta no es correr, sino ir como subido en una alfombra mágica. Aunque compartan muchas partes mecánicas, se han suavizado las suspensiones y los soportes del motor, con idea de que vibraciones, ruidos, y traqueteos sean aún menos perceptibles.

Los compradores pueden elegir entre el acabado exterior en rojo Garnet o blanco Opalita, en combinación tonal con un elegante negro aplicado al capó delantero y la capota. Lo que sí se puede elegir es poner o quitar una exótica profusión de logotipos sobre estos dos elementos, que le hace adquirir un aspecto similar al de los bolsos de Louis Vuiton. Mires a donde mires verás el logotipo de la marca, ya sea en el interior de los faros, volante, capó o techo de lona, laterales, estibo cromado, trasera, entrada de aire bajo la parrilla delantera principal, pinzas de freno, o tapicería interior. Nadie se va a confundir.

A pesar de ello, Daimler deja algunas gotas de su origen, como la estrella de tres puntas que preside el morro, las tuercas únicas en cada rueda —como en la Fórmula 1—, o el interior de los tiradores de las puertas, que emergen de ellas al primer toque.

El diseño exterior tiene alma de Mercedes, pero formas art déco retrofuturistas, con una enorme profusión del cromo metálico; no plásticos recubiertos, sino metal pulido al extremo. Tanto que ante el pilar A, el que enmarca a la luna delantera, te podrías afeitar o maquillar perfectamente; refleja tanto como un espejo de baño.

Las ruedas son enormes, con llantas de aleación de 21 pulgadas y 40 radios muy finos —los hemos contado—, que rememoran aquella época en la que los coches llevaban radios como los de las bicicletas.

Lujo extremo

Una vez dentro, se puede apreciar que hay hoteles de siete estrellas más cutres y dejados. Rebosa lujo por todas partes, y acabados fuera de lo común. Los asientos de piel de napa —tratados con granos de café— llevan costuras que juegan con el logotipo de la marca. Son calefactables y refrigerados, exclusivamente blancos, y sin posibilidad de elección; ojo con mancharlos.

Interior del Mercedes-Maybach SL680 Monogram Series.

La piel envuelve los pilares, y sube hasta el techo, que pasa a ser de alcántara, al parecer porque reduce el ruido exterior mejor. El techo se puede plegar en 16 segundos y hasta una velocidad de 50 km/h. La pantalla principal, la central, puede variar su posición ante la posibilidad de que aparezcan reflejos y destellos que hagan perder visibilidad.

Volante original

El volante es bitono, con una circunferencia exterior muy oscura, casi negra, y una interior de piel blanca. En él se pueden ajustar los modos de conducción, que son tres: Confort, Sport o Confort Maybach, que es una sublimación de la primera. Debe ser como ir levitando sobre el asfalto, porque en ese momento adapta las suspensiones al estado de la carretera que va leyendo con cámaras que hay en donde está el retrovisor.

Con el resto de botones hápticos en el volante se pueden manejar los modos de pantalla del conductor, y el sistema de sonido. A cargo de la firma Burmester, dispone de su acabado 4D High-End que incluye la tecnología Dolby Atmos. El aspecto general es modernista, lo que le da un cierto toque vintage.

Mucha potencia, pero sin acelerones

El motor V8 de cuatro litros entrega 580 caballos, pero a Maybach le da igual que corra mucho o poco. Todo está pensado en la comodidad, y el placer de pasearse en este tracción a las cuatro ruedas, con todas ellas directrices. Daimler empezará a comercializar en Europa a finales de año, y los estadounidenses interesados tendrán que esperar hasta 2025.

La marca no ha proporcionado cifras de precios, pero se barrunta un PVP de unos 250.000 euros, lo que puestos a pagar letras, el que se pille uno, estará abonando recibos durante mucho tiempo. Con un nombre tan largo, como Mercedes-Maybach SL680 Monogram Series, la letra sale a unos 7.350 euros. Quien los tuviera…

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